23 de abril 2018 - 23:00

Corea del Norte evalúa imponer un modelo económico inspirado en China

Luego de su anuncio de suspender los ensayos nucleares, Kim Jong-Un apura las reformas para incorporar al país en el capitalismo sin hipotecar a su partido comunista.

Seúl - La promesa del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, de trabajar en "la construcción económica socialista" podría anunciar reformas inspiradas en el modelo chino, avisan los expertos. Pero Pyongyang nunca lo dirá explícitamente.

El régimen anunció el sábado el fin de los ensayos nucleares y de misiles intercontinentales, un gesto saludado por el presidente estadounidense, Donald Trump, que debe reunirse próximamente con Kim para una cumbre inédita. En su discurso, el líder norcoreano anunció también que la "nueva línea estratégica" del Partido de los Trabajadores de Corea sería "la construcción económica socialista".

Hubo un tiempo en el que, al terminar la Guerra de Corea (1950-1953) el Norte era más rico que el Sur, beneficiándose completamente de la estrategia del colonizador japonés de concentrar al norte el desarrollo industrial de la península.

Pero esta situación cambió completamente por el espectacular auge del Sur y el colapso de una economía estática norcoreana lastrada por décadas de mala gestión y luego por la caída de la Unión Soviética.

En 2016 el sueldo medio era 20 veces superior en el Sur, según las estadísticas surcoreanas. El Norte no publica ninguna cifra del PBI.

Las cosas parecen haber mejorado desde la llegada al poder de Kim Jong Un a finales de 2011, el Norte tolera cada vez más iniciativas privadas y la proliferación de pequeños empresarios generan comercio de productos alimenticios y de bienes llegados de China.

En 2016, la economía norcoreana experimentó su expansión más fuerte, según el Banco Central surcoreano. Pero esta tendencia podría verse afectada por la intensificación de las sanciones internacionales.

Para Andrei SS, del think tank Korea Risk Group, Kim tiene la idea de implementar "un programa económico de estilo chino".

El líder norcoreano no tiene más que poner los ojos en China y Vietnam si quiere ejemplos de partidos comunistas que abrazaron el capitalismo sin hipotecar al partido único. Incluso lo consolidó, porque la mayor prosperidad fortaleció al poder.

Oficialmente, Kim no toma el camino. ¿No había denunciado en el congreso del partido de 2016 -el primero en 36 años- "el viento sucio de la libertad burguesa, de la 'reforma' y de 'la apertura' que sopla en casa de nuestro vecino"?

Pero en los hechos, el cambio es real. Encargados de fábricas norcoreanos comentaron recientemente que una vez que completan las cuotas fijadas por el Estado, son libres de comprar y vender a precios negociados con proveedores y clientes.

Las empresas estatales pueden así mismo invertir en otros sectores de actividad mediante filiales. La aerolínea nacional Air Koryo ha invertido de esta manera en bebidas sin alcohol y taxis.

Hasta el momento, el Norte está lejos de producir en cantidades suficientes. Incluso en los años sin sequía, más del 40% de su población sufre de desnutrición, según la ONU.

Para Lankov, el Norte aumentará sus inversiones en infraestructuras, autorizará una autonomía mayor para las empresas públicas o permitirá a los empresarios conservar sus beneficios.

Kim Jong Un "espera lograr un crecimiento económico sostenible, mejorar el nivel de vida", dice Lankov.

Difícil, sin embargo, anunciar un giro de 180 grados.

"Al contrario que su padre o su abuelo, Kim no tiene ningún vínculo sentimental o ideológico al modelo socialista", reconoce Lankov.

Pero si Jruschev condenó a Stalin y si Deng Xiaoping condenó a Mao, Kim apenas puede escapar del legado familiar, considera. "No se puede tocar la ideología porque no se puede decir que su padre o su abuelo estaban equivocados".

Agencia AFP

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