25 de abril 2018 - 22:16

“Punta del Este está volviendo a épocas doradas”

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Wilder Ananikian asumió el año pasado por segunda vez la presidencia de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya. En diálogo con Ámbito Biz analizó el mercado a ambos lados del Río de la Plata. El efecto blanqueo.

Wilder Ananikian. Foto: Ignacio Petunchi.
Wilder Ananikian. Foto: Ignacio Petunchi.
Periodista: Hace 25 años que está en este negocio. ¿Qué diferencias encuentra de ese momento a hoy?

Wilder Ananikian: Los cambios que se han dado desde 2005 son impresionantemente tecnológicos. La tecnología es lo que prima en todo el mundo, por eso lo estamos trayendo. Hay que ir concientizando y capacitando a la gente, especialmente en smartphones. Nos están afectando las plataformas disruptivas, como Airbnb. En Argentina le están aplicando 28% de impuesto, pero en Uruguay no. El año pasado se hicieron 62.000 transacciones en el Este y eso hizo que cerraran muchas inmobiliarias porque los alquileres se pasaron al sistema informal. Queremos posicionarnos formando nuestra propia plataforma o subirnos a una ya existente, y así potenciarnos.

P.: ¿Por qué ese vuelco hacia la informalidad?

W. A.: El que arrienda a través de esas plataformas se ahorra el IRPF (Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas), comisiones, etc. El Gobierno está preocupado y nosotros también.

P.: ¿Y qué hace el Gobierno al respecto?

W. A.: Nos trasladó la solución a nosotros, que les presentemos algo, y por eso estamos haciendo un llamado internacional para presentar propuestas.

P.: En Argentina el turista suele quejarse de los precios locales ¿cómo es en Uruguay?

W. A.: Entre 2010 y 2015 tuvimos una época dorada cuando los argentinos llevaron dinero a Montevideo, hasta que se firmó el acuerdo tributario y se anestesió el mercado. El argentino siempre fue comprador en Punta del Este, pero había desembarcado en Montevideo. Con un ticket cerca de los u$s80.000 o u$s100.000, y hoy está en u$s200.000. Eso hizo que abrieran cuentas, que entrara dinero y tenían ingresos de capital en Uruguay. En ese sentido Punta del Este se trancó después de 2014. Tuvo tres años muy malos y recién en 2017 retoma y hace su mejor temporada de los últimos 20 años. Y esta última fue aún mejor, porque se juntaron muchas cosas.

P.: ¿Qué cosas?

W. A.: Uruguay tiene 3,5 millones de habitantes y en 2017 recibió 4 millones de turistas. Y viene subiendo. De esos 4 millones, el 70% son argentinos. Se juntó que les conviene el tipo de cambio, que tenemos buenos servicios y beneficios tributarios. Así recuperamos público que elegía Brasil. Eso vino también de la mano de una ley de inversiones para proyectos de gran porte, arriba de los u$s15 millones, y cuanto más alta sea la inversión más importante es la rebaja tributaria. Ahí aparecieron en el mercado 52 proyectos empezados en diciembre. En marzo se decidió ampliar la vigencia de esta ley porque dio muy buenos resultados. Fueron u$s1.900 millones de inversión. La mitad de esos proyectos son en Punta del Este y la otra mitad en Montevideo y Canelones. En Punta del Este el 80% de los capitales y desarrollistas son argentinos. Con valores, en primera línea, que arrancan en los u$s3.200 de pozo. Tiene opciones para todos los públicos.

P.: ¿Qué impacto tuvo el blanqueo de capitales argentino en Uruguay?

W. A.: La mayor parte de lo que se blanqueó quedó en Uruguay. Y se siguen haciendo proyectos y se sigue comprando. Porque lo que pasó es que el que blanqueó, pagó y tenía que traerla de nuevo. Entonces la plata quedó en Montevideo y se siguió reinvirtiendo. El blanqueo fue una muestra de confianza para el Gobierno de Macri porque se llegó a casi a u$s120.000 millones. Y a su vez dinamizó el mercado uruguayo. Los argentinos volvieron a creer y volvieron a Punta del Este.

P.: Con el blanqueo en Argentina, ganó Uruguay; con el cepo y las retenciones también. ¿Cómo se explica?

W. A.: Primero porque no creen en sus gobiernos. Antes el dinero iba en ferry de a millones todos los días. Por otro lado, recuerdo una encuesta hace años en la que el 90% de los argentinos elegía Uruguay si tuviese que irse del país. Porque somos un país amigable, cercano, que conocen. Con el blanqueo pasó eso. Es un tema de credibilidad. Tenemos un sistema financiero estable, una Justicia que funciona, y aunque cambien los gobiernos siguen las normas. Hace 12 años que tenemos un Gobierno que no tiene nada que ver con el anterior, pero que mantuvo una línea internacional; y que si bien es de izquierda sabe lo que es una inversión extranjera directa. Hay proyectos por u$s14.000 millones para hacer obras, hay mucho para hacer.

P.: ¿Qué ventajas y desventajas tiene Uruguay para invertir?

W. A.: Nosotros tenemos costos altos de construcción. A diferencia de Argentina que nunca tuvo dos años seguidos de crecimiento, nosotros llevamos 14. Es verdad que tenemos un dólar bajo. De inflación tenemos un 6% anual; el año pasado nos asustamos porque casi llegó al 10%, pero eso está controlado. El préstamo hipotecario en Uruguay cambió su matriz después de la crisis de 2002, en la que estábamos todos en dólares. En Europa o EE.UU. para comprar una casa te dan casi el 100% de la propiedad, y de todas las operaciones el 90% se hace con préstamos hipotecarios. Acá estamos al revés. La gente no toma crédito porque ya se quemó con leche. Ahora se presta a unidad indexada, que es moneda local y se ajusta por el IPC diariamente. Y los bancos están prestando por unidad indexada más el 6% o el 8% anual a 15 o 20 años. Hay mucho dinero para prestar. La ley de vivienda promovida hizo que el mercado se vuelque hacia allí, porque tenía muy buenos beneficios tributarios. Pero parece que el Gobierno consideró que era un negocio demasiado bueno para los desarrollistas, decidió poner un tope a los valores y eso frenó a la mitad los proyectos. Después puso tope a los alquileres también.

P.: ¿Cómo está la economía uruguaya?

W. A.: Tenemos el problema de que en épocas de bonanza el Gobierno no ha hecho ahorros. Tenemos dificultades. Con un dólar bajo se quejan en el campo y en la industria. La matriz energética de Uruguay cambió en 4 años y ahora el 40% es eólica, pero los precios en lugar bajar aumentaron, porque el excendente se lo vendemos a la Argentina a un valor 5 veces menos que en Uruguay. Las tasas de desempleo nos dan bien y la pobreza está equilibrada. La economía está sólida. Cuando Montevideo y Punta del Este están bien en construcción, Buenos Aires arranca. Y así como la plata del blanqueo quedó allá, ahora cuesta que venga a Uruguay, porque el argentino está invirtiendo en Argentina. Vamos a tratar de llevar agua para nuestro molino.

P.: ¿Y cómo ve a la Argentina?

W. A.: Si se pone en el radar internacional, como lo está haciendo Macri, porque nadie quería venir a la Argentina por su alto riesgo inmobiliario; si se ordena internamente, como lo está haciendo, Argentina tiene todo para crecer. La Argentina se está sentando en mesas importantes.

P.: ¿Cuál es el secreto de Punta del Este?

W. A.: Tiene todo. Se formó con los argentinos hace 100 años. Con ese glamour y buena onda que le ponen. Hay que pensar que en temporada ahí están quienes manejan el 75% del PBI de Latinoamérica. Es un ambiente para hacer negocios. Esperamos que los argentinos sigan invirtiendo. Hoy creo que volvió a niveles de épocas doradas. Tienen un 70% de las propiedades de Punta del Este. Eso hace que exista una exportación de miles de millones de dólares en expensas.

P.: ¿Tiene techo?

W. A.: Yo creo que no. Siempre me dicen a quién le van a vender todo esto, me lo dicen hace muchos años, pero todo se vende.

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