31 de mayo 2018 - 23:03

Tarifas fracturó a la corporación política: crisis Cambiemos y PJ

• AVANZÓ EL PROYECTO DEL MASSISMO Y EL KIRCHNERISMO DE CARA A 2019
Pichetto le cedió centralidad a Cristina y se despegó de los gobernadores. El oficialismo pagó errores propios y la rebeldía de la UCR-Carrió.

Socios. Miguel Pichetto, exjefe de bloque de Cristina, volvío a votar con la expresidenta.
Socios. Miguel Pichetto, exjefe de bloque de Cristina, volvío a votar con la expresidenta.
La guerra en el Congreso por las tarifas quebró a la política. En todos los bandos. Cambiemos y el peronismo deberán iniciar un recuento de daños para relanzar estrategias después del Mundial de Rusia. Nunca el fútbol llegó en un momento tan oportuno para la corporación política que padece una crisis interna y fracturas expuestas con bajas tanto en el oficialismo como en la oposición.

Miguel Pichetto, presunto gerente de los gobernadores del PJ en el Senado, se desmarcó de los líderes territoriales y se abrazó al liderazgo de Sergio Massa y Cristina de Kirchner, ideólogos del proyecto que retrotrae las tarifas a noviembre de 2017. El fastidio mudó de los mandatarios provinciales del peronismo, se concentró ayer en el jefe de la bancada del justicialismo en la Cámara Alta: "Miguel se creyó que puede ser presidente en 2019 y privilegió a Massa antes que a la liga de gobernadores".

Pichetto desoyó al cordobés Juan Schiaretti, al salteño Juan Manuel Urtubey, al entrerriano Gustavo Bordet, al riojano Sergio Casas y a la fueguina Rosana Bertone, todos detractores públicos de la ley anti-tarifas que impulsaron el massismo y el kirchnerismo. Sin embargo, no todos los gobernadores controlan votos en el recinto ya que la mayoría responden a sus antecesores alineados con Cristina de Kirchner. Es decir, Pichetto tiene más votos en la Cámara alta que los mandatarios provinciales.



Por primera vez, el bloque justicialista exhibió fisuras en el recinto. El salteño Rodolfo Urtubey sostuvo en el recinto la postura de su hermano gobernador y se desmarcó del acuerdo Pichetto-Massa-Cristina. El mandatario de Salta es el único que blanqueó su aspiración de ser candidato presidencial de un peronismo renovador y ya se anotó los apoyos de Bertone, Bordet, el chaqueño Domingo Peppo -ahora enfrentado con su antecesor ultra kirchnerista Jorge Capitanich) y el misionero Hugo Passalacqua. Pichetto desperdició así la posibilidad de fortalecer en el recinto a un candidato competitivo capaz de pescar votantes en la misma pecera de que Mauricio Macri.

En Cambiemos la interna no es menos caótica. El germen de la rebelión peronista en el Congreso la plantaron el radical Alfredo Cornejo y la cívica Elisa Carrió. El gobernador de Mendoza y jefe del Comité Nacional UCR fue el primero en desafiar la política energética de la Casa Rosada y se enfrentó abiertamente a Juan José Aranguren. Lilita directamente ni siquiera se quedó en el recinto para rechazar el proyecto anti-tarifazo de la oposición. Ayer en el recinto del Senado, el peronista José Mayans le refrescó el cuadro de situación en la cara a Humberto Schiavoni, jefe de los senadores macristas que debutó con un sabor agrio: "Ni siquiera los de Cambiemos apoyan esta ley. Carrió se levantó de la banca en Diputados para no tener que votar".

Mayans abrió el debate con una advertencia velada a la gobernabilidad: "Cuanta más justicia social, mayor paz social. A mayor injusticia social, más violencia social". Es la emboscada en dos tiempos que teme el Poder Ejecutivo Nacional. La sanción de la ley anti-tarifas seguida de un paro general con movilización de la CGT.

El Gobierno, y el peronismo, cosechan ahora sus propias tempestades políticas. Cristina de Kirchner volvió a ocupar la centralidad ayer gracias al discurso presidencial sobre las "locuras" de la expresidente que arrastran al PJ. La senadora de Unidad Ciudadana volvió a coincidir con su exjefe de bloque, Pichetto, después de dos años y medio. Los gobernadores, encerrados entre el ajuste de Macri y el acuerdo Pichetto-Massa-Cristina, también se exponen a perder sus territorios ante la anarquía peronista. Sin liderazgo ni estrategia unificada, emergen como una cabeza de medusa.

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