4 de junio 2018 - 23:33

Gobierno tras la crisis: el exterior (clave) y la UCR

• CANADÁ, LONDRES Y NUEVA YORK, EN LA MIRA.
• RADICALES PIDEN QUE, ADEMÁS, ORGANICEN ACTO
A Mauricio Macri le vino a medida ahora la invitación que le hizo en Buenos Aires el canadiense Justin Trudeau para participar de la cumbre del G-7. La Casa Rosada jura que Marcos Peña y Fulvio Pompeo no viajan en rol de cancilleres paralelos. El mercado mira con dudas y espera, pero en modo “nervioso”. Los radicales vuelven a pedir que se active la política y un acto de apoyo a la Rosada.

Mauricio Macri. El fin de semana tuvo escala en Santiago del Estero.
Mauricio Macri. El fin de semana tuvo escala en Santiago del Estero.
La crisis cambiaria y los efectos que continúan preocupando relanzaron en el Gobierno la necesidad de salir al mundo y no sólo por el pedido de asistencia al FMI. Mauricio Macri recibió cada uno de esos días de tembladeral financiero el apoyo de presidentes y jefes de Gobierno amigos. Queda claro que con eso no basta y las pruebas están la vista: hoy la situación del mercado es estable, pero con el "nerviosismo" a flor de piel en operadores e inversores que esperan definiciones concretas sobre el desembolso del FMI y el ajuste que el Gobierno anuncia pero aún no termina de concretar. En el medio, el mercado y las mesas siguen comportamientos conocidos.

Está claro que los operadores de dólar siguen expectantes para ver quién entra a comprar cada día los u$s5.000 millones que ofrece el Central, pero al mismo tiempo pocos se atreven a jugarle en contra al BCRA porque si sale bien el acuerdo con el FMI, el mercado se calmará y los precios se estabilizarán.

Hay tres datos clave a tomar en cuenta en medio de este panorama:

Hay temor entre los operadores porque piensan que (como otro efecto de la crisis cambiaria) cayeron las chances de que Macri gane la reelección. No es una cuestión de simpatía por el presidente, por el PRO o por Cambiemos, sino la preocupación porque un cambio de rumbo político haga dar marcha atrás con el objetivo de llevar a que Argentina (aunque sea con crisis de por medio) llegue a tener una economía normal.

Hay coincidencia entre operadores sobre que el FMI no le va a pedir a Macri un ajuste salvaje, aunque sí le supervisará el cumplimiento de algunas metas duras, pero que tampoco le va a financiar al mercado el retiro de dólares al exterior, como sucedió con los desembolsos que se hicieron en 2001 y que sólo sirvieron para ese fin.

En estas condiciones no está claro si el actual valor del dólar es real, si está más arriba o abajo de lo que debería estar. No hay una real oferta y demanda y recién después del final de la negociación con el FMI esto se podrá saber.

En medio de estos razonamientos, el Gobierno intensifica su salida al exterior. Macri contó para ese fin con la providencial invitación de Justin Trudeau a visitar como observador la cumbre del G-7 en Canadá. Cuando el primer ministro canadiense la hizo, nadie pensaba en lo útil que sería por estos días (la cumbre será 8 y 9 de este mes) que Macri pudiera fotografiarse con los líderes más importantes del mundo; muchos de ellos lo llamaron por teléfono en el último mes.

No sólo Macri sale del país. Tras un poco entendible viaje a Cuba, Marcos Peña y Fulvio Pompeo partieron a Londres el fin de semana. Hoy se reunirán allí con funcionarios y ministros del gabinete de Theresa May, parlamentarios, y pondrán una ofrenda floral homenaje a los soldados británicos caídos durante la Guerra de Malvinas, una devolución de gentilezas a lo que hizo aquí Boris Johnson frente al monumento de Plaza San Martín a los argentinos caídos en la guerra.

La novedad de ese viaje es que se bajó Luis Caputo porque Macri le pidió que se quedara a monitorear la negociación con el FMI y la marcha del mercado.

En este viaje los funcionarios estrenaron algunas normas de austeridad que Macri quiere imponer a su gabinete y a él mismo. No todos lo lograron por ahora, es evidente, pero Peña se trae como trofeo para el Presidente el haber renegociado el precio de su habitación del Hotel Claridge donde se aloja que, según la embajada, se sacó "casi a precio de canje". Estaba contenta anoche la delegación porque le podrán mostrar a Macri la rebaja y por un dato personal de Peña: se encontró en Londres con su amigo Federico Peña (nombrado vocero en esa embajada) con quien viajó por el mundo como mochilero. En realidad, también junto a Enrique Avogadro, salieron con la mochila al hombro en un barco de carga desde Buenos Aires cuando tenían 20 años hasta China; desde allí la travesía los llevó hasta España.

La Casa Rosada jura que no hay cruces de funciones entre estos viajes y las atribuciones de la Cancillería, pero la realidad es que se le parecen mucho. De Londres Peña se cruzará a Nueva York para reunirse con operadores e inversores del mercado y luego regresará a Buenos Aires.

Aquí los esperan algunos requerimientos extra que el radicalismo le esta haciendo al Gobierno. En la UCR creen que, aunque sea testimonial, deben ir adelante esta semana con el intento de sesión especial para quitarle los fueros a Cristina de Kirchner. "Hay que ponerlo en evidencia", proclaman y se quejan de la falta de senadores de Cambiemos que salieran a cruzarla en el recinto cuando habló por el tema tarifas. Le pedirán a Macri, además, que habilite la organización de un acto: "Si el peronismo sale a decir que la patria está en peligro, nosotros tenemos que marcar la cancha", exigen pidiendo un endurecimiento que no todos en el PRO están dispuestos a contemplar.

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