20 de junio 2018 - 22:00

Con los pies en el aire

ÁMBITO DE LA MUJER - Marisa Uriarte es comandante en la aerolínea LASA. En una charla con Ámbito Biz contó cómo eligió esa profesión, los obstáculos que encontró en el camino y describió la vida de una piloto.

Con los pies en el aire
Pasión. Vocación. Sacrificio. La vida de los pilotos de aerolíneas comerciales nunca es fácil. Ni desde el inicio, ni durante. Pero sin dudas aquellos que optaron por esa profesión la elegirían una y otra vez.

"Hay cosas que te gustan desde la infancia. Mirar los aviones, querer pilotearlos. A veces por circunstancias de la vida no lo podés hacer. La carrera de piloto es muy incierta en nuestro país hasta que te afianzás y podés hacer una vida como piloto. Es muy difícil llegar. Es muy costoso. Si no tenés una familia que te pueda apoyar, sostenerlo es muy difícil", cuenta Marisa Uriarte, flamante comandante de la aerolínea LASA, una de las empresas que se lanzó recientemente junto con la "revolución de los aviones" en la Argentina.

Marisa no fue siempre piloto. "Antes trabajé más de 20 años en ingeniería informática. A partir de mi trabajo en esa carrera me pude desarrollar en lo que a mí me gustaba, que era ser piloto", recuerda. Y agrega: "Es una forma de vida muy particular. Te tiene que gustar, porque estás muy poco tiempo en tu casa. Estás yendo y viniendo. Pero es una profesión apasionante".

Los costos y la dedicación que se requieren para llegar a comandar un avión de línea no es el único obstáculo con el que se encontró Marisa, una de las pocas mujeres comandante que hay en el país. "Somos muy pocas las comandantes en la Argentina. Cuando iniciás la carrera de piloto no se siente la cuestión de género. Te aceptan, lo toman con simpatía. El tema es cuando crecés en tu carrera y te aproximás al momento en que podés ser comandante", cuenta. "Cuando la mujer se acerca a la comandancia te empiezan a mirar de otra manera. Hay quien te apoya plenamente y hay una minoría que siente una resistencia a aceptar que una mujer sea comandante. No es una mayoría, pero están. Puede ser una cuestión cultural muy arraigada", agrega.

En la Argentina solo el 3% de la población de pilotos son mujeres. Es una media que está en línea con lo que pasa en el resto del mundo. Sin embargo, más allá de que aún existe alguna resistencia, eso está cambiando y cada vez son más las mujeres que rompen los moldes preestablecidos. "Yo volé 5 años como primera oficial en una aerolínea que ya no opera. Ya estaba calificada para volar como comandante, pero no se abrieron vacantes y no llegué a pilotear. Cuando cerró la empresa aparecimos muchos trabajadores con experiencia en el mercado y la verdad es que a mí me costó mucho reinsertarme", dice antes de recordar cosas que le pasaron cuando comenzó a presentarse en otras aerolíneas. "Una vez fui a una empresa a dejar el currículum y la persona que me lo recibió me dijo abiertamente en la cara: 'Mirá, tu experiencia es interesante, pero no sé si voy a poder hacer algo por vos porque los dueños de la empresa no aceptan mujeres piloto'. En otros lugares no me lo dijeron frontalmente, pero se notaba una resistencia encubierta, porque contrataban a personal masculino con igual o menor experiencia que yo y directamente no llamaban a mujeres".

La oportunidad le llegó con LASA, una compañía donde la inclusión es una premisa. "Acá fue absolutamente normal. Me aceptaron con una sonrisa, me abrieron las puertas, me allanaron el camino. Y ahora estoy esperando que llegue el avión para empezar a volar como comandante", afirma Marisa, que entró en la empresa en diciembre.

Para Marisa, a la hora de elegir ser piloto pesa la vocación, la tradición familiar, y también, en menor medida, las cuestiones culturales. "Yo nací en una familia en la que no había condicionamiento de género, ni para el trabajo ni para los juegos. Pero es cierto que no es lo más común. A lo mejor cuesta un poco ver a la mujer en áreas técnicas, pero cada vez hay más", asegura. Y sigue sobre su pasado: "Cuando yo era chica nunca se me ocurrió decirle a mí papá que quería ser piloto. Si bien él me apoyaba en todo lo que quisiera hacer, incluso me llevó a mi vuelo de bautismo y todas las veces que necesité ir al aeroclub, a mí no se me ocurría plantearme la vida en función de una carrera de piloto, eso ocurrió más adelante". Asimismo, reconoce que "es muy notorio que las mujeres que han logrado avanzar, por ejemplo, en una empresa hasta los niveles más altos tienen como característica su carácter fuerte y que han tenido que romper barreras". Mientras que, respecto de elegir la carrera de piloto, opina: "Por ahí hay chicas que no están decididas porque lo ven inalcanzable, o quizás como todavía somos pocas, no tienen referencias concretas".

"Prueben volar. Prueben hacer el curso. Cuando empezás a volar es algo que no podés parar. Hay que hacer un esfuerzo muy grande, pero se puede", señala Marisa.

Y finalmente sintetiza con una sensación que probablemente sea unánime entre sus pares: "Cuando estás en el cielo ves el horizonte y nunca llega. Es no tener límites".

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