21 de junio 2018 - 00:09

Diálogos en Wall Street

Trump se encarniza con China pero Wall Street no parece prestar atención y la Bolsa suma récords. Conversamos con nuestro experto internacional sobre los avatares del comercio, las acciones y la Fed.

Diálogos en Wall Street
Periodista: Wall Street avanza. El Russell 2000 y el Nasdaq se abren paso día a día hacia nuevos récords, y no titubean. El presidente Trump, tampoco. Y ahora le apunta directamente a China. ¿Estamos en el vértice de una guerra de comercio, y la Bolsa festeja? ¿O nos acostumbramos a los blufs de la Casa Blanca?

Gordon Gekko: No existe un frente compacto. Las compañías que más trepan son las pequeñas los small caps y fueron la punta de lanza del rally. La razón es que son las menos sensibles a un corto circuito comercial y las que más pueden lucrar si Estados Unidos se cierra.

P.: El S&P 500 y el Dow Jones también abandonaron la zona de corrección.

G.G.: Acompañan la suba, pero todavía a distancia de los récords. La rebaja de impuestos y la buena salud de la economía son el motor del crecimiento de sus ganancias y ello explica la magnitud del rebote. No obstante, son reacios a tomar el liderazgo.

P.: No es el caso del Nasdaq.

G.G.: Ni de las llamadas FAANG. Si los small caps fueron los primeros en romper el hielo, hoy las acciones tecnológicas llevan la batuta. Es la prerrogativa que les da el dinamismo vibrante de su actividad.

P.: ¿Pero no tienen muchísimo que perder de una confrontación con China? ¿Por qué los mercados se ensañan con la soja, son más tolerantes con los blue chips del S&P500 y complacientes por completo, por ejemplo, con una firma como Apple, cuya base manufacturera reside 100% en China?

G.G.: Porque suponen que China, aun en el calor de la disputa, no querrá pegarse un tiro en los pies. Si la cosa llega a mayores, las represalias de Beijing no comenzarán por dañar sus propios intereses. O los de sus trabajadores.

P.: Es un supuesto razonable. ¿Pero no le parece que le hace el juego a la estrategia de Trump? Que la soja se destruya no le mueve un pelo a los traders de Wall Street, pero otra cosa sería si las compañías tecnológicas tuvieran que repensar la localización de sus bases de operaciones.

G.G.: Estoy de acuerdo. Wall Street acusó el impacto negativo de la escalada proteccionista cuando Trump jaló el gatillo en abril. No festeja la cuestión. Muy lejos de ello. Si ahora convive es porque entiende que se trata de una negociación a la Trump.

P.: Como ocurrió con Corea del Norte. Se prometió "fuego y furia", se temió un accidente nuclear, y todo terminó con un cálido apretón de manos con el dictador de Pyongyang.

G.G.: La Bolsa metió en los precios un conflicto localizado, de alta intensidad en los medios, pero acotado en la realidad. Si EE.UU. logra sacar tajada, mejor. Pero no importa tanto como que la discusión se preserve encapsulada.

P.: En el otro extremo, también beligerante, habita la Fed. Jerome Powell aboga por nuevos aumentos de la tasa de interés.

G.G.: Y créame que Powell no está negociando.

P.: No es el famoso juego de la gallina.

G.G.: Mire los activos de las economías emergentes y verá cómo se abollaron, pero la Fed no tiene espacio para dar marcha atrás. La inflación salió del letargo, la economía de los EE.UU. amaga cerrar este trimestre con un avance superior al 4%, la tasa de desempleo es irrisoria, y Wall Street, al menos con un hemisferio en récords, le da la luz verde.

P.: Tampoco la Fed cree en la guerra del comercio.

G.G.: Es un puntito que titila intermitente en el radar. A contramano de las otras grandes fuerzas en movimiento. No va a frenar los planes.

P.: La curva de rendimientos es la gran señal en contra de percutir de nuevo con las tasas de interés. Se aplana en el tramo de 10 años a 2 (37 puntos base) y está a un tris de invertirse en el segmento de 10 años a 7. O sea, insinúa ya una primera joroba de advertencia.

G.G.: Lo que la curva nos dice es que más allá de todo el vigor de corto plazo la situación puede cambiar diametralmente a un año vista. Y las decisiones de política monetaria se toman hoy pero demoran más de seis meses y hasta un año y medio en producir efectos. Pero Powell no se va a detener. No puede por las presiones de costos en alza. Cruzará los dedos para que "esta vez sea diferente". En el peor escenario en 2019 es mejor lidiar con una recesión que con una estanflación.

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