12 de julio 2018 - 21:15

Peteco Carabajal: "Me gusta hacer cada vez más puro el mensaje"

Peteco Carabajal: Me gusta hacer cada vez más puro el mensaje
"Y cuando será, no puedo saber, pero siempre me estoy yendo, y les pido para el viaje tan solo flores y chacareras". Pocas almas son tan inquietas y musicales como la de Peteco Carabajal, el gran músico del folclore argentino. Siempre detrás de nuevas melodías, esas que lo llevan a laurearse en una carrera que ya suma más de 40 años, el cantor continúa activo y lejos del sedentarismo, dando vía libre a los sonidos de su tierra, esa que defiende en cada una de sus presentaciones alrededor del mundo.

La estrofa disparadora pertenece a Flores y Chacareras, primer tema de "El amor como bandera", disco debut de Riendas Libres, la banda que el artista comparte con sus hijos Homero Carabajal y Martina Ulrich, y que lo invita a renovarse como artista y persona, redescubriendo un dinámica de trabajo en un ambiente familiar. En diálogo con Agendate, Carabajal analiza la escena folclórica actual; la experiencia de su nuevo grupo, y un pasado repleto de clásicos que lo llevan a ser uno de los cantores más queridos desde Ushuaia hasta La Quiaca.

Periodista: ¿Cómo vivís la experiencia de tocar en Riendas Libres junto a tus hijos?

Peteco Carabajal: Es el grupo que armamos en familia, y estamos hace un año y pico, casi dos años, con nuestro disco El amor como bandera. Todo el disco está formado por un repertorio nuevo. Es una propuesta para salir como grupo. Ahora estamos abocados al ensayo y a la preparación del show en el Teatro Coliseo, donde largaremos un segundo repertorio que lo vamos a grabar en vivo, aunque después lo hagamos en el estudio. Son 14 o 15 canciones nuevas que son la base de éste espectáculo.

P.: ¿Por qué después de tantos años de carrera decidiste dejar de ser solista y volver a tocar en conjunto?

P.C.:
Nunca fui muy entusiasta de ser solista. Mis comienzos fueron en conjunto. Primero en Santiago Trío, y luego, en Los Carabajal, en Músicos Populares Argentinos (MPA) y en Los Santiagueños. Al morir Jacinto (Piedra), es como que no me quedó alguien cercano. Los grupos siempre fueron una cuestión de encuentro, de fuerza. Hasta ese momento no había tenido experiencias de decir "bueno, voy a armar un grupo". En Los Carabajal, con Roberto (Carabajal), éramos como dueños del conjunto; nos correspondía con Kuti y Cali llevarlo adelante. Con MTA fue una juntada muy loca propuesta por el Chango Farías Gómez. El destino decía que teníamos que estar en una propuesta con Juan Saavedra y con Jacinto Piedras. Al estar sin ladero para cantar, tomé la responsabilidad y le hice caso a León Gieco que me decía "¿cuándo vas a cantar tus propios temas? Los canta todo el mundo menos vos". Ha llevado un tiempo. Ser solista es bastante duro. Toda la responsabilidad, por más que tengas un grupo que sienta la música, en definitiva, recae sobre uno mismo. Eso me cansó.

P.: ¿Cómo cambia la dinámica artística?

P.C.:
Ahora que tengo la posibilidad de estar con Homero y con Martina, sé que no vamos a andar con ninguna macana. Hay una cuestión de amor, de compresión, de madurez, de ganas de hacer cosas. Ganas de divertirnos, de jugar.



P.: Puertas adentro y con un disco sobre la espalda, ¿cómo es la división de roles dentro de Riendas Libres?

P.C.:
Estamos bien seguros con Homero en la parte de composición. Con él hicimos todo el repertorio de El Amor como Bandera. Son canciones hechas por los dos. Es muy linda la juntada. Armamos un mismo cuerpo entre los dos que tira ideas, nos corregimos entre ambos. Es una cosa que vale la pena hacerla con un hijo. Esa fórmula es muy difícil de lograrla con un compañero Tiene que haber mucha confianza, mucho tiempo. No nos sentamos a componer; por ahí enganchamos una onda y sale esa forma de trabajar. Eso es lo lindo.

P.: Si bien la banda se maneja dentro de los parámetros del folclore, es cierto que maneja una estética moderna, ¿lo sentís así?

P.C.:
Para mí el repertorio es fundamental. Después es adornar y ponerlo dentro de una estética, de una idea, pero si no hay repertorio se hace difícil. En este momento tenemos muchas canciones porque Homero se está descubriendo. Yo lo veo como alguien que tiene una cosa nueva, una energía nueva para tocar, por ejemplo, la guitarra eléctrica. Por fin aparece algo así. Si bien no es el primero, empezaron a aparecer los santiagueños que pueden expresarse en chacarera, con una guitarra eléctrica, y con todos los efectos. Hace diez o quince años atrás, no había esto. Yo lo escucho como improvisa en las actuaciones y sé que él está tocando chacarera. Hasta ahora no había escuchado algo así.

P.: ¿Qué análisis hacés de la escena folclórica actual?

P.C.:
Para mí gusto hay de todo. De pronto hay artistas que están en lo que es el movimiento folclórico, en la familia, que son compañeros. Por nombrarte algunos, Los Rancheros, Los Tekis, Jorge Rojas, Abel Pintos, el "Chaqueño" Palavecino. A mí, personalmente, me gustan todos ellos. Todos tienen algo. Después, a lo mejor, yo no cantaría lo que cantan; otras cosas sí las cantaría. Esa es la única diferencia que encuentro. También están aquellos que me gustan totalmente, con quienes coincidimos en el repertorio.

P.: ¿Quiénes son?

En Santiago del Estero, por ejemplo, está pasando mucho eso: está Santiago Suárez con El Vislumbre, est{a La Braza, la Pesada Santiagueña, y siempre la vigencia de Los Manseros Santiagueños, Los Carabajal, Horacio Banegas, Los Coplanacu, Raly Barrionuevo. Por suerte el santiagueño no es romántico; por ahí le cantamos al amor y también hacemos canciones tipo adolescentes, pero no nos desvela eso. En otras provincias se dejan llevar un poco por lo que marca la industria. Con este panorama te puedo decir que hay buenos autores, gente que escribe. Por ahí no tenemos el eco para que se conozca aún más todo el trabajo de cada autor, pero están y muchos son buenísimos.

P.: Sos un artista popular que recorre el país de punta a punta, ¿cómo ves la situación social?

P.C.: Está dura la cosa. No solo a la visión simple. Tenemos los medios para poder ver lo que está pasando cada día. Hacía mucho que no recibía mensajes o llamadas de amigos por fuera de la música. "Loco, estoy re mal, estoy sin laburo, tengo una enfermedad", me dicen. Es gente que la está pasando mal; gente que no la estaba pasando mal y que ahora la está pasando para la mierda. Esa es la que me marca a mí. Vos ves la realidad en el noticiero y te querés matar. Están matando gente todos los días, robos violentos. Se creó un caos y parece que estamos en una guerra unos contra otros.

P.: ¿Qué papel crees que debe desempeñar el folclore ante esta realidad?

P.:
No sé si el folclore tiene que desempeñar un papel. Pienso que, personalmente, me adjudico cosas como artista, tareas, que a mí me gusta llevar adelante. Estar, acompañar, ser solidario. En lo artístico, cada vez me gusta más limpiar el mensaje, hacerlo cada vez más puro, sin estridencias. Hacerme eco para lo que sea con toda la sociedad y no solo pensar desde el lugar de uno. Aún en este momento que está dura la cosa yo sigo laburando y ya no me voy a caer, a no ser que alguien me voltee. No veo las cosas desde mí, sino desde lo que le pasa a la gran mayoría de los argentinos.

* Riendas Libres presenta su show "Un Viaje" el sábado 11 de agosto en el Teatro Opera.-

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