20 de julio 2018 - 08:09

Interés del 60% anual: daño del peso innecesario

Interés del 60% anual: daño del peso innecesario
Las autoridades están librando una batalla reiterada contra la gente. No toleran que la población demande dólares en vez de pesos, la moneda emitida por BCRA. Para oponerse a que la gente logre sus planes contrae abruptamente la oferta de pesos para que no compren dólares. Por ahora, parecen estar ganando las primeras escaramuzas, a costa de un grave daño para la economía, desalentando las actividades productivas y empleos.

Desde esta columna venimos advirtiendo el error del enfoque. Como si el Gobierno se opusiera a los deseos de la población. En lugar de reconocerlos y dar lo que es justo que demanden, atento a la historia tenebrosa de la inflación. Nuestro enfoque es que el mercado -la gente- demanda dólares y también pesos. BCRA trata ambas demandas como irremediablemente en pugna, alternativas, competitivas; esto es, que cuanto más dólares quieran, menos pesos demandarán. Por eso contrae la oferta de pesos, para restringir la compra de dólares. Al hacerlo, también arrastra una caída de la demanda global de bienes y servicios. Ese apretón monetario trastoca expectativas, costos financieros y equilibrios económicos. Ajustes muy costosos.

Mi visión es muy distinta. La moneda preferida es el dólar. No obstante la gente acepta tener más pesos cuando guardan una relación estable, previsible, con la divisa verde. Por eso, la fuerte apreciación del dólar alertó al mercado: ojo, el peso no es un sustituto aceptable del dólar. Y los compradores de dólares corrieron en estampida mientras los demandantes de pesos desaparecieron con el aumento de la cotización del dólar.

Es crucial reconocer el grado de sustitución característica entre pesos y dólares, cuando la cotización es estable. Esto es, en la medida que el mercado pueda confiar que la cotización dólar/pesos sea estable, ambos activos serían más homogéneos, más parecidos. Al asegurar el tipo de cambio, las tasas de interés y la inflación serían muy inferiores. Tanto menores cuánto más segura y estable la cotización del dólar. Nuestra gente disfrutaría de menor inflación, financiamiento y costo de fondos más en consonancia con nuestros vecinos, mejorando la competitividad de la Argentina.

Un compromiso firme de mantener una determinada paridad haría que el peso y dólar se vieran como activos homogéneos para cumplir necesidades del mercado. Una convertibilidad sería una garantía aún más creíble. Y dolarizar todas las transacciones sería la forma más rotunda de evitar estas sorpresas.

Cambiemos debe animarse a dar el paso decisivo para terminar con la inflación, las agobiantes tasas de interés y la escasez de nuestro mercado financiero. Reconocer que hace ya demasiado tiempo que el peso dejó de ser confiable. Tanto que desde 1970 cambiamos cinco veces la moneda: pesos moneda nacional, pesos Ley, peso argentino, austral y, por ahora, el peso actual. Con este mecanismo se suprimieron 13 ceros a la moneda. Los 28 pesos por dólar de hoy serían 280.000.000.000.000 de pesos moneda nacional. Pobres son los que confiaron, manteniendo la moneda emitida por BCRA. Los técnicos denominan "señoraje", el derecho del señor feudal, a esta estafa.

En contraste, Panamá, Ecuador, El Salvador, cuya moneda es el dólar, tienen inflaciones similares a las de EE.UU., el 2,5% anual. No obstante sus diferencias económicas, culturales, etc. Lo mismo ocurre con los países que mantienen una paridad fija con el dólar, como Hong Kong. Y otros vecinos nuestros, caso de Perú, naciones de Caribe y otras.

Algo parecido ocurre en la Eurozona. Las 19 naciones que la integran gozan de inflaciones similares, desde la disciplinada Alemania hasta las que antaño sufrían alzas de precios contundentes con sus monedas propias, como España, Portugal, incluso Grecia que tuvo hiperinflación. Otras naciones que mantienen paridades fijas con el euro, desde Dinamarca hasta naciones del este de Europa, también disfrutan de inflaciones parecidas. Hasta las siete integrantes del Área del Franco de África Occidental, que ocupan 3,5 millones de km2, en África subsahariana, mantienen precios estables a pesar de su pobreza abrumadora.

No podemos continuar con la carga de una moneda indeseada por la incertidumbre que genera. Animemos al cambio para salir de la pobreza de la inflación y corridas cambiarias.

Advertía uno de los más prestigiosos economistas de EEUU.: "Hemos estandarizado cada una de las unidades de medida en el comercio. Excepto la más importante y universal de todas, la unidad del poder de compra. ¿Qué hombre de negocios aceptaría por un solo instante un contrato en metros de tela o toneladas de trigo que dejara el tamaño del metro o de la tonelada librados al azar?" (IrvingFisher). Y otro de los economistas clásicos más notables: "Subsiste tanto barbarismo en el mundo que casi todos los países eligen afirmar su nacionalidad manteniendo, para su propia inconveniencia, y la de sus vecinos, una particular moneda propia" (John Stuart Mill).

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