26 de julio 2018 - 19:54

Hay vida desde el momento mismo de la fecundación

Néstor Braillard Poccard.
Néstor Braillard Poccard.
Por Néstor Braillard Poccard.- senador por Corrientes (PRO)

Estamos llegando al fin de una de las etapas más importantes en el tratamiento de la media sanción del Proyecto que establece el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Han visitado el Senado aproximadamente 120 expositores, médicos, abogados, biólogos psicólogos, sociólogos, representantes de entidades no gubernamentales, militantes y adherentes a cada una de las posturas próximas a dirimirse.

Aquel día del mes de junio en el que, tras un largo y ajetreado debate, la Cámara de Diputados dio media sanción al Proyecto, tomé real conciencia de que me iba a tocar decidir en un tema que, más allá de mis convicciones, siempre me generó dudas dado lo delicado del mismo y su profundo impacto social y porque el aborto clandestino sigue siendo una realidad en nuestro país.

Desde un primer momento y ni bien me abocara al estudio del Proyecto, entendí que se me planteaban con total claridad dos instancias perfectamente definidas y diferentes. En primer término, lo que concierne a la cuestión central del debate, esto es si ese ser en gestación, es o no persona desde el momento mismo de la fecundación.

Mi convicción es que sí, por todas aquellas razones cuyo detalle serán expresados en el debate parlamentario, más allá de la natural evolución a la que estamos sometidos todos los seres humanos a lo largo de nuestra vida. Desde ese mismo momento somos alguien con características únicas e irrepetibles y por lo tanto intrínsecamente valiosos.

El otro aspecto del análisis tiene que ver con el contenido mismo del Proyecto y las falencias de las que, en mi opinión, adolece. Intentando expresar un concepto sintético afirmo que si este Proyecto deviene en Ley significará mucho trabajo para los abogados y enormes responsabilidades para los profesionales de la salud.-

A medida que las ponencias y opiniones se fueron expresando, no pude más que confirmar mi análisis inicial en la manera que fue tratado tan difícil tema.

Los académicos y profesionales del derecho en su gran mayoría abordaron uno de los temas más controversiales del texto, esto es, si corre el serio riesgo de ser declarado inconstitucional por estar en contraposición con preceptos de nuestra Constitución Nacional, tales como el contenido de los art. 75 inc. 23 y 22, entre otros, con normas del Código Civil y Comercial y con Tratados Internacionales a los que adhirió Argentina tales como el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención sobre los Derechos del Niño, así como otras cuestiones que generan controversias por igual.

Dado el prestigio y trayectoria de los expositores y la contundencia con que fueron expresados los argumentos en uno u otro sentido, no tengo dudas que el tema se dirimirá finalmente en los estrados de la Justicia y posiblemente en el ámbito de la propia Corte Suprema de Justicia.

La objeción de conciencia, individual y/o institucional y la manera en que decide el tema el proyecto, genera inquietudes casi por igual a profesionales de la salud y del derecho.

A aquellos en tanto no solo les preocupa la manera en que el proyecto resuelve el tema antes citado sino también y en especial, en lo que concierne a sus responsabilidades derivadas del ejercicio de su profesión, más aún cuando vemos que este profesional pasa de ser pasible de ser penado por realizar un aborto voluntario a la posibilidad de ser penado por no hacerlo. La incorporación de Código Penal en la difícil tarea que le espera a estos profesionales, es a mí parecer una ofensa innecesaria a la sagrada profesión médica y a quienes la ejercen. Más allá de que el artículo 14 del Proyecto, en su última parte intenta eximir de responsabilidad penal o civil al profesional que interviene en la interrupción voluntaria del embarazo.

Desde mi modesta opinión el tema más controversial surge de las excepciones al plazo de catorce semanas previsto en los incisos a) y b) del artículo 7° del Proyecto.

El plazo perentorio de cinco días para la realización de la práctica tampoco resulta ajena a las preocupaciones e inquietudes de los profesionales, en especial quienes trabajan en centros de salud que adolecen de ciertas falencias.

Pero es justo señalar que muchos médicos con años de atender pacientes en el Gran Buenos Aires o en los lugares más distantes del interior del País, transmitieron sus vivencias en la tarea de brindar la mejor salud posible a quienes la necesitaran. Muchos de ellos, sino la mayoría, expresaron su opinión en defensa de las dos vidas.

En tanto quienes expresaron su respaldo al proyecto, centraron su preocupación en la salud de las mujeres que debieron internarse a consecuencia de abortos clandestinos y de procesos infecciosos derivados de ello.

Especial mención corresponde aquellas instituciones no gubernamentales que hacen del apoyo y contención a las mujeres en situaciones críticas, la razón de su existir y de su diario accionar.

Y finalmente al tratar el tema central de este debate transversal, que por sus características es casi único en la historia política argentina. Debate este que ha relativizado las diferencias de pensamiento.

Todos, aún quienes abordaron el tema desde la biología afirman que hay vida desde el momento mismo de la fecundación. La diferencia radica en la convicción por parte de quienes afirman que el ser en gestación solo es persona a partir de cierta etapa de la misma y quienes, como lo señale al principio, sostenemos que es persona desde el origen mismo y reitero, un ser único e irrepetible.

Cabe preguntarse entonces ¿qué quedará o que debemos intentar que quede de este debate? Seguramente dudas y certezas, ya sea que el Proyecto se convierta en Ley o no.

Dentro de las certezas posiblemente la más importante tenga que ver con el compromiso de intensificar las políticas públicas que tienen que ver con la atención y contención de la madre y el niño, la prevención de los embarazos no deseados, en especial en adolescentes y niñas y en la educación en todos sus aspectos. Y de estas certezas surgirán los compromisos y desafíos.

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