8 de agosto 2018 - 09:13

Una limitación peligrosa que sólo favorece a los que lucran con los pobres

Foto: @cosecharoja
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En Argentina las discusiones suelen apartarse de la cuestión relevante. Mientras ciertos expertos y autoridades plantean la ética del procedimiento, en la actualidad inducen 500.000 abortos anuales, en lugares ilegales y con procedimientos inseguros. Esta es la indigencia a reparar. ¿Autorizarán mejores prácticas? Los hospitales reciben a demasiadas mujeres dañadas en abortos clandestinos. Otras van al cementerio.

Uruguay permite el aborto desde 2013. El procedimiento no es quirúrgico. Se hace con pastillas y no se registran muertes. Con ley o sin ella, las pastillas llegan a nuestro país. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Comité de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas se manifestaron en contra de las restricciones al aborto en Argentina. La mayoría de las naciones avanzadas aceptan el aborto. Las niñas y jóvenes más pobres y menos ilustradas son las más perjudicadas por el peso de hijos no deseados, situación que genera mayor pobreza.

La ética (¿o estética?) en las sociedades antiguas reglamentaba comportamientos y hasta la vestimenta permitida, según clases sociales, costumbres y mirada de los que mandaban. El progreso trajo libertades, emancipadoras de barreras artificiales. Avanzando el bienestar y riqueza de los países. En esta línea, la vida también se defiende ayudando a las madres a librarse de embarazos forzosos, que retacean posibilidades al disfrute, aprender y trabajar, sumiendo millones a la pobreza y a los subsidios del Estado.

A los países retrasados, como la Argentina, los agobian demasiadas cargas artificiales, que frustran realizaciones personales. Eso nos empobrece rotundamente. Cerrar la medicina legal al aborto es otra limitación peligrosa que sólo favorece a los que lucran con los pobres.

Para no estorbar las realizaciones plenas de todos los involucrados, la ley debiera solamente autorizar el tratamiento legal. Y dejar librado a cada centro de atención particular las condiciones, costos y procedimientos. Nadie debiera estar obligado a contrariar su consciencia ni a hacer lo que no le conviene. Ello abriría amplias oportunidades a nuestra gente. Las que deseen tendrían un tiempo corto, pocas semanas, para abortar. En forma complementaria, todas las entidades de educación, salud y sociales, debieran reforzar programas oportunos de información sexual.

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