10 de agosto 2018 - 23:23

Turquía, otro eslabón de la crisis emergente: suben CDS y cae la lira

• LOS SEGUROS CONTRA DEFAULT YA ACUMULAN UNA SUBA DEL 110% EN 2018
Argentina está en el ojo de la tormenta de los emergentes. Pero no está sola, la acompaña Turquía, con similares vulnerabilidades. De ahí el castigo. La divisa turca coquetea con los 5,5 dólares y la tasa a 10 años llegó al 20%.

Turquía, otro eslabón de la crisis emergente: suben CDS y cae la lira
Si bien el castigo de los inversores a los mercados emergentes parece no discriminar, no hay duda que hay dos países en la mira, uno la Argentina y el otro Turquía, que tampoco gana para sustos. La semana pasada este diario hizo hincapié en el derrumbe de la lira turca, que en estas jornadas llegó a niveles mínimos históricos. A esto se sumó la fuerte suba del rendimiento de los bonos soberanos a 10 años y ahora su correlato sobre el costo de los seguros contra default (credit default swap, CDS). Así los CDS de los bonos turcos a 5 años acumulan una suba de más del 6% en la última semana y de casi el 23% en el último mes. Para tener una idea de la magnitud del encarecimiento de los CDS de Turquía vale señalar que en lo que va de 2018 han aumentado cerca del 110%. Cabe recordar que los CDS son instrumentos financieros a los que los inversores recurren para cubrir posibles pérdidas por un default de la deuda para lo cual pagan prima (como en todo seguro), de modo que suben cuando el riesgo aumenta. Al respecto tanto la Argentina como Turquía están mostrando crecientes niveles de CDS, o sea, que en el mercado aumentaron las dudas sobre la capacidad de pago de la deuda pública de ambos emergentes. Por ejemplo, en estas jornadas los CDS turcos se operaron por encima de los 370 puntos básicos, lo que implica que el costo de asegurar una posición de 10 millones de euros en bonos turcos asciende a unos 370.000 euros.

El caso de Turquía no escapa al menú de los desequilibrios externos. Y la creciente vulnerabilidad de su economía viene de la mano de su enorme déficit de cuenta corriente. Cualquier similitud con Argentina no es pura coincidencia. De ahí que el IIF puso a ambos países ya en semáforo rojo a comienzos de año. Pero Turquía además soporta la embestida del Gobierno de Trump con una serie de sanciones y amenazas. De esta manera la lira se destaca por ser la segunda peor moneda entre los emergentes en 2018 (perdió más del 3% a 5,4897 dólares y acumula 30% en el año), lo cual explica porque la inflación es la más alta en 15 años. La crisis se refleja también en la fuerza suba del rendimiento de los bonos turcos a 10 años, que tocó máximos del 20% cuando tres meses atrás no superaban el 14%.

Otro ingrediente, no menor, es la elevada exposición de los bancos turcos al (creciente) costo de endeudamiento, con vistas a que en un año deberán hacer frente a vencimientos de deuda por casi u$s100.000 millones. Por eso, esta semana el Banco Central de Turquía (CBRT) tuvo que aumentar la liquidez disponible para las entidades financieras en u$s2.200 millones y así y todo no ha logrado frenar el derrumbe de la lira. Algunos analistas consideran que esta movida no hace más que confirmar que el ajuste monetario necesario no se llevará a cabo, debido a la insoslayable intervención del Gobierno en el CBRT. Por ello los inversores alertan que la pérdida de independencia de la política monetaria es otro factor de riesgo. Al respecto, algo que puede sonar muy cercano al caso argentino, son las quejas del mercado en este sentido y en particular sobre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quién se opone a las altas tasas de interés. De esta manera el banco central se encuentra en la encrucijada de subir las tasas, si quiere defender a la lira y evitar un default, y así desafiar a Erdogan. Este callejón, casi sin salida, implica renunciar a la actual politica, algo que el presidente turco no parece estar dispuesto a aceptar, aunque ello calme a los mercados. En paralelo los mercado piden más austeridad fiscal y restringir el acceso al financiamiento externo de bancos y empresas. El único bálsamo para los inversores es que Turquía representa menos del 1% del índice MSCI Emerging Markets por lo que descuentan que haya un efecto contagio. En medio de la tensión diplomática con EE.UU., Ankara intentó reducir la presión y tranquilizar a los inversores, por lo que el ministro de Finanzas, Berat Albayrak, anunció un "nuevo modelo económico", según el Financial Times. El Ministerio de Finanzas informó que planea mantener el déficit fiscal por debajo del 2% del PBI este año, que prevé un crecimiento de entre 3% y 4% (antes el 5,5%) y un déficit de cuenta corriente inferior al 4%, con la esperanza que la inflación (hoy en torno al 15%) regrese a un solo dígito en el corto plazo.

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