29 de agosto 2018 - 23:23

Con CGT al borde del quiebre se espiraliza la conflictividad

• TRAS LA RENUNCIA DE MOYANO AL CONSEJO DIRECTIVO CRECE LA TENSIÓN INTERNA EN LA CENTRAL OBRERA
Un plenario de secretarios generales sesionará hoy condicionado por ausencias de grupos opositores pero también de aliados del triunvirato que se alejaron estos días. Crece la presión por un nuevo paro.

disidentes. En el gremio de Pilotos (APLA) sesionaron los gremios opositores al Gobierno y al trío de CGT. Habló Hugo Moyano rodeado por Pablo Biró, Ricardo Pignanelli, Ricardo Cirielli, Omar Plaíni y Héctor Amichetti.
disidentes. En el gremio de Pilotos (APLA) sesionaron los gremios opositores al Gobierno y al trío de CGT. Habló Hugo Moyano rodeado por Pablo Biró, Ricardo Pignanelli, Ricardo Cirielli, Omar Plaíni y Héctor Amichetti.
Con la CGT una vez más al borde de la fractura la conflictividad sindical tomó una espiral ascendente que amenaza, al menos, con un nuevo paro nacional para el mes que viene y un encadenamiento de medidas de fuerza que azotarán al Gobierno más allá de la pertenencia formal de las organizaciones impulsoras. El eje hoy pasará por un plenario promovido por la jefatura de la central con varias deserciones pero la posibilidad cierta de plantear la necesidad de otra huelga contra la administración de Mauricio Macri para la segunda quincena, como había adelantado este diario.

La cumbre de los secretarios generales de los gremios confederados se realizará bajo el signo de una atomización cada vez mayor, que precipitó la renuncia de los Camioneros de Hugo Moyano a su cargo en el Consejo Directivo, y el aviso de una porción amplia de gremios de que no participará para aislar al triunvirato de líderes y a la "mesa chica" de la CGT. Esa resolución adoptó ayer el grupo de sindicatos disidentes que encabeza Moyano junto con la Corriente Federal (CFT) y el gremio de mecánicos (Smata), de Ricardo Pignanelli, que acordaron enviar apenas una comitiva reducida de cuatro representantes para exponer el malestar sectorial con la conducción y la urgencia de poner en marcha medidas de acción directa.

A esa determinación se sumaron ayer los sindicatos de la energía nucleados en la Catheda y las 62 Organizaciones oficialistas, el sello que lidera el rural Ramón Ayala, que en tándem resolvieron no acudir a la cita que se hará desde las 9 en el teatro Empire del gremio de maquinistas ferroviarios La Fraternidad. Se trata de dos grupos afines a Macri y que en teoría actuaban en sincronía con los triunviros Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña pero que tomaron distancia en las últimas semanas tras endilgarle a la "mesa chica" un supuesto incumplimiento a sus compromisos de aceitar un mecanismo interno de consultas. Lo mismo que, palabras más, palabras menos, le reprochó el Movimiento de Acción Sindical (MASA) que coordinan el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia, que ya la semana pasada había anticipado su faltazo hoy.

A pesar de las ausencias el plenario deliberará con la premisa de apuntalar un documento crítico al Gobierno y al acuerdo con el Fondo Monetario (FMI), y con la agenda abierta para una propuesta de lanzar un nuevo paro de actividades tras el del 25 de junio que revitalizó al triunvirato. La diferencia con aquella medida es que los actuales jefes de la CGT perdieron desde entonces apoyos internos y tendrán dificultades para capitalizar la medida de fuerza, incluso si su concreción fuese contundente.

En cuanto a la huelga, aunque existe una posición mayoritaria en todos los gremios de la CGT a favor de impulsarla, su puesta en vigencia enfrentará algunos obstáculos: por lo pronto, varios de los sindicalistas que la promueven no irán hoy (sobre todo Moyano y la CFT) en tanto que los gremios del transporte público en los que recae la mayor responsabilidad a la hora de paralizar su actividad, como los colectiveros de UTA y La Fraternidad, reniegan de hacerlo. Es que sus líderes, Roberto Fernández y Omar Maturano, respectivamente, manejan su propia agenda de negociaciones con el Gobierno y prefieren volcar su potencial poder de daño en el mano a mano con los funcionarios antes que ofrecerlo para el conjunto con el riesgo de licuar sus demandas puntuales.

En otro carril se encuentran los gremios mayoritarios y que llevan sobre sus espaldas la mochila institucional de la CGT. Los "gordos" de los grandes sindicatos de servicios y los "independientes" de buen diálogo con el Gobierno tampoco están convencidos de apurar otro paro aunque admiten que la presión interna puede inclinar la balanza en esa dirección. En tanto que dentro de los que se mantienen a favor de la institucionalidad de la central obrera, otros dos espacios pujan por otra huelga: los del sector denominado "moyanismo sin Moyano" como Carlos Frigerio (cerveceros) y Jorge Sola (seguro) y que rodean a Schmid (luego de que el portuario perdiera el apoyo original del camionero) esperan ganar estabilidad interna con una protesta, al igual que los que responden a Luis Barrionuevo como el triunviro Acuña, que le había adelantado a este diario su inclinación a favor del paro.

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