19 de octubre 2018 - 21:10

Moretti: “Me llevo bien con todas las personas que fui”

El cantante de Estelares editó “Demasiadas pocas cosas”, un libro que conforma un viaje sensible a través de una de las miradas más atractivas del rock local. De la angustia de estar vivo a la dicha familiar.

Moretti: “Me llevo bien con todas las personas que fui”
"Le di mi vida a las canciones, y no me arrepiento", canta Manuel Moretti en "Melancolía", una de las canciones icónicas de Estelares, la banda que lidera desde hace 24 años. Con más de tres décadas de compositor a cuestas, el artista abrió el cajón invisible de la computadora y decidió que ya era tiempo de compartir algunas de todas las personas que fue a lo largo de su vida. De ubicarlas en texto y espacio. De traerlas, sin la necesidad de despertarlas a través de diferentes estados que lo muestran acodado en la mesa de un bar o como un ser corrosivo que encuentra refugio en el baño de un ambiente sin salida. El viaje sensible de un nostálgico atemporal a través de poemas, frases, escritos de prueba, un poco de prosa, canciones que quedaron en algún tiempo y aquellas que se convirtieron en bandas de sonido de soledades y amores. Textos que exhiben su lado flexible: el hombre detrás del hombre. Como define Juan José Becerra, quien prologó y compiló el trabajo, "un pescador de frecuencias antiguas y recientes que casi nadie sintoniza".

Periodista: Pasaron treinta años de aquellos primeros escritos que mostrás. ¿Por qué decidiste publicar ahora?

Manuel Moretti: El libro viene a completar al hombre público, al escritor de canciones de Estelares. Juanjo Becerra me propuso compilar las canciones y en ese intercambio vi que todo iba adquiriendo entidad de libro. Siempre tuve la idea y el deseo de un libro de letras en papel, pero para mí la literatura siempre fue un tótem. Me relacionaba con la prosa de algunos escritores que me gustaban mucho y esa prosa, medio grosa, era la que me hacía sentir que era imposible que escribiera una novela o un cuento.

P.: Hasta que sucedió. ¿Cómo fue el trabajo de edición? El músico está acostumbrado a que un productor corte y recorte, pero en los libros parece un poco más agresivo.

M.M.: Hay algo que la sensibilidad va devolviendo. Como una certeza emocional. Él me ayudó a ordenar y yo terminé eligiendo una ruta. El libro tiene que ver con mi formación artística. Aparecen dibujos, escritos de otras épocas, mi relación con la literatura y el cine. Es un trabajo que me permite mostrar una cronología de vida.

P.: El paso de tu propia historia. ¿La palabra en papel adquiere otro valor que en una melodía?

M.M.: Siempre estuve muy atento y defendí mucho el universo de la palabra. Es cierto que trabajé muchos años más allá de la canción: cuatro años de Bellas Artes, dos en la escuela de teatro, armonía, cine. Este libro permite una explicación mayor de todo ese bagaje emocional.

P.: ¿Cómo es ser observador en tiempos de ansiedad?

M.M.: La observación que me moviliza tiene que ver con la dificultad del encuentro o el desencuentro amoroso. El motor sigue siendo la búsqueda. Lo que observo no tiene que ver con tiempos sociales, aunque eso sea algo que atraviese al sujeto. Tiene que ver con la afectividad. Con la carencia o la construcción. Es la médula emocional de cada sujeto. Como hombre de occidente, y argentino, estoy atravesado por esta realidad y todo lo observo desde un melodrama italiano. Pero no es algo que tenga que ver con el tiempo. Siempre digo que lo mejor de algo que me sale bien es por un registro sensible.

P.: En otro momento del libro hablás sobre la idea de "anestesiar al vacío". ¿Cuánto cuesta?

M.M.: Hay algo que tiene que ver con mi personalidad que está ligado a la imaginación o a la construcción artística. Lo emocional, no lo intelectual, es una de las pocas cosas que no me aburren y que me ha sacado de mi naturalidad para con el aburrimiento. Y a veces el aburrimiento es muy peligroso. Pero por suerte aparece un nuevo libro de Aira, una serie como "Better Caul Saul", una canción linda de Indios o un disco como el último de Julio Moura. La comunicación sensible.

P.: En algún momento hiciste un acuerdo natural con la melancolía. ¿Cómo la vivís hoy?

M.M.: Tengo el cariño y el amor por todo lo que me formó. Creo que la melancolía ya tuvo mucho de mí. Hoy disfruto del amor de mi familia, de mi profesión. Ya me conozco bastante con la melancolía. Puedo darle un abrazo e irme con otra gente.

P.: Te llevo a la infancia. ¿Leer era un escape o un placer?

M.M.: Era algo que disfrutaba. Pero me formé con la radio AM, con los melódicos y el tango. Mi madre era docente y tenía una gran relación con el conocimiento. Cuando era chico me devoraba los Atlas, me sabía todas las capitales del mundo, pero eso fue más una vida de escuchar música. El patrón artístico venía de jugar al futbol. La enseñanza llegaba desde ahí. De un aprendizaje muy creativo. El manejo del espacio, de la pelota, del adversario. Así fue la primera etapa, entre los 11 y los 16. El ser social en la cancha. Tuve una adolescencia muy grata, pero era bastante solitario.

P.: ¿Hoy tenés espacio para la soledad?

M.M.: Becerra dice que "la mejor agenda es la familia". Y coincido. Me llevo bien con todas las personas que fui. Son amigos. A veces vienen y se sientan a la mesa con nosotros. Incluso, el que entró en conflicto, se maltrató y se quiso morir. Hoy también es amigo. La paliza ya pasó. Disfruto bien. No tuve que apagar a ningún Manuel.

P.: "No sé hablar de mí. Creo que eso es futuro", escribiste en uno de las canciones más viejas. ¿Qué dice ese futuro?

M.M.: En aquel momento la realidad y el tiempo me llevaban de las orejas. Hoy soy más cuidadoso. Hubo cosas de mi accionar que me pusieron en conflicto. Con problemas serios de esperanza. Y sin embargo apareció un oficio que no planeaba, como juntar la melodía y la palabra. Y eso me hizo entender que a algunas personas esas canciones las tocaba. Fue una construcción que me llevó a lo más cuerdo de mi corazón. Hoy mi familia tiene unos elementos de dicha que si me lo decías hace 10 años te decía que era ficción. Y sin embargo, hoy lo construyo desde lo real.

Bruno Lazzaro

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