8 de noviembre 2018 - 23:30

Diálogos de Wall Street

Día de examen para la administración Trump. ¿Qué pasará en Wall Street? ¿Un rally cantado? Son las preguntas que le hacemos a Gordon Gekko, nuestro hombre en la trinchera allí.

Diálogos de Wall Street
Periodista: Un país polarizado como nunca. Un presidente que se pone la campaña al hombro pese a que la Cámara de Representantes volvió a manos de los demócratas. Donde un político tradicional atisba un peligro, Trump ve una oportunidad y se zambulle de cabeza. Wall Street vota y sube levemente. ¿Qué se puede decir antes de contar los votos?

Gordon Gekko: Aquí, en las elecciones de medio término, se acabó la estrella invicta de más de uno. Trump no sería el primero. Apuesta al fleje, si sale bien, es una hazaña; y se convierte, psicológicamente, en un presidente de dos períodos en el acto. Será imposible para los demócratas recuperar la compostura, porque esta es la elección más fácil, la que no podían perder y si se les escapaba hubieran hecho de Trump un mito gigante.

P.: ¿Y si salía mal?

G. G.: Si salía mal, hubiera salido mal igual con una estrategia menos ambiciosa. Los Clinton y los Obama que perdieron esta elección legislativa no tuvieron problemas después para validar un segundo mandato presidencial.

P.: Pero la imagen de Trump se resquebrajaría...

G. G.: Trump no es un monaguillo, no usa zapatitos blancos y sabe lo que es sobrellevar un percance de imagen. Recuerde de dónde viene: por lo menos tres o cuatro veces, merodeó la bancarrota personal y luego salió a flote. Y la marca Trump siguió siendo siempre, es curioso, un emblema de lujo y opulencia.

P.: Políticamente no es lo mismo que en el mundo de los negocios.

G. G.: Explíqueselo a él. No creo que advierta mucha diferencia.

P.: Un Congreso bloqueado por la paridad de fuerzas no es asunto menor.

G. G.: No lo es, claro, por eso se tiró a la pileta. Pero lo más importante que necesitaba ya lo consiguió: la reforma impositiva. Conste que Trump no ha sido muy apto en materia parlamentaria. Sin ir más lejos, el Obamacare no pudo ser repelido pese a contar con mayorías en ambas Cámaras. Su gestión está más basada en áreas como la política exterior en los que el Ejecutivo hace uso de las facultades delegadas por el Congreso. Trump no tiene problemas, luego, en convertir esos tópicos en temas centrales de la política interna. La caravana de migrantes a pie que avanza desde Honduras para invadir los EE.UU., por caso, es un buen ejemplo de esa habilidad, que se ejerce aun a partir de anécdotas triviales.

P.: ¿Cómo cree que responderá Wall Street? ¿piensa que disparará igual el legendario rally post electoral que caracteriza a esta votación?

G. G.: Venimos de una corrección fuerte en octubre, un estrés test, desconfiamos de la fortaleza de la economía, pero el informe laboral sumó otros 250 mil nuevos puestos a la fuerza de trabajo y la tasa de desocupación bajó a niveles de la década del 60; el 3,7%. ¿Por qué no podríamos repetir la historia? Lo que no mata, fortalece, y la elección no deja de ser un estorbo.

P.: La historia no garantiza nada. Que siempre la Bolsa haya reaccionado favorablemente -y parece que lo ha hecho desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial- no le cierra las puertas a un traspié.

G. G.: Es así. Estoy de acuerdo.

P.: Máxime si Trump no da el pignet...

G. G.: Trump no es zonzo. Tiene una red de seguridad bastante obvia, y la estuvo probando los últimos días.

P.: ¿A qué se refiere?

G. G.: Trump no va a perder, perderán los candidatos a legislador en cada distrito. Si gana, gana él; si pierde, pierde el partido. Trump tiene otro as bajo la manga. Como para jugar en el acto y cambiar el guión.

P.: ¿Cuál?

G. G.: Ya nos dijo que mantuvo una espléndida conversación con el presidente chino, Xi Jinping, y que un acuerdo comercial es posible, y que se verán de nuevo en Buenos Aires en ocasión de la Cumbre del G-20. ¿Qué pesará más en el ánimo de Wall Street? ¿Una elección de Representantes o la idea de un apretón de manos con China? Después del Día de Acción de Gracias y en la antesala de Navidad. Sería la promesa de servir un gran postre de fin de año.

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