22 de noviembre 2018 - 00:04

AFA-Uber: un convenio ilegal

La noticia habla del nuevo sponsor de la Selección nacional de fútbol que eligió la AFA: la empresa de transportes de pasajeros Uber. Un sonriente Claudio "Chiqui" Tapia (el polémico titular de la Asociación) bendijo el martes la nueva alianza, inaugurando un capítulo vergonzante (otro más) para la entidad.

El problema con Uber es simple: es una compañía ilegal. Inició sus operaciones en el país como un cuatrero soberbio y decidió voluntariamente no respetar las reglas de funcionamiento que cualquier emprendimiento privado debe cumplir. En este caso, básicamente pagar los impuestos que debe liquidar cualquier compañía que transporte pasajeros, además de los seguros y patentes correspondientes.

Las explicaciones que dieron desde la clandestinidad los fantasmales ejecutivos de Uber fueron claras: si se pagaran todos los impuestos que exige la Nación y la Ciudad de Buenos Aires el emprendimiento no sería rentable. Y que para ofrecer un servicio más barato que los taxis y remises, Uber no puede pagar lo que exige la ley. Lo que le quedaría a la autoridad (nacional o municipal) es aceptar las cosas como son y, en nombre de la modernidad, establecer una normativa especialmente diseñada para Uber, salvándola del pago de la montaña de impuestos que sus colegas transportistas (y el resto de la economía argentina) deben liquidar.

En realidad Uber tiene razón. Los impuestos en el país son demasiados. Y casi impagables. El problema es que el resto de los contribuyentes deben cumplir con ellos a riesgo de ser severamente castigados por las autoridades. O, por el contrario, caer en la clandestinidad. Uber prefiere esta última opción, pero desde la altanería. Asegurando que si se le imponen los tributos que el resto de los contribuyentes de su sector sufren; lo que se estaría afectando sería el avance del país a las nuevas tecnologías y el pasaje hacia la modernidad. Un absurdo.

Para ser claros: no se trata de ser más o menos actual, fresco y receptivo a los avances de la humanidad; ni de cerrarse ante estos. Se trata de cumplir las normas de un país y de la igualdad ante la ley. En todo caso, si esta atrasa, serán los legisladores los que deban modificarla. No una compañía que quiera imponerse por la fuerza y por encima de la autoridad.

Es en este mar de soberbia que la AFA decidió aceptar a Uber como sponsor. Seguramente la entidad ni siquiera se tomó el trabajo de estudiar al candidato a figurar en la camiseta de la selección nacional. Nada que sorprenda en una entidad que aún no aclaró porqué las anteriores autoridades avalaban el uso de cuevas para cambiar cheques provenientes de los fon dos públicos del Futbol para Todos.

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