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19 de julio 2018 - 23:43

Reordenamiento en CGT macera reconciliación: Moyano-Viviani

ENEMIGOS DECLARADOS DESDE 2012 AMBOS DIRIGENTES PUEDEN CONFLUIR OTRA VEZ EN UN MISMO ESPACIO - Tanto el camionero como el taxista alientan el crecimiento de un bloque opositor a los sectores tradicionales de “gordos” e “independientes” para darle un perfil más combativo a la central obrera. Reencuentro en puerta.

Pasado. Fueron inseparables por años y desde 2012 son enemigos. La economía de Macri promete volver a unir al camionero Hugo Moyano con el taxista Omar Viviani.
ás nueve promete ser la posible reconciliación de Hugo Moyano y Omar Viviani, aliados por años y enemigos desde 2012, cuando el vínculo se rompió por Cristina de Kirchner. La eventual confluencia entre ambos tiene como marco general la alianza de sindicatos que impulsan una renovación en la central sindical a espaldas de los sectores tradicionales de los "gordos" y los "independientes".

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Ese bloque, que impulsaron los industriales Antonio Caló (metalúrgicos, UOM) y Ricardo Pignanelli (mecánicos, Smata), realizará el martes que viene un nuevo encuentro en el gremio de pilotos APLA para sentar una posición común para el plenario de secretarios generales que la CGT hará a fines de agosto, luego de haber convalidado la continuidad del triunvirato de líderes, y donde presionará a los sectores tradicionales para agudizar el conflicto con el Gobierno. En los últimos días creció la expectativa sobre el posible reencuentro en ese espacio de Viviani con Pablo Moyano, hijo y lugarteniente del camionero.

La concordia entre el taxista y los Moyano parecía inviable hasta hace pocos días pero representantes de ambos sectores retomaron las gestiones tras el éxito de otra reconciliación: la del hijo mayor de Moyano con el metalúrgico Francisco Gutiérrez, a quien los camioneros le endilgaban haber municipalizado el servicio de recolección en Quilmes cuando fue intendente. Días atrás ambos se hicieron fotografiar en una sede de Camioneros.

A partir de ese encuentro se allanó el camino para el otro emprendimiento, que reviste mayor complejidad por varias razones: tras ser mano derecha de Moyano desde los años 90, en el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), Viviani lo abandonó en 2012 en plena disputa del entonces líder de la CGT con Cristina de Kirchner. De hecho el taxista fue el principal impulsor de una secesión en la central obrera que dio como fruto el surgimiento ese año de una versión "oficial", con el metalúrgico Antonio Caló a la cabeza, mientras Moyano y Luis Barrionuevo sostenían sendas variantes.

Desde entonces Viviani bajó su perfil y se concentró en el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), un conglomerado que llegó a tener más de medio centenar de gremios y cuyos ejes centrales son todavía taxistas, Unión Ferroviaria y Luz y Fuerza, a los que le siguen otras organizaciones chicas que en los '90 militaban en el MTA. El sello vivió su esplendor con la creación del bloque Justicialista en la Cámara de Diputados, con vínculos directos con gobernadores peronistas como Juan Manuel Urtubey.

En la primera mitad de la gestión de Mauricio Macri, y mientras Moyano pasaba de un inicial apoyo a una franca oposición en la actualidad, Viviani replicó el perfil de "peronismo razonable" de Diego Bossio y Urtubey desde el MASA y tejió alianzas circunstanciales con los "gordos" de los grandes gremios de servicios y los "independientes" de buen diálogo con el Ejecutivo. De hecho en julio del año pasado participó en una reunión de la "mesa chica" de la CGT para anunciar su reingreso a la vida interna de la CGT y luego, el 26 de diciembre, acudió a otro encuentro en el que participaban los "gordos" y la ultraoficialista 62 Organizaciones en pos de aislar a Moyano.

El agravamiento de la economía, el acuerdo con el FMI y las acciones del Gobierno contra los gremios terminaron, sin embargo, por disuadir a Viviani de mantenerse en el bloque dialoguista. Caló lo convenció semanas atrás de unirse al espacio de los gremios industriales que reclaman una renovación de la CGT en alianza con Moyano. Sólo resta una foto, que en ambas orillas alientan, para consagrar la reconciliación.

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