29 de abril 2016 - 00:00

Las ventajas y desventajas de vacacionar en temporada baja

Muchos destinos turísticos pueden ser visitados durante cualquier época del año, pero todos tienen temporadas altas y bajas, y es la segunda la que ofrece menores precios y mayor tranquilidad, aunque también tiene sus desventajas, que deben ser consideradas a la hora de decidir el viaje.

Las ventajas y desventajas de vacacionar en temporada baja
 A la tranquilidad de encontrar menor cantidad de gente, de lo que resultan precios más bajos y hasta una atención personalizada, se contraponen horarios más cortos, lugares cerrados por obras o escasez de personal en servicios y establecimientos.

"Los meses más cercanos a las vacaciones escolares se consideran como temporada alta, ya que es el tiempo propicio para hacer viajes en familia; por el contrario, desde abril hasta junio y durante septiembre y octubre, el movimiento turístico baja al igual que los precios", explicó Juan Manuel Peralta, vocero de TravelPaq, un buscador mayorista de paquetes turísticos que presentó un informe con los resultados de consultas a más de 30 agencias de viajes nacionales, quienes opinaron sobre lo bueno y lo malo de viajar fuera de la temporada alta.

Entre los puntos a favor que tiene la temporada baja, lo más destacado es la disminución en los precios de los paquetes turísticos: todo sale más barato durante el período escolar, tanto en vuelos como en hoteles. Según aseguran desde Babel Viajes, "en algunos casos el mismo viaje puede costar hasta un 30% menos en temporada baja".

Por otro lado, señala que para incentivar el aumento de la demanda en temporada baja, "muchos hoteles ofrecen a los operadores turísticos importantes descuentos, lo que permite encontrar, a menudo, mejores ofertas en las agencias de viajes que en el propio sitio web del hotel".

Entre las ventajas de la baja temporada el informe menciona la visita a lugares emblemáticos, tal el caso de Machu Picchu, donde las interminables colas para ingresar se reducen considerablemente; también se tilda como ventaja a la tranquilidad y el descanso del viajero, por haber menos turistas alojados.

"Visitar Machu Picchu en temporada alta es un verdadero desafío. Las colas suelen prolongarse casi doscientos metros y si querés sacar una foto del Templo del Sol o de la piedra Intihuatana, tendrás que cuadrarla bien para que no aparezcan los miles de turistas que estarán haciendo la visita en el mismo momento", dijo Peralta.

Fuera de temporada, mencionó "el privilegio de gozar plenamente de estos atractivos; por supuesto no estarás solo, pero podrás admirar estos monumentos sin tener que abrirte paso a codazos para conseguir verlos".

El vocero agregó que "durante temporada alta la mayoría de las familias viajan con sus hijos, quienes al llegar al hotel lloran, gritan o corren, perturbando la tranquilidad del viajero".

En la temporada baja, siguió el vocero de TravelPaq, "los chicos son menos numerosos en los hoteles, el horario de las comidas resulta mucho más tranquilo y relajarse no es complicado: un argumento a tener en cuenta sobre todo si necesitas descansar".

Al turno de enumerar las desventajas que presenta la temporada barata, los operadores mencionan el clima, que es "molesto" en algunos puntos turísticos, a lo que se suman cancelaciones de vuelos en aeropuertos a causa de heladas o nevadas.

En informe también da cuenta de que en invierno las horas de luz son menores, lo que resta tiempo para las actividades recreativas, y en algunos sitios la época de lluvias no permite disfrutar en plenitud del paisaje.

Según la encuesta, "durante este período hay un marcado descenso en la disponibilidad de atractivos artísticos y espectáculos de muchos destinos, ya que en muchas ciudades pequeñas, este tipo de actividades sólo se realiza durante temporada alta".

ASPECTOS NEGATIVOS

"Si bien en las grandes ciudades hay espectáculos para todos los gustos durante todo el año, en algunas ciudades más pequeñas este tipo de actividades sólo se realiza durante temporada alta", informó la operadora turística.

Un ejemplo de ello son las festividades típicas de cada ciudad, las cuales suelen coincidir con épocas de mucha afluencia turística, pero en temporada baja esas mismas localidades dejan de lado el encanto turístico y se focalizan en sus actividades diarias.

Hay locales que reducen la cantidad de personal e incluso algunos cierran sus puertas en los meses de menor actividad, lo que estrecha la oferta artesanal y de servicios. Como punto final del informe, aconsejan "elegir el destino en función de la temporalidad de éstos; es decir, no solamente pensar en el precio, sino también en el confort y disfrute del viaje y de los lugares a visitar".

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