25 de mayo 2016 - 00:00

Desarticular las mafias

Desarticular las mafias
La venta ilegal se ha instalado profundamente en la sociedad argentina. Lo que habitualmente era identificado como un fenómeno marginal y de supervivencia, hoy se ha convertido en un negocio manejado por mafias organizadas que mueven miles de millones de pesos por día. Mafias que a la vista de todos explotan hombres, mujeres, niños, generando condiciones de empleos paupérrimas, y lazos laborales de completa esclavitud. Hace años que desde CAME venimos advirtiendo de la gravedad del problema y de los riesgos de dejar expandir esos mercados sin controles ni regulaciones. Y estábamos en lo cierto. Hoy sólo el eslabón final de la cadena, vende más de $ 5.000 millones al mes de mercadería ilegal. Esa cifra surge de un relevamiento realizado en 451 ciudades del país, donde encontramos 570 Saladitas y 81.032 vendedores ilegales, pero si la extendemos a todo el país los montos son aún más abultados. La cifra es alarmante. Pero más alarmante es que estos mercados ilegales crecen y se desarrollan visiblemente. Crecen a la vista de las autoridades que deben controlar y no controlan, a la vista de los gobiernos que deben normar y no lo hacen, y a la vista de una sociedad, que en la medida en que observa cómo se van construyendo y perfeccionando a diario estos espacios de venta, los aceptan como parte de la normalidad del mercado, sin cuestionarse los costos gravísimos que implican. Pero hay que decirlo. El comercio ilegal, el contrabando, la evasión tributaria y la informalidad no sólo dañan a la industria nacional, al comercio y a las arcas del Estado sino que vuelven más vulnerables a los grupos vulnerables, y generan más exclusión. Ferias como La Salada y cada una de sus Saladitas derivadas promueven un modelo de microemprendedores en condiciones de marginalidad absoluta y acentúan más la desigualdad, la pobreza, la delincuencia y la exclusión en la sociedad argentina.

Entendemos que esos mercados son consecuencia de una debilidad social profunda que persiste en el país. Pero hay que trabajar en conjunto para desarticular a las grandes mafias que los regentean, y buscar opciones para que los grupos sociales excluidos puedan insertarse en un país donde se les brinden opciones de empleo y de vida compatibles con un Estado de bienestar. No hay forma de pensar el desarrollo si no entendemos las implicancias socioeconómicas de la venta ilegal.

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