29 de julio 2016 - 00:00

Detective revela detalles de robo de un Dalí: “De película”

 La Haya - Bruselas- El detective especializado en obras de arte Arthur Brand, que encontró dos lienzos robados en 2009, uno de Salvador Dalí y otro de Tamara de Lempicka, dijo ayer que las películas sobre robos de obras de arte influyen a los ladrones, que luego descubren que la realidad es bien diferente.

Su conocimiento en el terreno es tal que le ha permitido resolver aquellos casos en los que la Policía hace años tiró la toalla a pesar de las constantes innovaciones tecnológicas en el campo de la vigilancia y el rastreo de obras de arte.

"Si alguien tiene un cuadro escondido en su garaje, es muy difícil para la Policía encontrarlo", explicó. En su opinión, cuando hay un robo de una pieza en un museo o una casa, "la Policía hace todo lo posible para apresar a los delincuentes, pero después de uno o dos años, si no tienen ninguna pista, tienen otras cosas que hacer".

Según cuenta Brand, los cuadros de Dalí y de Lempicka robados se usaron como moneda de cambio en varias ocasiones, por lo que quienes finalmente los tenían en su poder no eran los ladrones originarios y no sabían que eran cuadros robados, y "fue entonces cuando se dieron cuenta de que tenían un problema importante".

No es muy común que el arte robado vuelva a aparecer, "sólo un 5% del total", de acuerdo con este detective que ha trabajado con la Policía alemana, la holandesa y la Guardia Civil española.

Brand añadió que "en muchos de estos casos lo que hacen (los ladrones) es destruir los cuadros, porque es la prueba", aunque en esta ocasión, sin embargo, no quisieron hacerlo y recurrieron a mí para devolverlos", señaló.

Sobre las semejanzas entre el robo de obras de arte en la ficción y en la vida real, Brand cree que las películas influyen a la gente y que "muchos ladrones de arte lo hacen porque lo han visto en el cine o en la tele; ven, por ejemplo, 'Dr. No' -el primero de los filmes sobre James Bond-, y deciden hacerlo ellos también". Las diferencias, no obstante, son enormes, pues "una vez que roban el cuadro se dan cuenta de lo complicado que es venderlo, porque es muy difícil vender un cuadro famoso robado".

Agencia EFE

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