22 de enero 2019 - 00:01

A rodar

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Será difícil este 2019. El receso por las vacaciones parece hacer olvidar la delicada situación del sector automotor. Como adelantó este diario en la primera semana del año, los patentamientos del mes caerán casi 50% respecto al 2017 y convertirá a este enero en el peor desde el cataclismo del 2002, sólo superado por el de 2016 que arrastró el derrumbe del kirchnerismo. Brasil, por ahora, no repunta como se necesita por lo que tampoco el mercado externo es hoy una solución. Con este escenario, muy pocos se salvan. Ni terminales, ni autopartistas ni concesionarias. Hay muchas empresas que están en situación crítica pero el caso de una servirá para pintar al resto. Se trata de una compañía proveedora de una pieza esencial para la producción de autos que no encuentra freno a su crisis por la caída de actividad. No es una empresa menor, es una multinacional, con gran respaldo económico pero que, la inestabilidad argentina, convierte en una frágil mariposa en medio de la tormenta macrista. En marzo se juega una parada clave. Tendrá que rendir cuentas con la casa matriz pero todo indica que se decidirá su cierre. Esta empresa es proveedora de casi todas las terminales (especialmente de una muy importante a la que ya se le comunicó su posible salida para evitar sorpresas. Tiene contratos en otros países y no tendría sentido estropear la buena relación por un mal manejo local) por lo que su caída provocará ruido. El problema para la empresa es la falta de competitividad y de escala. Su punto de equilibrio son 600.000 unidades pero no llegaron a hacerlas y, con los tiempos que se vienen, menos posibilidad de lograrlas tendrán. A muy pocos le cierran los números. Ayer, en el sitio especializado Autoblog, se reveló lo que sucede en General Motors. La CEO mundial Mary Barra, según la prensa de Detroit, dijo que no van a seguir perdiendo dinero en Sudamérica y que para evitarlo se analizan todas las opciones. La salida de la región, por lógica, está incluida. Ya el CEO regional, Carlos Zarlenga, había anunciado en Ámbito Financiero que la inversión, que está en marcha en Santa Fe, dependía de la reforma impositiva. Si algo en este país depende de la baja de impuesto, realmente, está complicado. No es el único caso. Ya se admite públicamente que el proyecto de las pick-ups de Renault y Mercedes-Benz en Córdoba viene con demora. Días atrás, en un encuentro en el que participó este diario, Pablo Di Si –CEO regional de Volkswagen- preguntó irónicamente a los periodistas, cuando se habló de estos vehículos: “¿Cómo, todavía no se lanzaron?”. La inversión anunciada por Honda para la planta de Campana también está “pisada” hasta nuevo aviso. La de Peugeot se dice que está en marcha, el problema es que el mercado no ayuda para pensar en arriesgar el “ancho de espada”.

Autopartistas, terminales…y concesionarias. En todas hay novedades. En las últimas, muchos pases de mano. Negocio que se achica por un lado pero se agranda en otro hace que se muevan los jugadores. Un dato de estos días es la negociación del grupo CarOne de Manuel Antelo para desprenderse de las concesionarias Nissan que tiene en la zona norte del gran Buenos Aires (Tortuguitas y Campana). El candidato a quedarse con la marca es el Juan Carlos Belcastro (dueño de grupo Bremen Motors)y, dicen, las negociaciones estarían muy avanzadas. Nissan es una automotriz que se está expandiendo y busca ampliar su red. Desde una concesionaria de la competencia, enterados de esta noticia, se apuntaron a ser candidatos si se cae la negociación. “Nos interesa” dijeron.

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