20 de agosto 2019 - 00:00

A rodar

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Hay noticias que tardan en confirmarse por la delicadeza del tema. Es caso de Honda es un buen ejemplo. Desde hace tiempo, la suerte de esta terminal estaba echada y, de distintas formas, se fue adelantando en esta columna y en otros medios. De manera sutil porque estaban en juego fuentes laborales. Ámbito.com tuvo la oportunidad de adelantar la información oficial el martes pasado del cese de la producción de autos en el país a partir de mayo próximo. El SUV HR-V se dejará de fabricar en la planta de Campana y marca el fin del proyecto industrial de cuatro ruedas de la marca. Ahora, se concentrará en motos. Ayer, se anticipó también la estrategia de la compañía japonés para reinventarse como importadora. La semana pasada, directivos de esta terminal explicaron en ADEFA la situación de la empresa y cómo seguirá operando. En principio, tienen hasta mayo próximo tiempo para decidir si seguirá perteneciendo a esa entidad. Puede seguir haciéndolo aún sin fabricar, todo depende de su decisión y del aval del resto de los socios de otorgarle un “waiver”. Algo que suele suceder. A comienzos de la década pasada, Fiat estuvo varios años sin producir en el país mientras mantuvo un sillón en la mesa de las automotrices. En el presente, Scania haya ya un largo período que no produce ningún vehículos y sigue siendo miembro. Pero el caso de Honda, más allá de las cuestiones administrativas, vuelve a plantear el problema de Mercedes Benz, con su pickup. En un contexto de crisis del país, la noticia parece estar vinculada a lo coyuntural y local. Nada de eso es así. Es una sucesión de motivos que llevaron a tomar esta decisión. Mercedes-Benz no va a fabricar su pickup en la Argentina por problemas propios. Honda finalizará la producción del HR-V en el país por problemas propios.

Distinta es la situación en otras empresas. Una automotriz viene complicada en materia de producción (¿cuál no?) y puede tener novedades en los próximos días de más suspensiones. Una situación complicada. Lo mismo que el sector autopartista. En este diario se adelantó el cierre de Brembo y se insinuó que hay un par de empresas que están por seguir sus pasos. En los últimos días, llegó información de que una de estas – ubicaba en el conurbano bonaerense norte- está en su fase final. Es una multinacional estadounidense que ya tendría la decisión tomada de cesar su actividad local y comenzar a importar desde Brasil. De hecho, ya comunicó a las dos automotrices de la que es proveedora (una que anda bien y otra más complicada) del cambio estratégico. Será un golpe duro porque es una marca conocida que opera en numerosos rubros. Lo que aquí se cuenta corre para su división automotriz.

En este caso, sí, tiene que ver la cuestión local y los costos altos de producción que impone la falta de competitividad argentina. Más en un contexto de caída de mercado como el actual. En las concesionarias están preocupadas por el impacto que tendrá en la demanda la última devaluación. Se produjo en un momento en que el mercado estaba mostrando una recuperación por la ayuda del plan de descuentos del Gobierno. Los datos que manejan, en un escenario optimistas, marca un volumen de operaciones de 415.000 unidades en autos más vehículos livianos. Llegaría a 434.000 con pesados. Pero, se repite, es un escenario optimista. Como están las cosas se teme que sea peor. Más porque ya algunas concesionarias están anunciando “últimos días del plan Agost0km”. Septiembre será un mes de precios plenos, lo que golpeará más la demanda. Para agosto estiman un mercado de 39.000 vehículos, para septiembre de 28.500, unas 25.500 en octubre, 20.000 en noviembre y sólo 15.000 en diciembre. Este último número a repartirse entre doce fabricantes y unas 20 marcas importadas. Por eso, quien sobreviva a este segundo semestre, podrá darse por satisfecho.

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