12 de noviembre 2019 - 00:00

A rodar

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El presidente electo Alberto Fernández, en su estadía en México, habló de incrementar el intercambio comercial con ese país. Sin duda, el sector automotor es uno de los más importantes en ese ida y vuelta bilateral por lo que se sigue con mucha atención en las automotrices locales lo que pueda suceder después del 10 de diciembre. La relación entre ambas naciones viene trabada por diversos motivos. Uno, es la resistencia azteca a abrir su economía a rubros vinculados con la agroindustria; otro, el freno argentino a flexibilizar las fronteras por el impacto que podría tener para el país el ingreso de vehículos producidos en el país del norte. Desde 2008, la relación comercial con México está sumamente desbalanceada. El déficit comercial bilateral supera los u$s1.100 millones anuales (en 2018, se exportó por u$s730 millones y se importó por u$s1.850 millones), lo que lo convierte en uno de los países con el que Argentina mantiene mayor desequilibrio en términos de intercambio. Con la llegada del actual gobierno, se avanzó en equilibrar esa relación y frenar medidas que la agraven. En marzo pasado se decidió postergar por tres años el libre comercio automotriz que había sido negociado en marzo de 2015 por la gestión anterior. Su entrada en vigencia – tal como están las cosas - hubiera profundizado los desequilibrios comerciales, considerando que el 50% del déficit comercial bilateral se encuentra explicado por la industria automotriz. La decisión se tomó teniendo cuenta que la industria mexicana tiene un mayor grado de competitividad que la Argentina. Producir un vehículo en la Argentina es 65% más caro que hacerlo en México. Esto se debe a mayores escalas de fabricación pero, especialmente, por una menor presión tributaria en las etapas productivas. Además de postergar por tres años, se negoció como condición para entrar al libre comercio en el sector automotor que esté negociada y en vigor la nueva revisión del ACE-6, el acuerdo que engloba al resto de los sectores. De esta manera, se garantiza que sólo habrá libre comercio en el sector automotor cuando México abra sus mercados a otros sectores de la oferta exportadora argentina, como por ejemplo la producción agroindustrial. Es decir que el libre comercio de autos irá acompañado de un mejoramiento de las condiciones de acceso al mercado mexicano de los productos argentinos. Este es el desafío grande que tiene Fernández si quiere potenciar la actividad bilateral.

Mientras se esperan los lineamientos del próximo gobierno, las automotrices se siguen moviendo. El 29 de abril pasado, Ámbito Financiero anticipaba que el lugar elegido por Peugeot para producir una pickup en la región era Uruguay. Varios medios tomaron esa noticia (muy pocos dieron el crédito) y con los meses se fue sumando información. Hace dos semanas, el CEO mundial de la marca francesa, Jean Philippe Imparato, pasó por Buenos aires y, en rueda de prensa, se le preguntó por este tema. Diplomático, apeló al continuar con el misterio. Sin embargo, es cada vez más difícil evitar que trasciendan datos en ese sentido. Sólo para ratificar lo publicado meses atrás y mantener el seguimiento del tema, ya hay empresas autopartistas argentinas que están trabajando en el proyecto de la pickup mediana. Así lo confirmaron distintas fuentes a este medio. El proyecto tiene fecha para el 2022 pero, en esta región tan convulsionada, es arriesgado hablar de fechas.

El otro proyecto que sigue en marcha y en esta columna se viene informando es el de la pickup conjunta entre Volkswagen y Ford que se fabricará en General Pacheco. Lo último que se contó, hace tres semanas, era la visita al país de ingenieros australianos de la marca del óvalo. Hay más novedades. La semana pasada estuvo recorriendo la planta local de Ford el responsable a nivel mundial del área de manufactura de la automotriz. Lo hizo acompañado por directivos de Volkswagen. Un buen dato para confirmar que la Amarok-Ranger sigue avanzando.

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