12 de mayo 2016 - 00:00

Abrió ayer Cannes con el glamour Woody Allen

Blake Lively, Woody Allen, Kristen Stewart y Jesse Eisenberg en la alfombra roja, antes de la proyección de “Café Society”, en el Festival de Cannes.
Blake Lively, Woody Allen, Kristen Stewart y Jesse Eisenberg en la alfombra roja, antes de la proyección de “Café Society”, en el Festival de Cannes.
Enviado especial a Cannes - El Festival de Cannes ayer tuvo su inauguración con "Café Society", la película número 47 de Woody Allen y duodécima que se presenta en esta muestra. Como es habitual, se exhibió fuera de competición. En la función de la mañana para la prensa el film fue recibido algo fríamente, es decir poco aplaudido aunque no es frecuente que la crítica sea muy efusiva al finalizar las funciones.

"Café Society" es un feliz retorno a la comedia, sobre todo si se lo compara con "Hombre irracional", su anterior y muy negro drama. Uno puede reconocer ciertas constantes en las películas del director de "Manhattan", empezando por la música con pocas veces tantos temas de jazz y alguna referencia autobiográfica.

Ambientado en plena década del '30, el inicio lo tiene al joven Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg), cansado de vivir en Nueva York, mudándose a Los Ángeles y más precisamente a Hollywood en la esperanza de que su tío Phil (Steve Carell) le consiga un cargo. Éste es un poderoso agente de estrellas y finalmente, luego de postergar varias veces el encuentro, accede y le ofrece un humilde trabajo en su empresa.

Bobby pronto conoce a Vonnie (Kristen Stewart), empleada de su tío, y no tarda en enamorarse de la joven. Pero lamentablemente cuando ella le revele que está comprometida sufrirá una gran desazón hasta que un día ella le confiese que ha roto con su "misteriosa" pareja. Cuando ya parece que ella se mudará con él a Nueva York para casarse, Vonnie le anuncia que ha vuelto a su anterior romance.

Adelantar más sobre la trama sería lo que en Estados Unidos denominan un "spoiler". En la siguiente media hora se develara la identidad del competidor del joven y Bobby retornará a Greenwich Village, donde transcurre el tercio final de "Café Society", nombre de un club nocturno del cual es uno de los dueños. La escena final allí, en pleno festejo de Año Nuevo, marcará varios reencuentros que el espectador seguramente estará esperando.

Para los amantes del cine norteamericano de la década del '30, habrá numerosas referencias a figuras como Barbara Stanwyck (se ve incluso una escena de "The Woman in Red"), Spencer Tracy, Errol Flynn, Robert Taylor, Ginger Rogers, Joan Crawford, Judy Garland y Hedy Lamarr, pero la lista es más extensa. Algo similar para los cultores de jazz donde no podía faltar "Manhattan", con el famoso puente de fondo.

"No creo en las competiciones en temas de arte, las competiciones son fantásticas en el deporte", aseguró Allen ayer durante la presentación. No obstante, dijo, le encanta ir a Cannes. "Competir -concluyó- va contra mi sentido común".

"Yo trato siempre de ser romántico pero la vida parece ser una comedia escrita por un sádico y por eso no siempre logro serlo", declaró Allen en otro momento de la rueda de prensa. "Pero en mi nuevo film, ser romántico me ha sido más fácil porque el pasado tiene un encanto especial y las historias de amor, que se pasen en la Hollywood o en la Nueva York de los años treinta, adquieren un velo nostálgico que nos hacen pensar en una época sin problemas donde es posible enamorarse, perder a la amada y volver a encontrarla". Y siguió "yo amo el cine de esa época con figuras que el público podía identificarse sin dejar de idolatrarlos, un cine con el que crecí y que ha influido muchísimo en mi vida y en mi obra".

Paralelamente, hay guerras que nunca terminan. Ronan Farrow, hijo del realizador, lamentó en una columna en "The Hollywood Reporter" la condescendencia de los medios y los organizadores de festivales con su padre, a pesar de las acusaciones de abusos de su hermana. La columna se publicó en la edición especial para Cannes de la revista. En el pasado, Allen siempre ha negado las acusaciones sobre abusos a su hija adoptiva Dylan. Farrow escribe que haber estado en los medios de comunicación cuando su hermana decidió denunciar los abusos de su padre le permitió ver la presión que ejercían los publicistas del cineasta, "que años antes orquestaron una fuerte campaña publicitaria para validar la relación sexual de mi padre con otra de mis hermanas". No es la primera vez que Ronan Farrow respalda las acusaciones de su hermana, por las que nunca se han presentado cargos contra el director.

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