21 de enero 2019 - 00:01

Aumenta la presión contra López Obrador tras la fatal explosión de un oleoducto

El presidente puso en marcha a fines de diciembre un plan para reducir el robo de hidrocarburos por parte de las mafias que todavía no muestra beneficios.

DESOLACIÓN. Hasta el momento, las autoridades habían podido reconocer solo a 3 cadáveres sobre 79. El velatorio de uno de los identificados, César Jiménez Brito, comenzó ayer en Tlahuelilpan.
DESOLACIÓN. Hasta el momento, las autoridades habían podido reconocer solo a 3 cadáveres sobre 79. El velatorio de uno de los identificados, César Jiménez Brito, comenzó ayer en Tlahuelilpan.

Tlahuelilpan, México - La explosión en un oleoducto en México, que dejó al menos a 79 muertos, renovó la atención sobre la estrategia del Gobierno de Manuel López Obrador para detener el robo de combustible por parte de las mafias.

El ducto Tula-Tuxpan sufrió una perforación el viernes a pocos kilómetros de una de las principales refinerías del país. De acuerdo con las autoridades, alrededor de 800 personas se reunieron para llenar bidones y contenedores de plástico desde la fuga, que horas después derivó en el estallido.

El secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó ayer que 79 personas habían muerto por el incidente y que otras 66 permanecían hospitalizadas, muchas de ellas con quemaduras graves.

Varios pobladores del municipio Tlahuelilpan, en el central estado Hidalgo, entrevistados el sábado informaron que sus familiares habían estado batallando para encontrar combustible y acudieron al ducto porque estaban desesperados por llenar los tanques de sus vehículos.

“Vinieron muchas personas inocentes, tal vez su coche no tenía suficiente gasolina para mañana, y dijeron que solo tomarían unos pocos litros”, afirmó el agricultor Isidoro Velasco, de 51 años, que esperaba noticias de su sobrino a quien creía muerto.

A finales de diciembre, el presidente López Obrador lanzó una ofensiva contra el robo de hidrocarburos, que según el gobierno significó pérdidas por unos 3,000 millones de dólares para la empresa estatal en 2017. El plan, que consiste en el cierre de tuberías para evitar que sean “ordeñadas” por delincuentes, provocó una escasez generalizada de naftas en el centro del país, incluido Hidalgo, al norte de Ciudad de México.

A pesar de la tragedia, López Obrador indicó que su decisión de combatir el robo no se había debilitado. “Que quede claro que no voy a dar ni un paso atrás”, aseguró el mandatario en una conferencia de prensa. “Ofrezco nada más a la gente disculpas si esta acción causa sacrificios, daños, molestias, pero lo tenemos que hacer”.

El mandatario de izquierda dijo que esperaba que el suministro se normalizara esta semana en todo el país, a medida que se incorporan más camiones cisterna para la distribución por ruta. Y pese a los temores iniciales, las encuestas muestran que la medida goza hasta ahora de un amplio apoyo popular.

Con todo, el desastre en Tlahuelilpan generó un renovado escrutinio sobre la estrategia. El Gobierno enfrenta repetidas preguntas sobre lo ocurrido, exigiéndole que explique por qué los soldados desplegados para proteger el ducto no alejaron a las personas de la fuga y porqué Pemex no detuvo el flujo de inmediato.

Al respecto, el director general de la petrolera estatal, Octavio Romero, sostuvo que se había clausurado una válvula en la tubería tras notarse una caída en la presión. Su versión contradice a la de testigos que sostienen que el combustible siguió brotando hasta la explosión. López Obrador dijo que la fiscalía general investigará si la válvula fue cerrada a tiempo.

Pero los expertos sostienen que incluso si fue cerrada a tiempo, el equivalente a 10,000 barriles de combustible de alto octanaje se encontraba en el ducto.

El secretario de Defensa y López Obrador dijeron que solo había 25 soldados en el lugar y que el Ejército no quería reprimir a la multitud. Los críticos afirman que las autoridades deberían haber sido más firmes en controlar a la multitud y sellar el área, y deberían haber pedido refuerzos.

“Parte de la culpa es de la gente (en la tubería rota), pero la culpa mayor es de las autoridades que los dejaron sabiendo que era peligroso”, dijo Velasco.

Agencias Reuters y ANSA, y Ámbito Financiero

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