28 de septiembre 2016 - 00:12

Ayudan a tecnológicas a desembarcar en México

ARGENTINOS DE EXPORTACIÓN - Los argentinos Rodrigo González y Fernando Aldana aprovecharon su know how sobre el sector tecnológico y sobre las características e idiosincrasia del mercado mexicano para dar a luz a InQbiz. La firma se propone ser socia de cualquier pyme tecnológica que quiera desembarcar y conquistar el país azteca.

MISIÓN COMERCIAL. Fernando Aldana y Rodrigo González, en la Embajada de México en Buenos Aires, en el marco de la misión de negocios del país azteca en la Argentina que se llevó a cabo hace dos meses, y de la cual participó el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
MISIÓN COMERCIAL. Fernando Aldana y Rodrigo González, en la Embajada de México en Buenos Aires, en el marco de la misión de negocios del país azteca en la Argentina que se llevó a cabo hace dos meses, y de la cual participó el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Oriundos de la ciudad rionegrina de General Roca, Rodrigo González y Fernando Aldana comparten desde niños una amistad que se ha mantenido en el tiempo, y que además traspasó las fronteras y se extendió al ámbito de los negocios. "Nos conocemos desde el jardín de infantes. Hemos compartido muchas vivencias, sueños y anhelos personales", explica Fernando. Claro que para que esas aspiraciones en conjunto se transformasen en realidad, debieron recorrer, no sin sacrificio, un trayecto que los hizo distanciar físicamente durante varios años. Por caso, Rodrigo se fue a estudiar a Córdoba, mientras que años más tarde su interés por conocer otras culturas lo llevó a desembarcar en Europa. Se recibió de Ingeniero Industrial e hizo un MBA y un posgrado en Seguridad. Trabajó en varias multinacionales, la última, El Corte Inglés, le dio la posibilidad de radicarse en México en 2011. Por su parte, Fernando se fue a Francia a los 17 años para jugar al rugby. Más tarde regresó a la Argentina, donde se licenció en Relaciones Internacionales y llevó a cabo un posgrado en Negociación Internacional y un MBA. Al igual que Rodrigo, pasó por varias multinacionales. En 2014, arribó al país azteca para trabajar en una empresa mayorista de software. Y así, finalmente, se dio el reencuentro.

Periodista: ¿Cómo se gestó la idea InQbiz?

Fernando Aldana: Tras desempeñarnos en puestos directivos en México, aprendimos mucho sobre la cultura azteca y llegamos a manejar los códigos de un mercado que es exigente y altamente competitivo. Sumado a eso con la experiencia multicultural que ya traíamos, y con la necesidad que veíamos en otros compatriotas o empresarios de distintos lugares del mundo que nos consultaban al chocarse con diversos problemas desde logísticos, culturales, hasta de falta de recursos y contactos, fue que decidimos crear a fines de 2015 InQBiz, básicamente con la idea de ayudar a otros a ingresar a un mercado extranjero.

P.: ¿Cómo es el modelo de negocio que llevan adelante?

Rodrigo González: Nuestro objetivo es lograr que pymes tecnológicas, con un modelo de negocios probado, puedan entrar y triunfar en este mercado sin sobresaltos. Para ello, les ofrecemos 12 meses de trabajo con un fee promedio de u$s3.500 mensuales y un porcentaje de las ventas totales. Somos su socio y les brindamos todo para empezar a operar, como contactos, recursos, marketing, consultoría, legales, infraestructura de preventa, etc. Les otorgamos una solución para que no tengan que preocuparse por buscar oficinas, contratar personal y, por sobre todas las cosas, para que no sean mal asesorados y no pierdan tiempo para lograr buenos clientes.

P.: ¿Cómo es hoy el ambiente de negocios en México para crear una empresa?

R.G.: Crear una empresa en México sin el asesoramiento adecuado puede ser un gran problema, sobre todo por el gasto y el tiempo que puede ocasionar. La burocracia, como en muchos de los países de habla hispana, está a la orden del día y si las empresas extranjeras no hacen bien las cosas pueden incurrir en problemas que no siempre están contemplados.

P.: ¿Cuál fue la inversión inicial?

F.A.: Rondó los u$s50 mil. Mucho de ese dinero se fue en preventas o costos indirectos que no se habían podido contemplar. Otra parte la usamos para hacer conocida la marca y que se pueda entender el concepto.

P.: ¿La idea funcionó de entrada o tuvieron que realizar algunos ajustes con el correr de los meses?

F.A.: Al principio ofrecíamos consultoría y promovíamos proyectos de amigos o colegas recomendados por nuestros contactos de distintas partes del mundo. Pero en varias oportunidades nos pasó que al no conocer del todo el foco y la dimensión de este mercado, quedábamos mal con ellos. Claramente nos faltaba organizarnos y trabajar con profesionalismo y planificación.

P.: ¿Y qué hicieron para lograrlo?

F.A.: Ensayamos escenarios y problemáticas, ideamos diversos modelos, sumamos empresarios amigos para poner a prueba nuestras ideas y formas de trabajo. Además, nos involucramos y le pusimos mucho empeño a la identidad corporativa de la empresa, porque en este punto también nos encontramos con una dificultad cultural, ya que el concepto no era entendido por las empresas mexicanas.

P.: ¿Cuántos empleados tienen?

F.A.: En la actualidad tenemos 35 empleados repartidos en las oficinas de Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Valencia, España. Visitamos estas ciudades cada 15 días. En promedio contratamos mensualmente dos personas para cada una de las empresas con las que comenzamos a operar en las distintas ciudades.

P.: ¿De dónde provienen los clientes con los que cuentan actualmente; hay argentinos?

F.A.: Tenemos clientes de distintos lugares del mundo. Empresas, por ejemplo, de Brasil, Alemania y Francia, que por la barrera idiomática decidieron utilizar nuestros servicios. Además, de España tenemos a Nosey Magazine, que es un medio online que pretende ingresar a Latinoamérica desde México. Entre los clientes argentinos se encuentran las firmas Ctrl 365, InfoLogic, e IT Sitio. Hay muchas otras con las que todavía estamos negociando.

P.: ¿Qué proyección hacen para el mediano plazo?

R.G.: Queremos expandirnos y abrir una nueva oficina en Santiago de Chile, que para México es la puerta de entrada para poder hacer negocios con el resto de los países que integran la Alianza del Pacífico, cuyas barreras arancelarias son más beneficiosas. A largo plazo la idea es poder contar con operaciones en Asia.

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