4 de junio 2019 - 00:02

Bobby Flores: "Mejor el silencio a escuchar música en un celular"

Figura histórica de la FM, además de estar al frente de la Radio Nacional Rock ahora sumó una producción televisiva donde ese género es el centro. Lo acompaña Pipi Piazzolla, el baterista de Escalandrum, en jazz.

Bobby Flores. Los millennials se están perdiendo la experiencia de escuchar un LP con amigos.
Bobby Flores. "Los millennials se están perdiendo la experiencia de escuchar un LP con amigos".

“No hay mucho rock en la televisión argentina. En realidad, nunca lo hubo. El problema es que el rock necesita algún tipo de explicación. Para que un medio de comunicación tonto, como la TV, pueda aprovecharlo, hay que entenderlo. Quienes crecimos con el rock sabemos que el rock te lleva a otros lados, como el cine, las artes plásticas o la literatura. Yo creo que nunca hubiera descubierto el cine de Roman Polanski si no fuera por el rock. Y tal vez por eso casi siempre estuve a contramano en la televisión”.

Roberto “Bobby” Flores está a cargo de Radio Nacional Rock y ahora, desde hace un mes, tiene su primer programa de TV, “RE”, de lunes a viernes a las 23.30 en la TV Pública. En diálogo con este diario, Flores habló de la evolución en la manera de escuchar música y las diferencias entre radio y TV: “Hacer radio no tiene nada que ver con hacer televisión. En la radio estás solo, lo que te da una adrenalina que no existe en la TV. Hubo épocas en que yo tenía la llave del estudio de una radio y, literalmente, hacía todo yo solo; en cambio, en un estudio de TV hay tanta gente, entre los operadores de cámara, los asistentes y el cadete que trae sándwiches, que no te preocupás. De todos modos, eso no hubiera pasado con ‘RE’, porque sería complicado hacerlo en vivo, ya que por la cantidad de contenido requiere mucha edición. Yo estuve involucrado en varios programas de TV, pero de manera lateral, en cambio ‘RE’ es un proyecto personal en el que venía pensando hace años”.

“RE” es un programa que informa sobre distintos géneros musicales, desde el folklore hasta el jazz. Pero claro, el fuerte es el rock en todo su abanico, y Flores se ocupa de distintas secciones que le permiten hablar de temas que le interesan personalmente, ya sea homenajear a Joe Cocker en el que día que habría cumplido 75 años, hablar sobre la inminente publicación de la autobiografía de Prince o ilustrar con un video el debut de Angelina Jolie en un clip de los Rolling Stones.

El programa sólo dura media hora y tiene muchas secciones. “Me las arreglo gracias al ejercicio de hacer radio”, explica Flores “y sobre todo por la influencia de mis ídolos, Hugo Guerrero Martinheitz, Cacho Fontana y Héctor Larrea, con quien ahora estoy colaborando en la AM. Ellos siempre tuvieron la capacidad de darle el tiempo que quisieran a cualquier tema, ya sea muchísimo o 20 segundos, y creo que luego de tanto admirarlos algo saqué”.

La gran pregunta es cómo se le explica el rock a una generación de millennials que jamás compró un disco, y a veces o lo escucha en un celular o en una notebook. “Prefiero el silencio a escuchar un disco en el parlante trucho de un celular”, dice, terminante, Flores. “Hay algo que ellos se están perdiendo cada vez más, y es una experiencia que hay que ayudar a que recuperen. Es eso de que varios amigos se junten en silencio a escuchar entero un LP de 40 minutos. Eso era algo normal en mi vida y no se parece en nada a escuchar una lista de temas preparada por YouTube”.

De la experiencia musical que pueda dar la web o las redes sociales, Flores rescata una sola cosa: “La difusión. En la web está todo, de eso no hay duda. Pero sin una explicación todo se desperdicia. Por eso, mi tarea es la de curador de la música que luego está al alcance del público”. Flores también entiende que la aproximación que tienen los millennials a la música es muy distinta de la que tuvo él. “Yo empecé a escuchar música en un Winco al que no sé cómo mi primo había logrado conectarlo a dos parlantes grandes. Claro, mi viejo tenía un combinado Ranser, pero no me lo dejaba tocar. Un día vino Santana a tocar en la cancha de San Lorenzo y le pedí plata a mi viejo para ir al concierto, y también para comprarme el disco. Me dio un billete rojo con la cara de San Martín, 10 mil pesos moneda nacional, y salí corriendo a una disquería atendida por un hippie que se parecía a Jesucristo. Pero el último disco de Santana estaba agotadísimo. El tipo vio que yo, que tenía 13 años, estaba bajoneado, y por esa plata me vendió tres discos que acababan de salir. Eran “The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd, “Trilogy” de Emerson, Lake & Palmer y “Artaud” de Pescado Rabioso. Escuchar esos discos era toda una cosa, nos sentábamos con mi primo en silencio a escuchar música. Para colmo, luego fui a la presentación de “Artaud”, que la hacía Spinetta solista en un teatro a las 11 de la mañana, y de ese show me quedaron grabadas dos cosas. Una, que la música de fondo de antes del concierto era del disco de Pink Floyd, que me acababa de comprar. La otra era la Policía sacando a patadas a unos hare krishna que estaban en la puerta del teatro”.

En “RE”, algo que llama la atención es la sobriedad con la que un músico como Pipi Piazzolla, el baterista del grupo Escalandrum -y nieto de uno de los genios de la música argentina- hace sus informes sobre jazz. “Es cierto, él jamás había hablado de música hasta que le propuse que haga un programa de jazz en Nacional, donde pasa temas con una mentalidad abierta; puede musicalizar con clásicos o con Frank Zappa. Pero no es raro que un músico adopte una actitud distinta de la que tiene en el escenario cuando está al frente de un programa donde enfoca la música desde un lado distinto. Por eso en Nacional hago que músicos de estilos diversos, como Richard Coleman, Willy Crook o los Decadentes, tengan sus programas. El que más me sorprendió haciendo su programa fue Nito Mestre, él concebía a la radio desde un lugar único”.

Por último, Flores confiesa cuál podría ser su próximo proyecto personal: “Un trabajo que tuve hace unos años fue compilar varios discos de jazz para el sello Blue Note, que no mira el jazz hacia el pasado, sino hacia el futuro, con excelentes músicos nuevos que aparecen todos los años. Por eso me gustaría armar mi propio programa de jazz”.

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