17 de mayo 2019 - 00:00

Bolsonaro inquieta con su vocación por generar crisis

San Pablo - Las protestas masivas del miércoles en Brasil deberían servir de advertencia al presidente ultraderechista Jair Bolsonaro sobre el riesgo de una crisis de gobernabilidad creada por su propia administración en menos de cinco meses, opinaron analistas.

El anuncio de bloqueos de fondos para la educación sacó a la calle a centenas de miles de personas en todo el país, en escenas que para muchos brasileños evocaron la rebelión ciudadana de 2013 contra el alza de los precios del transporte.

El miércoles se oyeron además numerosas reivindicaciones contra la reforma de las jubilaciones y la liberalización del porte de armas, piezas esenciales del programa electoral del exmilitar.

“Las manifestaciones fragilizan al Gobierno, que ya venía debilitándose con peleas internas, pero estas manifestaciones ocurrieron de hecho porque el Gobierno provocó a la sociedad y las atizó”, dijo el politólogo Cláudio Couto, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).

La comunidad académica entró en cólera cuando el ministro de Educación, Abraham Weintraub, anunció que congelaría parte del presupuesto de tres universidades que “sembraron el desorden” acogiendo debates con personalidades de izquierda. Tras ser criticado por el carácter ideológico de la medida, extendió su aplicación a todas las instituciones federales.

A juicio de Couto, el Gobierno de Bolsonaro, que vive entre permanentes marchas y contramarchas, “camina en dirección de volverse inviable”.

“Tenemos una economía paralizada, calles más movilizadas y pérdida de apoyo en el Congreso: es la tormenta perfecta para una caída presidencial en América Latina”, apunta.

“Solo falta un escándalo involucrando al Gobierno, que podría venir de las relaciones de la familia Bolsonaro con las milicias en Río de Janeiro” (ver página 19), aventuró el politólogo, quien cree sin embargo que aún no se ha llegado a un punto de no retorno.

Muchos aliados le aconsejan a Bolsonaro desde que asumió el cargo que salga del clima de campaña adoptando medidas que no satisfagan solo a su electorado más radical.

Pero ese momento no parece haber llegado aún.

A los manifestantes del miércoles los trató de “idiotas útiles”, usados como “masa de maniobra” por partidos de izquierda.

“La tendencia (de Bolsonaro) es cerrar la puerta al diálogo y radicalizarse aún más”, dice Couto.

La agitación en las calles se suma a las divisiones de la base aliada en el Congreso, que tramita con dificultad la reforma de las jubilaciones, considerada esencial para recuperar la confianza de los inversores y enderezar el déficit público.

El ministro de Economía, Paulo Guedes, redujo el martes la previsión de crecimiento económico del año de 2,2% a 1,5% e instó a los legisladores a apurar las reformas, advirtiendo que Brasil está “en el fondo del pozo”.

La crisis de la educación recordó además a los brasileños la existencia de la oposición, prácticamente ausente desde la victoria electoral de Bolsonaro en octubre pasado, sostiene Thomaz Favaro, analista político de la consultora Control Risks.

“Las manifestaciones deben empoderar a la oposición e impulsarla a adoptar una postura más contundente contra el gobierno”, indica.

Pero el proceso será lento, dadas las diferencias entre los partidos de izquierda, matiza.

“El Gobierno está débil, pero la oposición también”, coincide Couto.

Favaro cree importante mantener un ojo en las calles porque la sociedad brasileña, que recuperó la democracia en 1985, “ya legitimó las protestas como herramienta”.

El analista se refirió a las gigantescas concentraciones de 2013 contra el aumento del transporte y a las de 2016, que respaldaron la destitución por el Congreso de la presidenta Dilma Rousseff.

El derechista Movimiento Brasil Libre (MBL), que tuvo un papel protagónico en las manifestaciones contra Rousseff, sostiene que la izquierda puede renacer gracias a una crisis provocada por el propio Gobierno.

“El Gobierno se enredó y la izquierda supo aprovechar, con distorsión, la oportunidad para hacer una de sus mayores movilizaciones desde el impeachment (de Rousseff)”, tuiteó la organización.

Agencia AFP

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