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Bonito, inexplorado y exótico
Un destino para despuntar el vicio de bucear entre cavernas subterráneas, nadar entre acuarios naturales y degustar gastronomía amazónica.
Todos los paseos son organizados por agencias especializadas, aclaran desde el Embratur, ya que las autoridades no permiten la circulación de turistas solitarios en ciertas atracciones, y suelen ser más costosos (y exclusivos) que los tours promedio.
En tanto, la gastronomía amazónica de la ciudad es un desafío adicional (la carne de yacaré suele ser parte de los menúes), mientras que en julio se celebra un festival de invierno con artes escénicas y música, que atrae cada año a unos 30 mil visitantes.
LOS IMPERDIBLES
Entre las atracciones que se ofrecen en la ciudad de Bonito destaca "Abismo Anhumas", una de las mayores cuevas sumergidas de Brasil descubierta en la década de 1970 por un campesino. La primera parte de la actividad es un descenso de tres metros, con técnica de rapel, por una estrecha hendidura en el suelo, que después se ensancha para descubrir un gigantesco cráter.
En total serán 72 metros de rapel hasta llegar al lago cristalino, donde se puede hacer buceo entre unos pocos elegidos puesto que al paseo bajan sólo dos grupos de ocho personas por día, uno por la mañana y otro por la tarde, con la compañía de seis monitores.
Los enormes conos de sedimentación calcárea que hay en la gruta (llegan a tener 20 metros de altura), se divisan aún más imponentes debajo del agua. El paseo dura de tres a cuatro horas, y la mejor luz para descubrir la gruta es la de sol de la mañana, hasta las 13, inclusive.
Otro imperdible es la "Gruta del Lago Azul", considerada patrimonio nacional por el Gobierno de Brasil, una gruta plagada de estalactitas y estalagmitas que producen, con el lago, una ilusión óptica de características singulares.
En realidad el agua es cristalina, pero el efecto del sol dentro de la caverna, sumado a la composición del agua, rica en calcio y magnesio, son los responsables del efecto final. Los cuidadores de la gruta imponen límites estrictos en la cantidad de visitantes (300 por día, divididos en cuatro grupos), y se llega a ella descendiendo a través de más de 290 escalones.
Para evitar el impacto ambiental de la presencia de los turistas no es permitido bañarse en el lago, en cuyos 87 metros de profundidad se han encontrado valiosos restos arqueológicos y fósiles.
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