12 de enero 2022 - 00:00

Boris Johnson, contra las cuerdas por otra fiesta oficial en pleno confinamiento duro

Funcionarios convocaron a 100 personas a la residencia del primer ministro británico en mayo de 2020, apenas un mes después de que este estuviera internado con covid-19 y en pleno pico de casos.

ESCÁNDALO. Downing Street hizo la convocatoria cuando el Gobierno multaba las reuniones sociales.
ESCÁNDALO. Downing Street hizo la convocatoria cuando el Gobierno multaba las reuniones sociales.

Londres - El liderazgo de Boris Johnson enfrentaba ayer a su amenaza más seria tras conocerse que su secretario privado invitó a más de 100 personas a una fiesta en la residencia oficial del primer ministro durante un confinamiento por el coronavirus.

Johnson, que obtuvo una aplastante victoria electoral en 2019, se ha visto sometido a un intenso escrutinio durante el último mes, tras salir a la luz un video en el que se veía a su personal riendo y bromeando sobre otra fiesta celebrada en Downing Street durante un confinamiento de Navidad de 2020.

Las revelaciones sobre una serie de fiestas celebradas en el corazón del Gobierno han recibido críticas generalizadas y llevaron a que el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, acusara a Johnson de carecer de autoridad moral para dirigir el país. Esto último, si se ve respaldado por una investigación interna, sería lo más dañino hasta la fecha para el futuro de Johnson, en un momento en que sus propios legisladores muestran señales de estar perdiendo la paciencia tras una serie de escándalos, mientras los sondeos muestran que el partido marcha por detrás de los laboristas.

En mayo de 2020 -dos meses después de declarado el confinamiento por el coronavirus, que llevó al propio Johnson a ser hospitalizado en abril y dejó a 67 millones de británicos sin interacciones sociales- solo se permitía ver a una persona, al aire libre y respetando dos metros de distancia.

Pero, en un email filtrado ahora a la prensa, el secretario particular del primer ministro, Martin Reynolds, invitó a un centenar de empleados a “disfrutar del buen tiempo” tomando “unas copas con distancia social” el 20 de mayo en los jardines de Downing Street. “Traigan sus propias bebidas”, decía el mensaje, que reaviva un escándalo que el controvertido líder conservador esperaba apagado.

Según varios medios, tanto él como su esposa Carrie, que poco antes había dado a luz al primer hijo de la pareja, asistieron a la fiesta. En aquel momento, los colegios estaban cerrados para la mayoría de los alumnos, y los pubs y restoranes estaban cerrados, con estrictos controles a la actividad social. La Policía sancionó a gente por celebrar fiestas y las personas no pudieron despedir en personas a sus familiares fallecidos.

“Si el primer ministro se saltó la ley dimitirá, ¿verdad?”, preguntó el diputado laborista Ben Bradshaw al tesorero general, Michael Ellis, que estaba sentado solo en la primera fila del banquillo parlamentario del Gobierno para responder a nombre de Johnson. “El primer ministro no se va a ninguna parte...”, dijo en medio de las protestas laboristas Ellis, quien se disculpó sin reservas por las molestias causadas. Pocos diputados conservadores asistieron al debate y pocos hablaron en apoyo de Johnson.

El laborista Afzal Khan, al preguntar si Johnson pedirá perdón por las fiestas a las familias de luto, contó cómo su madre murió sola en un hospital en 2020 mientras él estaba sentado en su auto afuera. “Apesadumbrada incluso por el dolor, mi familia obedeció las normas”, afirmó.

Sue Gray, funcionario gubernamental de alto rango, está investigando en la actualidad al menos cinco fiestas celebradas en departamentos del Gobierno en medio de las restricciones del confinamiento.

Boris “no solo sabía de las fiestas en Downing Street, sino que asistió. Deje de mentir al público británico. Es hora de confesar de una vez...”, le urgió el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer.

Su partido exigió una comparecencia parlamentaria para dar explicaciones, pero Johnson delegó en Michael Ellis, un miembro de segundo rango del Gobierno, que se limitó otra vez a referirse a la investigación en curso en medio de abucheos.

Por su parte, Jonathan Evans, director del comité independiente que asesora a los primeros ministros en materia de ética, consideró que las últimas acusaciones muestran “descuido” en el respeto de las normas. “La gente se preocupa y siente que las personas a las que se paga por desempeñar funciones públicas, deberían estar a la altura”, afirmó.

Hannah Brady, portavoz de una asociación de familiares del víctimas del covid-19, que se ha cobrado más de 150.000 vidas en el Reino Unido, se declaró “enferma” al pensar que los empleados de Downing Street “hacían una fiesta” pocos días después de la muerte de su padre, cuando ella no podría ni ver a sus allegados.

Sumándose a otros escándalos de corrupción y amiguismo, esta nueva revelación hizo caer un poco más la popularidad de Johnson: 56% de los 5.391 adultos consideraron que el premier debe renunciar.

Dejá tu comentario