2 de febrero 2018 - 23:59

Broda: "Hay atraso cambiario y eso tiene sus consecuencias"

ENTREVISTA EXCLUSIVA DE ÁMBITO FINANCIERO - El economista criticó la estrategia de “hipergradualismo” del Gobierno ante el déficit fiscal. Y dijo: el modelo “necesita recalibrarse permanentemente”.

Miguel Ángel Broda.
Miguel Ángel Broda.
El economista Miguel Ángel Broda dialogó con Ámbito Financiero y trazó un crudo diagnóstico sobre la situación económica actual. Dijo que el Gobierno "no quiere tocar la madre de todos los problemas, que es el gasto y el déficit fiscal". Advirtió también que el Estado "no se puede endeudar al infinito". Y remarcó que "hay atraso cambiario y eso tiene consecuencias".

Periodista: ¿Cuánto cree que debería ahorrar el Estado en 2018?

Miguel Ángel Broda: El Estado hasta ahora ha aumentado el déficit fiscal en relación con el que recibió en 2015. Es posible que el intento de bajar el déficit primario este año modere y tengamos un sector público con un déficit de entre 5,5% y 6%. El Gobierno ha decidido aumentar subsidios sociales y jubilaciones e infraestructura y ajustar vía disminución de gasto de subsidios con aumento de tarifas. Es un modelo explosivo. No pueden endeudarse al infinito ni colocar Lebac al infinito. Han decidido que 2018 va a ser el primer año de un hipergradualismo donde el déficit fiscal se mantenga constante. Bajará el primario y subirán los intereses y tendremos el déficit que hubo en 2017. De todas maneras, es una buena noticia que el Gobierno empiece a estar preocupado por el déficit y esperemos que en un año no electoral cumpla.

P.: ¿De qué manera el Gobierno podría cubrirse de un eventual corte en el financiamiento?

M.A.B.: Están tratando de aumentar la proporción del financiamiento en el mercado interno y de disminuir la necesidad de financiamiento. Si cumplen, probablemente en 2020 o 2021, la deuda deje de crecer y esto será un punto muy positivo. Pero hasta ahora, la regla ha sido que "no se puede bajar el gasto público en términos reales". Este modelo genera desequilibrios externos y claramente tenemos un déficit de cuenta corriente muy alto que nunca en la historia Argentina creció tanto en tan poco tiempo. La configuración económica elegida por el Gobierno ha sido muy exitosa para ganar elecciones, pero tiene complicaciones. Este es un modelo que necesita recalibrarse permanentemente. No quieren tocar la madre de todos los problemas que es el tamaño del gasto público y el déficit fiscal y, por lo tanto, van recalculando, compensando y emparchando.

P.: ¿El Banco Central tiene reservas ante una eventual crisis?

M.A.B.: Tiene 62 mil millones de dólares. Muchas de ellas prestadas, pero está en una posición mucho mejor que cuando se fue Cristina de Kirchner. Es una buena noticia dado que disminuye los grados de vulnerabilidad en la cual estamos. De todas maneras, como proporción del PBI somos el país de América Latina que menos reservas tiene. Estamos mucho mejor que antes, pero todavía nos falta.

P.: ¿Qué otra medida podría tomar el Poder Ejecutivo en ese sentido?

M.A.B.: Hay que hacer un acuerdo con el FMI de contingencia. El hecho de que Argentina no solicite al Fondo Monetario Internacional las líneas de contingencias que solicitó México o Colombia es un error fenomenal porque si ocurre una eventualidad, estamos al aire libre y sin paraguas. Pero tampoco lo podemos hacer por la connotación política que tendría un acuerdo con el FMI. Obviamente que cualquier país normal metido en un déficit fiscal alto con un financiamiento externo toma un reaseguro y un acuerdo. Eso te permite que si el mundo cambia, no vamos a tener que ajustar el cinturón de golpe.

P.: Terminó enero con un dólar récord de $19,95. ¿Cuál es el tipo de cambio que necesita la Argentina?

M.A.B.: Hay atraso cambiario y tiene sus consecuencias. Hemos tenido una rápida devaluación desde mitad de diciembre. Mucho más rápida que la que tuvimos en junio y julio. El Gobierno ya muestra el cambio en la política monetaria, que ya no mira sólo la tasa de inflación, sino también el nivel de actividad. El Gobierno está más cómodo con este dólar que con el que teníamos antes. Por eso el Banco Central no ha intervenido. Si continúa la devaluación seguramente va a intervenir, pero está mostrando la preferencia revelada que la política monetaria es diferente a la que había antes del 28 de diciembre. Han elegido una configuración macroeconómica de alto déficit fiscal financiado con endeudamiento y una flotación del tipo de cambio. Ahora han cambiado la política monetaria. Antes tenía un objetivo único de desinflación y ahora es una política monetaria con un objetivo dual: mayor actividad económica y desinflación.

P.: ¿El Banco Central perdió la pulseada con la Casa de Gobierno respecto de la política monetaria?

M.A.B.: Todos los países que usan la política monetaria de metas de inflación para bajarla, en todos, siempre la meta la determina el Gobierno. Sin embargo, eso no debe alarmar. Pasó en Israel, en Chile, en Brasil. La decisión del cambio ha reducido los grados de libertad del Banco Central que decía que iba a mantener las tasas altas hasta abril.

Entrevista de Daniel Blanco Gómez

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