18 de febrero 2019 - 00:01

"Chalecos amarillos" pierden apoyo por ataques a policías e insultos antisemitas

París - Las autoridades francesas condenaron ayer los insultos antisemitas y ataques contra unidades policiales perpetrados por algunos “chalecos amarillos” durante este fin de semana, en el marco de tres meses de protestas contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron.

En tanto, los fiscales iniciaron una investigación sobre un grupo de manifestantes que agredieron verbalmente al filósofo y escritor Alain Finkielkraut. En otro incidente, un vehículo policial atrapado en un atasco en Lyon, en el sureste de Francia, fue apedreado por por los manifestantes.

El presidente Macron salió al cruce de la noticia y tuiteó: “Los insultos antisemitas son la negación absoluta de lo que somos y lo que nos convierte en una gran nación. No lo toleraremos”.

Las hostilidades contra el filósofo, que incluyeron gritos de “Francia es nuestra” y “sionista de mierda”, fueron captados por cadenas de televisión.

En París, Finkielkraut, de 69 años, quien había expresado su apoyo al movimiento de los “chalecos amarillos” en sus inicios antes de pasar a la crítica, dijo que estas protestas “son un poco como el Golem (un gigante mítico judío) que avanza rompiendo todo a su alrededor”.

El incidente llevó a primer plano las afirmaciones de Macron sobre que los recientes actos de vandalismo antisemita fueron obra tanto de activistas de extrema izquierda como de extrema derecha. Estos incidentes coinciden con la difusión de un balance policial según el cual los ataques antisemitas se han incrementado en el 74% en un año.

El portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, en declaraciones a la cadena francesa de noticias LCI, dijo que nadie debería confundir a los manifestantes genuinos del colectivo de los “chalecos amarillos” con los extremistas.

Pero advirtió que el movimiento fue “infiltrado” por grupos de extrema derecha y de extrema izquierda de un “antisemitismo grosero”.

Las protestas, que carecen de liderazgo organizado, comenzaron hace tres meses y el detonante fue el aumento de los impuestos al combustible, pero rápidamente convirtieron “chalecos amarillos” en un movimiento de protesta contra el gobierno.

El sábado hubo 5.000 manifestantes en París según cifras oficiales y en todo el país se movilizaron unas 41.000 personas, muy por debajo del máximo de 282.000 al comienzo de la protesta.

Un reciente sondeo de opinión de Ifop, publicado por el Journal du Dimanche, concluyó que la mayoría (52%) cree que las protestas deberían detenerse, 15 puntos más que en el inicio del año. Al mismo tiempo, se fortaleció la imagen de Macron.

Agencia AFP

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