22 de abril 2019 - 00:01

Charlas de quincho

Viaje. Cristina de Kirchner en su vuelo  Buenos Aires-Panamá para continuar luego a Cuba donde esta convalesciente su hija Florencia. 
Viaje. Cristina de Kirchner en su vuelo  Buenos Aires-Panamá para continuar luego a Cuba donde esta convalesciente su hija Florencia. 

Fin de semana largo con giros y novedades que modificaron las costumbres de la política. Mauricio Macri esperó a que terminaran los anuncios de las medidas para intentar calmar los bolsillos y partió a Córdoba para refugiarse en Pascuas en Potrerillo de Larreta, un oasis cerca de Alta Gracia que la familia presidencial visitó en varias ocasiones. Allí se recluyó, no ahora en la hostería que tiene el lugar como en ocasiones anteriores, sino en una casa que alquiló allí. Regresó anoche a Buenos Aires para una semana en la que tendrá protagonismo en la presión sobre uno de los sectores que le fue más esquivo durante toda la su presidencia: los empresarios, para apurar la efectividad, si eso es posible, de las medidas sobre precios que se anunciaron la semana pasada. En la otra punta de la escena, Cristina de Kirchner sufrió la pérdida de su madre, y a pesar de eso viajó igual a Cuba para visitar a su hija Florencia, que aún no tiene fecha cierta de regreso, y a su nieta Helena que, a pesar del hermetismo, todos los allegados juran que está en Cuba junto a su madre. Este panorama familiar de los Kirchner es bastante distinto ya del que se conocía hace un mes, cuando se especulaba sobre la enfermedad de Florencia y los tiempos de tratamiento que se extienden nadie sabe hasta cuándo. El regreso de Cristina de Kirchner sí es un hecho y está programado, de acuerdo con el pedido de autorización judicial, para el 30 de este mes. El show del fin de semana no fueron esas cuestiones personales sino el viaje en sí mismo con el episodio de una foto que se tomó a bordo del vuelo de Copa Airlines entre Buenos Aires y Panamá y que el kirchnerismo usó durante todo el fin de semana. La historia que se multiplicó aquí habla de una foto que le fue sacada a Cristina sin su permiso y de una insistencia molesta a bordo contra la expresidenta durante todo el viaje por parte de otro pasajero. Hay que recordar que la línea Copa cubre sus vuelos utilizando los Boeing 737-800, un avión de un solo pasillo y de dimensiones menores que en un jet intercontinental. Para tener una idea, se trata de los mismos aviones que usa Aerolíneas Argentinas en los vuelos de cabotaje. Por lo tanto, la proximidad de los pasajeros es mucho mayor que en una nave de gran porte, inclusive si se viaja en business (se presume que en esa área viajó la expresidenta por el tamaño de los asientos que aparecen en la foto). Quienes estaban cerca de Cristina relatan que la expresidenta se dio vuelta en su asiento al llega a Panamá y se dio cuenta de que David Lacroze, pasajero integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural Argentina, estaba sacando una foto con su celular. Según esos comentarios, Cristina de Kirchner habría dicho: “No me gusta la gente que saca fotos”. A lo que Lacroze respondió: “Sólo estaba sacando el cartelito”, en referencia a no se sabe qué cartel dentro del avión. Está claro que se le estaba sacando una foto a la expresidenta e intentó evadir la situación, pero no sucedió más que eso, dicen, dentro del avión. Luego Cristina bajó junto a su custodio. La historia que vino después con tuits (Aníbal Fernández fue el más activo) y revelaciones de teléfonos y domicilios del pasaje- ro en cuestión sobrepasó cualquier estimación. Más cuando a Lacroze se lo conoce como amigo del fallecido Jorge “Coqui” Zorreguieta, padre de la reina Máxima de Holanda y familiar de Emilio Basavilbaso, titular de la Anses.

Mauricio Macri tiene por delante casi una escalada al Everest electoral antes de llegar a octubre. Y en ese tren por morigerar el impacto de los problemas económicos que impactan directamente en la imagen del Gobierno. Algunas de esas mediciones aterrorizan al sector financiero a empresarios con porcentajes de hasta 9% a favor de Cristina de Kirchner en un balotaje con Mauricio Macri. Todo por verse y también por ratificar por parte de la encuestadora que la realizó, aunque a pesar del estado gaseoso de esos números el Gobierno ya salió a utilizarlos en su renovada estrategia de asustar con el regreso del fantasma de Cristina de Kirchner. Es una versión 2.0 de la que Jaime Durán Barba viene sosteniendo desde la campaña presidencial de 2015. Habrá que ver: está claro que Durán Barba no sabe nada a la hora de asesorar al macrismo sobre medidas de Gobierno, pero sí sobre ganar elecciones. En medio de esas razones se cuela otra situación que, si bien es menos acuciante, resulta igualmente complicada para Macri: la definición de la fórmula presidencial. El Presidente se movió tranquilo en 2015 con la compañía de Gabriela Michetti en la fórmula y si por él fuera, repetiría ese esquema este año. Esa elección se basa en la confianza que tiene sobre Michetti (es decir, está seguro de que no le generará conflictos como sí hicieron otros vice con su presidente) y que en las ocasiones en que la vicepresidenta tuvo que estampar su firma en decretos complicados en ausencia de Macri del país lo hizo sin chistar. Pero ahora a la fórmula de Cambiemos le faltan votos y por eso el macrismo abrió el concurso para tantear otros/otras candidatos/as. Cuando se elige a un acompañante de fórmula (también aplica para la cabeza del binomio) un punto a definir es con qué historias la oposición le puede tirar en campaña. Por eso parece que quedaron en el camino Carolina Stanley y Patricia Bullrich, dos candidatas iniciales a subirse a la fórmula. Stanley, dicen, puede dividir al propio electorado macrista que la ve como “reparte planes”, a dirigentes piqueteros y sectores de izquierda que a pesar de recibir esos beneficios nunca la votarían. Los radicales ya alertaron hace tiempo de ese efecto nocivo de las buenas relaciones de Stanley con sectores piqueteros. Bullrich será asimilada con Jair Bolsonaro y no es ese el perfil que el Gobierno quiere en campaña. Otros razonamientos dieron vuelta todo el fin de semana. “Van a poner una peronista? No, demasiado inseguro.” En esa lista Emilio Monzó ya no corre, va a España para ser embajador allí aunque aún no se sabe de qué Gobierno. Nicolás Massot tuvo un reverdecer estudiantil y marcha a Yale para un posgrado. Se la llegó a mencionar a Silvia Lospennato, que con su discurso a favor del aborto en Diputados le daría un aire fresco a la fórmula presidencial, en contra de la celeste Michetti. Pero Lospennato tiene antecedente en el peronismo como mano derecha de Alfredo Atanasoff y rastros en el duhaldismo como para subirla a la fórmula. Los radicales también acercan a la tucumana Silvia Elías de Pérez, pero es celeste y no es lo que Macri necesita para ratificar base en las grandes ciudades. En medio de esos razonamientos aparece un dato: ¿que hacía Martín Lousteau la semana pasada en el despacho de Mauricio Macri junto a Miguel Ángel Gutiérrez de YPF? Quienes siguen esos rastros juran que Macri jamás subiría a Lousteau a la campaña presidencial, entre muchas otras cosas porque la oposición kirchnerista le tiraría con material propio. Horacio Rodríguez Larreta lo quiere como senador porteño. Como sea la palabra clave allí la tiene Enrique Nosiglia, máximo apoyo que tiene Macri hoy en el radicalismo. Todo esta abierto entonces en esa selección.

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Gabriela Michetti y el embajador de Francia Pierre Henri Guignard encabezan el seleccioneado de argentinos homenajeados por los galos.
Gabriela Michetti y el embajador de Francia Pierre Henri Guignard encabezan el seleccioneado de argentinos homenajeados por los galos.

Dentro del programa Personalitès del gobierno francés que incluye anualmente un argentino con liderazgo en distintos sectores de la sociedad el embajador Pierre Guignard sirvió almuerzo en la embajada para los representantes argentinos incluidos a través de 30 años de vigencia del programa, que significa una distinción al vínculo franco argentino. Allí estaba un seleccionado integrado por Gabriela Michetti, Martín Redrado, los gobernadores Roxana Bertone y Juan Manuel Urtubey, el vicecanciller Fulvio Pompeo, Mario Scholz, secretario de relaciones internacionales del bloque UCR HCDN, el exjefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, Cristian Asinelli, los exdiputados Marcelo Bassani, Juan Carlos Morán, Adrián Menem, entre otros. El encuentro coincidió simultáneamente con el incendio en la Catedral de Notre Dame de París, lo que fue motivo de congoja generalizada por la destrucción parcial de esa joya patrimonial de la humanidad.

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Centenario. Clara García, , Miguel Lifschitz, Edward Prado y su esposa María, y Diego Sueiras en el aniversario del Palacio Bosch.
Centenario. Clara García, , Miguel Lifschitz, Edward Prado y su esposa María, y Diego Sueiras en el aniversario del Palacio Bosch.

Ideado por el Embajador de los Estados Unidos, Edward Prado y organizado por la Fundación Nueva Generación Argentina que comanda Diego Sueiras junto al CARI que preside Adalberto Rodríguez Giavarini, hubo festejo por los 100 años del Palacio Bosch como residencia del Embajador. Hablaron allí Rosendo Fraga, Prado y el agregado cultural, Brian Asmus. Junto a ellos estaban empresarios, funcionarios, sindicalistas y entre ellos el gobernador de la Provincia de Santa Fe Miguel Lifschitz que puso como ejemplo el éxito del hermanamiento entre el estado de California y la Provincia de Santa Fe, que tienen cooperación en materia de energías renovables. No se comentó allí el inminente viaje de Jorge Faurie a China, para sumar al país a la iniciativa “One Belt, one Road”, que impulsa China para relanzar el libre comercio internacional a través del renacimiento estratégico de la ruta de la seda, tema que eriza a Donald Trump.

Vamos a terminar con un chiste de transporte público

Una mujer, cuando el colectivo se detuvo para que subieran los pasajeros, se dio cuenta de que su falda era demasiado estrecha para permitirle dar el paso para ascender. Algo avergonzada, le sonrió al conductor y llevó la mano hacia atrás y bajó un poco el cierre, pensando que tal vez eso ayudaría. Pero no pudo. Sintiéndose todavía más avergonzada, bajó el cierre un poco más y volvió a intentar subir al colectivo, pero sin éxito. Casi llorando de la vergüenza bajó del todo el cierre y de nuevo no pudo subir. Entonces un tipo alto que estaba detrás de ella en la fila, la levantó por la cintura y la subió al colectivo. Furiosa, ella se volvió hacia el hombre y le gritó:

- ¿Cómo se atreve a tocarme? ¡Yo a usted no lo conozco!

- Bueno, señora --respondió el hombre--, yo normalmente no hago estas cosas, pero después de que usted me bajó tres veces la bragueta pensé que ya teníamos cierta intimidad.

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