26 de junio 2019 - 00:00

Co-Living, una solución para los estudiantes

Se trata de edificios destinados a vivir en comunidad. Son muy elegidos por los universitarios porque tienen espacios para interactuar y están bien comunicados con sus centros de estudio.

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El mundo está en proceso de cambio constante. Las nuevas generaciones buscan flexibilidad laboral y optimizar sus recursos, los estudiantes están dispuestos a vivir más cerca de la universidad, en espacios reducidos pero en comunidad. En este marco palabras como co-working son cada vez más escuchadas y utilizadas entre los millennials. Hoy muchos buscan viviendas de pocos m2 pero gran cantidad de espacios comunes para poder desarrollar sus actividades, todas en un mismo lugar.

Este fenómeno que desembarcó hace pocos años en la Argentina, pero que en tiempos de crisis financiera se impone con fuerza, se denomina co-living y es muy utilizado por los estudiantes. Una vivienda de este tipo está diseñada para que las personas interactúen con los demás a través de la construcción de zonas comunes, por lo que es ideal para quienes están en la universidad.

Una de las principales limitaciones con las que contaba el co-living en la Argentina era el código urbanístico. En las ciudades europeas o hasta en Estados Unidos es común ver departamentos de entre 15 y 20 m2. Pero ahora, a partir de que la Legislatura porteña avanzó en la reforma de los códigos de Planeamiento Urbano y de Edificación, se cambió la superficie mínima de las viviendas: de los 27 metros cuadrados actuales pasa a 18 metros cuadrados, sin contar el baño.

Desarrollo

Si bien se trata de una tendencia que progresivamente se va afianzando en el país, en la Capital y el Gran Buenos Aires ya se desarrollan edificios de esta características. La desarrolladora Predial lanzó hace tres años sus “microdepartamentos” con un promedio de 20 m2. Este tipo de edificios, ubicados en barrios porteños de clase media, apuntan a resolver el problema habitacional de aquellos que no tienen acceso al primer hogar, ya que los precios arrancan en los u$s60.000 y se da la posibilidad de financiar en cuotas. En este caso, la mayoría de las unidades son equipadas y también se utiliza el co-living como recurso. Si bien son amenities más clásicos, se apunta a que la vida social se desarrolle “fuera de los departamentos”.

Casa Campus es otra de las marcas más reconocidas en materia de co-living. Llegó al país en 2012 y ya cuenta con 4 edificios de estas características y otros 5 en proceso de construcción. “Nosotros nos encargamos de todo, de la construcción, de la comercialización y luego de la administración es un servicio 100% apuntado a un inversor mediano y chico”, explicó Juan Mora, CEO de Casa Campus. Aquí se generan verdaderas comunidades, los espacios comunes son en promedio entre 500 m2 y 700 m2, dependiendo de cada emprendimiento. “Nosotros comercializamos las unidades que se venden al público, hacemos el mantenimiento y administramos los alquileres, es un sistema de pool, por lo que el inversor siempre cobra esté ocupada o no la unidad”, agregó.

“Tenemos dos edificios en Pilar con 170 habitaciones, ahí la mayoría está ocupada por estudiantes. Hay muchos jóvenes que vienen desde Colombia, Venezuela y Brasil para estudiar en las universidades argentinas. A eso se suma el movimiento interno de chicos que llegan del interior del país a la Capital a estudiar...”, agregó Mora.

“Nosotros construimos un edificio de lujo, no tiene terminaciones de lujo, pero sí en lo que respecta a los amenities y es eso lo que monetiza. El valor del m2 varía según la zona, pero hoy estamos en promedio en los u$s3000 el m2. Es decir que con u$s60 mil te compras un departamento que te deja una ganancia de u$s4 mil por año. Hoy hablamos de un alquiler mensual de entre u$s500 ó u$s600, por lo que duplicamos la rentabilidad de un departamento convencional”, sostuvo Juan Mora. En general este tipo de alquileres apunta a estudiantes extranjeros, y a profesionales que llegan desde el exterior para hacer un trabajo puntual por un determinado tiempo.

Mientras que Basso Bienes Raíces también está incursionando en el negocio del futuro. Se trata de un edificio emplazado en Vicente López, en la calle Aristóbulo del Valle, que está previsto entregar en diciembre de 2020 “Hoy ya tenemos comercializado un 60% del total de las unidades”, explicó Jorge Mir, responsable de inversión residencial de Basso Bienes Raíces, quien detalló que la característica de este emprendimiento es darle gran desarrollo a los espacios comunes. “Los departamentos arrancan en los 36 m2, pero adoptamos las características de co-living. Por ejemplo, tenemos amenities donde se pueden hacer clases de yoga, gimnasio, una sala de ensayo, un micro cine o un espacio de co-working o para estudiar. El concepto que tomamos es generar comunidades en donde se puedan compartir ciertos lugares”, concluyó Mir.

Este edificio, ubicado en la zona norte, apunta a los jóvenes que viven en los barrios residenciales de la zona, sobre todo en Nordelta. “Quisimos tomar el nicho de los barrios privados de la zona norte, ahí en un inicio se trasladaban los matrimonios jóvenes, estos chicos crecieron, hoy buscan alternativas, que tengas buena comunicación con su familia y con Ciudad Universitaria. Hicimos acciones por la zona y nos dieron buenos resultados”, sostuvo Mir. Los departamentos tienen hoy un precio de u$s2.900 el m2 y son muy buscados por los padres de jóvenes que arrancan su carrera universitaria. “Damos la alternativa de entregarlo totalmente amueblado”, explicó Mir, quien indicó que aún resta vender el 40% del edificio, un desafío que en época de crisis y recesión económica no parece sencillo.

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