30 de julio 2019 - 00:00

Contraste: Australia le declaró la guerra a protestas de veganos

El domingo, militantes ecologistas irrumpieron en la Rural. En otros países tienen experiencia de este tipo de manifestaciones que llegan a ser violentas.

Polémico. Los manifestantes del veganismo irrumpieron en la Rural. Choque entre el derecho a protestar y la forma autoritaria de hacerlo. La prensa viene registrando la pelea del Gobierno australiano con ecologistas.
Polémico. Los manifestantes del veganismo irrumpieron en la Rural. Choque entre el derecho a protestar y la forma autoritaria de hacerlo. La prensa viene registrando la pelea del Gobierno australiano con ecologistas.

La exposición de la Sociedad Rural fue noticia, como sucede todos los años, pero esta vez por el hecho menos pensado: una protesta de veganos que terminó con incidentes por un grupo de gauchos que, a caballo, quisieron correrlos del predio. Quienes se oponen al consumo de carne denunciaron la forma violenta en que fueron reprimidos, en tanto los organizadores y participantes del evento criticaron la irrupción de los manifestantes que, a la fuerza, impidieron el desarrollo normal de las actividades que habían ido a presenciar. Clásica puja entre los derechos de unos y los derechos de otros. Este enfrentamiento no sólo ocurre en la Argentina. Lo diferente es la forma de resolución y las consecuencias que deben asumir quienes se exceden en sus protestas a costa de otros ciudadanos que tienen una posición distinta.

En Australia, por ejemplo -un país con larga tradición ganadera-, la pelea entre “veganos” y “carnívoros” llegó a lo más alto del Gobierno. En abril pasado, el primer ministro Scott Morrison se manifestó duramente contra estos manifestantes ecologistas luego de varios incidentes en los que grupos de este sector atacaron granjas ganaderas privadas y agredieron a productores o cortaron el tránsito de algunas calles. Los llamó “criminales verdes” y los amenazó con aplicarles “todo el peso de la ley”. No sólo eso. También se puso a disposición de los granjeros afectados para que, en caso de querer iniciar acciones legales, contaran con el apoyo del Gobierno. En tanto, el ministro de Agricultura señaló que “si el objetivo era cortar el tráfico, tuvieron éxito, pero si lo que buscan es convertir a los australianos al veganismo, le están haciendo un gran daño a su causa”.

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En esa línea, las autoridades de Nueva Gales del Sur tipificaron un nuevo delito para quienes ingresen a granjas en protesta por la producción de ganado. Por ser considerados “terroristas domésticos”, enfrentarán a partir de agosto multas de entre 1.000 y 220.000 dólares australianos, según se publicó la semana pasada.

Si bien el tema parece un hecho menor, la forma de tratamiento de un país y otro muestra un importante contraste. En la Argentina, las protestas son moneda corrientes (veganos, piqueteros, planeros y demás) y siempre tienen de rehenes a una parte de la sociedad. El derecho a manifestarse es igual que en Australia, pero, en aquel país, se cumple la ley.

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