9 de mayo 2019 - 00:02

Córdoba: broche final hoy, con redoblados ecos nacionales y una noche que imanta al PJ

La elección a gobernador del domingo moldea los armados de oficialismo y oposición de cara al 27 de octubre.

Aires de triunfo. Schiaretti, ayer junto al plantel de Estudiantes de Río Cuarto, que viene de celebrar su promoción a la Primera B Nacional. Hoy innovará con un cierre de campaña en la localidad rural de Rayo Cortado.  
Aires de triunfo. Schiaretti, ayer junto al plantel de Estudiantes de Río Cuarto, que viene de celebrar su promoción a la Primera "B" Nacional. Hoy innovará con un cierre de campaña en la localidad rural de Rayo Cortado.  

El peronista Juan Schiaretti y los radicales Mario Negri y Ramón Mestre clausurarán hoy la intensa campaña electoral hacia la estelar votación a gobernador del domingo en Córdoba, en medio de nuevos gestos que marcan la extrema nacionalización de la compulsa -de cara a los armados presidenciales de oficialismo y oposición-, y la expectativa sobre qué señales y certezas desgranará el “Gringo”, con camino asfaltado hacia su reelección, en la noche del domingo en el escenario del hotel Quorum.

“Córdoba está a una hora de vuelo”, deslizaron con picardía desde filas del schiarettismo ante este diario, en medio de un fuerte hermetismo y de especulaciones sobre potenciales desembarcos de dirigentes que abonan a Alternativa Federal para acompañar los festejos, que se dan por descontados, bajo el nocturno cielo cordobés.

No será de la partida, a priori, Roberto Lavagna. “Será una fiesta de los cordobeses y acompañaremos con fuerza desde acá”, dijeron ayer desde su entorno ante Ámbito Financiero. Pero en cercanías de Sergio Massa lo barajaban ayer como “una posibilidad”, y no había certezas respecto de Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey.

La magnitud final del triunfo de Schiaretti -en medio de la escalada de reveses electorales de Mauricio Macri- terminará de moldear el rol que jugará en ese armado del peronismo no kirchnerista y socios, hoy marcado por la dificultad de hilvanar consensos intestinos y por la incomodidad que genera la figura de Cristina de Kirchner. Como mínimo, el papel del cordobés será el de gran elector o árbitro. Y como máximo, si existiera un contundente operativo clamor, el final está aún abierto en materia de potenciales candidaturas presidenciales.

Negri

Por de pronto, a tono con el brillo de este comicio, el bunker del flamante Hacemos por Córdoba -que cuenta con el socialismo y el GEN como nuevos socios, en una ingeniería anticipatoria- no se instalará esta vez (como hace 4 años) en el modesto salón de la exUnión por Córdoba sobre la General Paz, sino en el coqueto hotel Quorum, estratégicamente ubicado a pocos minutos del aeropuerto.

La estela nacionalizante de la contienda cordobesa se derrama además sobre Cambiemos y el radicalismo nacional, que mira con atención el resultado que tendrá el duelo aparte, íntimo, entre Negri (Córdoba Cambia, asociado con el PRO, el Frente Cívico y la Coalición Cívica) y Mestre (bajo la histórica Lista 3, de pura cepa radical).

Tras la implosión del Cambiemos cordobés en marzo, ayer agitó las aguas el nuevo desembarco de un gobernador de la coalición para respaldar a Negri. Luego de los respaldos in situ de los macristas Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, fue el turno un radical: el jujeño Gerardo Morales, actual vicepresidente de la UCR nacional.

“Mario es el único que le pueda ganar al justicialismo”, dijo ante un emocionado Negri, y arengó: “Cambiemos es una coalición de gobierno, y nosotros somos una fuerza política que no sale a gritar ni a debilitar al Gobierno, pero sí somos un partido que se planta y genera debate interno cuando lo tiene que hacer”.

El telón de fondo, precisamente, es la pulseada entre Negri y Mestre que escaló en las últimas horas, luego de que trascendiera una supuesta “campaña” para echar al diputado nacional de la UCR local.

“A Negri no hace falta echarlo, se fue solo con el PRO”, reaccionó ayer Mestre, además de negar la existencia de una embestida en esa línea.

La tensión amenaza con continuar en el post 12-M, de cara a la discusión en la Convención Nacional de la UCR por el armado presidencial. Un potencial traspié de Mestre ante Negri representaría -evalúan- un revés para las aspiraciones de sectores críticos del radicalismo, que exigen cambios electorales de peso en la coalición o, incluso, una escisión de Cambiemos.

Con esa marea de nacionalizacion agitando las aguas cordobesas, hoy las tres fuerzas centrales se disponen a ponerle el broche final a sus campañas, que estará marcado por la lluvia.

Schiaretti innovará con un cierre de campaña en la pequeña localidad rural de Rayo Cortado, en el norte cordobés. “Será el cierre electoral más federal de la historia”, aseguró. y dijo que ese enclave “representa el progreso y la expresión del esfuerzo”. Horas después habrá un evento de Hacemos por Córdoba en la Plaza de la Música, en la capital, para la capacitación de fiscales. No será de la partida Schiaretti, y pasará a “saludar” su candidato a intendente, Martín Llaryora.

Ayer el gobernador -un amante del fútbol- aprovechó su gira de campaña para reunirse con el plantel de Estudiantes de Río Cuarto y felicitarlo por su ascenso a la Primera “B” nacional.

Por su parte, Mestre y Negri apuntarán hoy de lleno a la capital, en un intento de seducir a los últimos indecisos en una estratégica plaza, que hoy gobierna Mestre y donde el peronismo busca cerrar un doblete de victorias el domingo.

Mestre desplegará una caminata junto a su candidato capitalino, Rodrigo de Loredo. “Así como el Barcelona se comió 4 (en referencia a la caída ante Liverpool), creo que el domingo le vamos a ganar a Hacemos por Córdoba”, enfatizó. Por su parte, Negri hará lo propio con una caravana junto a su espada para la ciudad, el exintendente Luis Juez.

En paralelo, parte de las miradas se dirigirán al Superior Tribunal de Justicia, que debe resolver dos asuntos de fuerte impronta electoral, a partir de sendas embestidas de la oposición. Una estocada apuntó a cuestionar la validez de la candidatura de Llaryora, exintendente de San Francisco, por supuestamente no contar con los años de residencia en la capital cordobesa necesarios para sostener su postulación. Y la otra, a evitar que se consideren nulos los votos a intendente para el caso de que, confusión mediante, un elector tilde en la boleta única la opción de lista completa de una fuerza, y el candidato a intendente de otra. En filas opositoras entienden que el diseño de la boleta favorece al oficialismo provincial.

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