2 de enero 2019 - 09:49

¿Cuál es la mejor época del año para tomar decisiones importantes?

De acuerdo a lo que debamos elegir, puede ser mejor el invierno o el verano. Primero debemos tener en claro qué queremos para ver si encaramos la tarea cuando nos sentimos positivos o cautos.

Muchos se preguntan sobre la seguridad de los medicamentos tras aplicarse las vacunas contra el Covid-19.

Muchos se preguntan sobre la seguridad de los medicamentos tras aplicarse las vacunas contra el Covid-19.

Pixabay

Cuando deseamos tomar una decisión crucial, solemos pensar (a veces en exceso) en la decisión en sí misma. Pero también es posible meditar sobre cuándo vamos a dar ese gran paso, como comprar una vivienda o cambiar de profesión.

¿Pero cuándo es el mejor momento? Es cierto que durante el invierno nos sentimos un poco más desanimados, pero para algunas personas, esa sensación puede llegar a ser extrema. El trastorno afectivo estacional (TAE) -también conocido por "SAD", por sus siglas en inglés- consiste en episodios depresivos durante los meses de invierno y es especialmente habitual en países nórdicos.

BBC citó un estudio que halló que cerca del 10% de la gente que vive en zonas del norte, incluido el continente americano, están afectadas por este trastorno. Pero incluso quienes no cumplen con los criterios de diagnóstico del TAE también sienten que su estado de ánimo es más bajo en esta estación del año.

Estos estados no sólo repercuten en cómo se siente la persona, sino que también puede tener incidencia sobre la capacidad de tomar decisiones. Pero no todo es tan lineal: sentirse decaído no siempre se traduce en elegir mal.

De hecho, cuando nos sentimos deprimidos somos más reacios al riesgo. Algunos científicos sostienen que eso puede deberse a que se reduce nuestra capacidad de experimentar placer, lo cual significa que una persona deprimida no tiene la misma respuesta emocional potente (y optimista) hacia una ganancia o una recompensa que la que experimenta una persona que no está triste. Y por ende, se es más conservador en cuanto la toma de riesgos, lo que lleva a elegir opciones seguras con pocas opciones de recompensa en lugar de estrategias arriesgadas con beneficios potencialmente mayores.

Otros análisis mostraron que la gente con TAE suele ser más conservadora con decisiones financieras durante el invierno que la gente que no lo sufre, por ejemplo. Y en lo que respecta a la toma de decisiones, tener miedo al riesgo no siempre es algo malo.

Sin embargo, la mayoría de la gente tiene el problema opuesto: un "sesgo optimista”, algo que podría convertirse en nuestro peor enemigo. Pensamos que nuestro futuro será más rosa (ya sea en términos de obtener más ofertas de trabajo más vacaciones) que lo que realmente es. Y además no solemos pensar en la posibilidad de enfermarnos.

También creemos que tenemos más control sobre las situaciones que el que realmente poseemos, sobre todo si estamos implicados en algo que nos ocurrió.

La gente deprimida, que tiene una visión del mundo más pesimista, no cae en esa trampa. Ese "realismo depresivo" significa que son mejores que los optimistas a la hora de evaluar con precisión los intervalos de tiempo y predecir cómo las decisiones de otros les afectarán. Aunque no significa que acierten con los resultados. Por ejemplo, los deprimidos suelen ser peores en la predicción de resultados futbolísticos.

Pero no es cuestión de generarle mala prensa al optimismo: puede que los más positivos vean el futuro color de rosa, pero son mejores a la hora de hacerlo realidad. De hecho, esta cualidad está asociada con el éxito laboral, relaciones sanas y buena salud.

En esta línea, un estudio publicado en la revista científica Circulation, que examinó a 97.000 mujeres que no tenían cáncer o enfermedades cardiovasculares al comienzo de la investigación, halló que ocho años más tarde, las optimistas resultaron ser menos propensas que las pesimistas a haber desarrollado una enfermedad coronaria o haber muerto por cualquier causa.

Por eso, si presentás dificultades a la hora de tomar una decisión vital, también puede valer la pena esperar hasta que los días mejoren tu estado de ánimo. Pero atentos: la relación entre el humor y la toma de decisiones no es simple.

Para empezar, tenés que saber qué tipo de decisión se trata. ¿Implica una pérdida catastrófica, algo que requiera ser más cauto y realista? Entonces el invierno podría ser mejor.

¿Es una decisión en la que todo está en juego y en la que podés aceptar cierto grado de incertidumbre? Entonces tal vez deberías aprovecharte de tu estado de humor más alegre durante el verano.

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