20 de mayo 2016 - 00:00

Defraudan los Dardenne en el Festival de Cannes

Adele Haenel, protagonista del film de los hermanos Dardenne presentado en Cannes, “La fille inconnue” (“La muchacha desconocida”).
Adele Haenel, protagonista del film de los hermanos Dardenne presentado en Cannes, “La fille inconnue” (“La muchacha desconocida”).
 Cannes - A pocos días del cierre del festival, no han surgido títulos que puedan opacar las posibilidades que tiene la alemana "Toni Erdmann" de alzarse con la Palma de Oro. Las chances de las realizaciones de los Dardenne, Dolan y en menor medida Almodóvar parecen remotas, ahora que han sido vistas. La única de las presentadas recientemente con cierta condición premiable es "Baccalaureat" de Cristian Mungiu, que se vio ayer, pero es poco probable que el director rumano que ya ganó la Palma de Oro con "Cuatro meses, tres semanas, dos días" repita. "Bachillerato" (tal su traducción literal) tiene una trama más convencional comparada con la antes mencionada.

Los hermanos Dardenne se apuraron y rompieron la "cábala" de estrenar un film cada tres años, que venían cumpliendo desde hace más de dos décadas. Sólo esperaron dos años desde "Dos días, una noche", la anterior. En "La fille inconnue" una médica (Adele Haenel) siente gran culpabilidad al no haber asistido en su casa a una chica que al día siguiente aparece ahogada en Lieja. Las dos interminables horas están dedicadas a saber cómo murió y es poco el interés que despierta.

Tampoco le fue mejor al canadiense Xavier Dolan, cuya anterior "Mommy" fue muy bien recibida en Cannes. "Juste la fin du monde" cuenta con la ventaja de un elenco poderoso: una madre algo histérica (Nathalie Baye) y tres hijos entre los cuales uno insoportable (Vincent Cassel), otra que no lo aguanta (Lea Seydoux) y un tercer hermano (Gaspard Ulliel) en grave crisis existencial. A ellos se agrega, en este huis-clos, Marion Cotillard, muy desaprovechada en un personaje diferente de las mujeres fuertes que habitualmente interpreta.

Quedaría por mencionar a Pedro Almodóvar que trajo "Julieta", cuya primera hora es brillante con dos actrices interpretando a un mismo personaje en diferentes épocas de su vida, joven (Adriana Ugarte) y adulta (Emma Suárez). El asunto es la partida, sin dejar rastros, de la hija de Julieta y el descubrimiento de las causas de tal decisión. Varios rostros conocidos: Dario Grandinetti, Emma Cuesta ("Koblic") y Rossy de Palma, en un papel seguramente reservado por Almodóvar a la fallecida Chus Lampreave. La película pierde fuerza en la última media hora pero está por encima de la anterior "Los amantes pasajeros".

Un certain regard, la segunda sección oficial del Festival, es un rejunte de títulos que no entraron en la competencia por la Palma de Oro, y habiendo visto varios títulos se entiende por qué. Tal el caso de la anodina "After the Storm" de Kore-Eda Hirokazu ("De tal padre, tal hijo"), la muy pobre argumentalmente "Beyond the Mountain and Hills" de Eran Kolirin ("La visita de la banda") o la muy desagradable y violenta rumana "Dogs" del debutante Bogdan Mimica. Distinto es el caso de "La larga noche de Francisco Sanctis", de Andrea Testa y Francisco Márquez, la película argentina que compite contra otras veintidós operas primas por la Cámara de Oro.

A falta de buenos títulos, el Festival ofreció una estupenda masterclass en la Sala Buñuel: el critico francés Michel Ciment hizo una entrevista pública a William Friedkin, matizada con la proyección de extractos de algunos de sus films como "Contacto en Francia", "El exorcista", "Sorcerer" (versión de "El salario del miedo") y "Vivir y morir en Los Angeles". Friedkin dijo que no había estudiado en ninguna escuela de cine, y que ellas fueron "básicamente tres: 'Citizen Kane', Hitchcock y la Nouvelle Vague".

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