Del Potro le ganó a Isner y al calor, se metió en semifinales y sueña con volver a conquistar Nueva York
venció al representante local por 6-7, 6-3, 7-6 y 6-2 y avanzó de ronda. El tandilense soportó las altas temperaturas y se metió entre los cuatro mejores en Flushing Meadows por segundo año consecutivo.
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El número 3 del mundo ya había avisado que tendría que brillar con su servicio pero también con su devolución. Y es que Isner, un gigante de 2,08 m de estatura, se hizo famoso por no tener piedad con su saque.
Así, y hasta mediados del segundo set, siempre que lo necesitó conectó un ace a la velocidad de la luz. Primero a 219 km/h, luego a 220 y, más tarde, incluso a 223. Cada vez que Del Potro rozaba break point, Isner sellaba un misil para acabar con sus esperanzas.
Y así, con 6-6, solo necesitó un miniquiebre para adjudicarse el primer acto por 7-6 (5). Del Potro dejaba el court desconcertado pero no sorprendido. Había cometido solo cuatro errores no forzados (12 de su rival), había conservado todos sus servicios pero, en un segundo, había cedido un set.
Pero no se vino abajo. Siguió fiel a su estilo, acertado con su saque y letal desde el fondo hasta que su esfuerzo tuvo recompensa. Así, en el cuarto juego, le quebró el servicio a un Isner que empezaba a dar muestras de agotamiento y se acabó el set.
Así se desarrollaba la contienda. El primero capaz de quebrar parecía destinado a terminar ganando. El primero fue el estadounidense. A continuación fue Del Potro, que solo cometió un error en todo ese intervalo para mostrarse dominante ante uno de los oponentes más incómodos del circuito. Porque es misión casi imposible ganarle en su juego.
El tercer capítulo fue un "revival" del primero. De nuevo, otro tie break. De nuevo, un misil tras otro desde el rincón del norteamericano, que sin embargo con el paso de los minutos fue fallando cada vez más hasta entregar ese set y el siguiente, extenuado por el calor y los golpes de su rival.
"Delpo" (también afectado por el clima) demostró una vez más que no es casualidad que ocupe la mejor posición de su carrera en la ATP casi una década después de coronarse en la Gran Manzana. Hace unos meses ya ganó su primer Masters 1000 en Indian Wells, ante el suizo Roger Federer.
Ahora sueña con volver a coronarse en Nueva York, donde empezó todo, para cerrar el círculo.
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