Hace 22 años se consumó en Hamburgo un dramático episodio que puso en riesgo la vida de una tenista top y forzó medidas de seguridad hasta ese día inexistentes: un espectador saltó a la cancha y apuñaló por la espalda a la serbia Mónica Seles, que a raíz de las lesiones recibidas estuvo 28 meses sin competir de manera oficial.
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El 30 de abril de 1993, en una primaveral tarde de Hamburgo, se jugaba un partido de cuartos de final entre la búlgara Magdalena Maleeva y una imponente Seles, que con apenas 19 años había trepado al número 1 del ranking y desplazado a la que hasta no hacía tanto parecía la incuestionable dueña del circuito femenino: la alemana Steffi Graf.
De repente, en un interregno del segundo set, un tal Günter Parche se propuso tomar venganza de la responsable de que su admirada Graf hubiera caído un escalón, con presteza se abalanzó sobre la inadvertida Seles y munido de un pequeño cuchillo la atacó por la espalda.
Seles, hoy una señora estadounidense, por entonces una joven yugoslava, dio un grito de dolor sin entender muy bien qué estaba pasando, al cabo de un par de minutos cayó desvanecida y de inmediato fue retirada del estadio en medio de una cerrada ovación.
Parche, un tornero desempleado, con antecedentes de desórdenes psíquicos, fue apresado ni bien consumado su insospechado ataque, pero pese a haber sido llevado a juicio jamás llegó a estar preso: fue sentenciado a libertad condicional y dos años de tratamiento psicológico.
Decepcionada por entender que su agresor no había recibido el castigo que su proceder merecía, Seles advirtió que nunca más pisaría un court de Alemania y cumplió con su palabra a rajatabla.
Entretanto, acumuló 21 títulos más para sumar un total de 53, aunque jamás recuperó la plenitud de sus destrezas ni el número 1 de la Women's Tennis Associaton.
Graf, a su vez, se interesó por la salud de Seles y de hecho se acercó a visitarla al hospital de Hamburgo, pero nunca se pronunció de forma pública acerca de un hecho que la involucró de forma indirecta y que al cabo cambiaría para siempre la historia del tenis en lo relativo a la preservación de la integridad física de los jugadores.
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