"Fue la última, fue la última". Envuelto en ira tras perder la final del Mundial de Italia 90 ante Alemania, Diego Maradona se plantaba ante los periodistas y confirmaba lo que se preveía: su renuncia a la Selección argentina.
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Las similitudes con el reciente momento en el que Lionel Messi admitió que "la Selección se terminó para mí" luego su cuarta final perdida con la camiseta celeste y blanca están a la vista y precisamente por eso hay quienes tienen un atisbo de esperanza ante la noticia.
En aquella final, Maradona terminó indignado por el fallo del árbitro Edgardo Codesal, que cobró un penal de Roberto Sensini cerca del final que le permitió a Andreas Brehme darle el título a los teutones. Por eso, enfrentó a la prensa envuelto en bronca y, consultado sobre su futuro en la Selección, no dudó.
La historia que vino después fue conocida. Desde aquel momento hasta 1993, Diego sólo jugó dos amistosos con la Selección y Alfio Basile no lo convocó ni para la Copa América de ese año ni para las Eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos.
Sin embargo, el flojo andar del equipo en ese camino a la Copa del Mundo -y el recordado 0-5 ante Colombia en el Monumental- lo llevó a tener que disputar un repechaje frente a Australia, para el que Basile no tuvo otra que recurrir a un Maradona que se preparó de la mejor forma y le dio la clasificación al Mundial a su Selección frente a los oceánicos.
De esta forma, y si bien se trata de personalidades distintas y de tiempos muy diferentes, este antecedente no hace más que ilusionar a un pueblo argentino que ya vio a su gran ídolo renunciar a su camiseta. Y también lo vio volver.
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