Lionel Messi, nunca se fue, pero volvió. En el debut de Edgardo Bauza al frente de la Selección, el rosarino se puso el equipo al hombro frente a Uruguay mostrando una versión más rebelde de si mismo, a todo de su tono de cabello y brazo íntegramente tatuado.
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El delantero fue el desequilibrio en un partido parejo y muy disputado. En total, disparó tres veces al arco marcando un gol, mientras que uno de los tiros se fue desviado y el otro la despejó un defensor antes de llegar a destino. Además, concretó 27 pases, aunque ninguno de ellos fue una asistencia.
Un dato que refleja que Messi fue quien manejó los hilos del partido fue las faltas que le cometieron: siete en total. Para cortarlo, los uruguayos apelaron a hacerle faltas de manera sistemática, aunque muchas veces el juego brusco tampoco fue suficiente para frentarlo, ya que en total logró sacar de la galera cuatro gambetas apilando a varios rivales en cada una de ellas.
Tras el amargo final de la Copa América en Estados Unidos, Messi amenazó con tirar la toalla en la Selección. Sin embargo, el rosarino recapacitó y volvió sus pasos atrás, retornando con más fuerza y una versión más agresiva, poniéndose el equipo al hombre y dejando un claro mensaje: va a dejar todo para conseguir un título.
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