Los Pumas cerraron con claro saldo a favor la miniserie que abarcó las visitas de Gales y Nueva Zelanda, un balance que arroja más que positivo por el juego desplegado, al margen de lo estadístico de las dos victorias ante los británicos y la derrota ajustada con los poderosos All Blacks el sábado, en Vélez, por 25 a 19.
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Sin competencia internacional (hacía sietemeses que no jugaban test match), con apenas un puñado de entrenamientos y arrastrando un serio conflicto con los dirigentes de la UAR, Los Pumas reafirmaron que siguen estando entre los mejores del mundo y que con un plan de trabajo serio y a largo plazo podrían escalar aún más posiciones.
El rugby mundial presenta hoy un primer nivel que integran Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Inglaterra y Francia, y un segundo en el que los argentinos, con todo el handicap que otorgan, discuten un hipotético sexto lugar con Gales, Escocia e Irlanda.
Por eso duele, y mucho, que el sábado se escapara la victoria ante los All Blacks ( único equipo al que los argentinos jamás vencieron), pero el reconocimiento del público dejó claro que la producción fue muy buena y que el coraje de los jugadores supera cualquier dificultad.
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