8 de marzo 2019 - 00:01

Diálogos de Wall Street

El Banco Central Europeo postergó la suba de tasas para 2020 (si cabe), aumentó el estímulo vía un nuevo programa de asistencia crediticia, y reconoció una economía más débil y sujeta a peligros. Lo analizamos con Gordon Gekko, nuestro hombre en Wall Street.

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Periodista: Tremenda sorpresa desde Fráncfort. El protagonista, otra vez, un banco central. No la Fed de Powell sino el BCE que comanda Mario Draghi. Se sabía que la mano venía liviana, pero nadie imaginaba tanto. Todos abandonan la agresividad. La economía mundial no debe funcionar muy bien. ¿Es para preocuparse?

Gordon Gekko: ¿Qué saben Draghi & Compañía que no sabemos? La decisión fue unánime.

P.: Hasta los alemanes del Bundesbank, siempre recalcitrantes según el cliché, apoyaron el giro hacia una mayor relajación. Y no son de asustarse fácil.

G.G.: Italia, agradecida.

P.: ¿Está muy mal la economía? ¿Están mal los bancos? ¿Nos curamos en salud cuando el “brexit” entra en zona de definición? En principio, Gran Bretaña rompe el cordón con la Unión Europea el próximo 29. Y la visibilidad es bajísima. No se sabe si será un “brexit” débil o fuerte. O sea, un salto con o sin red.

G.G.: O si será un segundo referendo y un rechazo del “brexit”. Donde uno mira, detecta incertidumbre. Con un balance de riesgos, eso es claro, sesgado hacia potenciales mayores peligros.

P.: ¿Cuál piensa que es la razón específica para dar marcha atrás con la agenda de paulatina reducción del estímulo? ¿O es la sumatoria de los motivos que hemos citado?

G.G.: No mencionó la inflación, que es muy baja, y se ubica lejos de la meta del BCE. Y están los nubarrones. El futuro del comercio internacional, puesto en la picota por el presidente Trump, el principal.

P.: Ninguno de estos temas en danza es novedoso. Lo nuevo es la reacción del BCE. ¿Podemos pensar que es una señal de agravamiento súbito?

G.G.: El banco central redujo sus proyecciones de inflación para 2019, 2020 y 2021. La recortó muy fuerte para este año: 4 décimas y la situó en 1,2%. El año que viene sería 1,5%; y 1,6% en 2021. En otras palabras, no piensa en cumplir su meta de inflación, que es su único objetivo de política (un nivel apenas por debajo de 2%), hasta donde llega la mirada. Eso permite, en principio, maniobrar con más determinación hacia una política de relajación sin que medie el aguijón de una situación gravísima.

P.: También podó fuerte su estimación de crecimiento. 1,1%. Tres meses atrás pensaba en 1,7%. ¿No es la verdadera razón?

G.G.: Es la más importante. Estoy de acuerdo. Aunque Draghi afirmó que no ve una recesión. Las probabilidades son muy bajas, dijo. Le preocupan más las amenazas de proteccionismo, el “brexit” y las economías de mercados emergentes.

P.: Para qué mentar la soga en la casa del ahorcado. Lo cierto es que la baja de tasas en la zona del euro no se producirá “antes que termine 2019”. Y se lanza la tercera versión de los “Litros (TLTRO-III)” de largo plazo. Más asistencia para que los bancos represten al sector privado.

G.G.: Queda claro que Mario Draghi se irá a la casa, su mandato termina en octubre, y no habrá tenido nunca la ocasión de practicar una suba de tasas.

P.: ¿Está libre Europa de caer en la trampa japonesa? ¿Podrá salir algún día de las políticas de estímulo monetario extraordinario?

G.G.: Sí, aunque las respuestas afirmativas, con fecha más o menos cierta, han tenido que rolearse una vez más. Y si bien padece muchas enfermedades crónicas, los factores externos le han jugado una mala pasada. La mochila comercial es Made by Trump.

P.: Lejos de producir algarabía, la movida de Draghi reaviva los temores sobre la marcha de la economía global. Wall Street se hunde más del 1%.

G.G.: Y un dólar más firme, correlato instantáneo de la debilidad del euro, traerá también dolores de cabeza. No ayudará a los emergentes, desde ya.

P.: Jay Powell dijo que podía ser paciente y dejar todo como está. Por lo visto a Draghi lo ganó la impaciencia y redobló el esfuerzo de estímulo. ¿Cómo queda parada entonces la Fed ahora?

G.G.: Mejor que se siente. Como antes, a ver y esperar.

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