5 de junio 2019 - 00:00

Diálogos de Wall Street

Habló Powell, prometió ocuparse de la fragilidad que provocan las tensiones comerciales y, como si lloviera agua bendita, Wall Street rebotó con fuerza. ¿Fin a las penurias?

titanes. Jay Powell y Ben Bernanke ayer, en la Fed de Chicago
titanes. Jay Powell y Ben Bernanke ayer, en la Fed de Chicago

Periodista: No hay mal que no cure la política monetaria.

Gordon Gekko: Salvo la caída del cabello. Y no estoy seguro.

P.: Jay Powell, el mandamás de la Fed, apenas dice que la institución está monitoreando el impacto de las disputas comerciales en la economía, y, zas, el Dow Jones se dispara más de 400 puntos al alza. En un abrir y cerrar de ojos. ¿Ya está? ¿Nos salvamos?

G.G.: Si todo está bien, si la Fed nos cubre las espaldas, puede pensar el presidente Trump, entonces es hora de doblar la postura y apretar más a China.

P.: ¿Cree que entraremos en un “loop” vicioso? ¿Qué vendría a ser primero el huevo o la gallina?

G.G.: Primero es Trump, y su ofensiva unilateral, y, cuando lo frena Beijing, el juego de la gallina. Pero después viene la Fed y hace su contribución a la causa. Tal como lo pedía el presidente. No puede ser que China pelee contando con el apoyo pleno de las políticas monetaria y fiscal (que puede mover a piacere), dijo Trump en su momento, y que la Casa Blanca deba lidiar en soledad.

P.: ¿Me insinúa que la independencia de la Fed es una reliquia, que ya no se consigue en su formato y tamaño original?

G.G.: La Fed es el bombero del sistema. Si Trump le prende fuego, no puede desentenderse, tarde o temprano, tiene que tomar cartas en el asunto. Aún siendo independiente.

P.: Me parece que Powell le da a Trump una salida elegante, le corre los muebles de lugar para que no se chamusquen, como para que su política comercial no sea la culpable de enterrar al ciclo económico. Haría muy mal Trump en desaprovechar la oportunidad para seguir jugando con fuego.

G.G.: Hacer mal las cosas no es que vaya a detener a Trump, menos cuando piensa que lo suyo es genial. “Es un movimiento brillante”, dijo Peter Navarro, su consejero comercial, quien lo fogonea. Para el presidente, Powell, si se aviene a bajar las tasas, estará corrigiendo su propio error (que él también le marcó). ¿Por qué Trump debería alterar su plan si lo que se modificó es que la Fed, por fin, se decide a manejar bien la política monetaria y recorta las tasas? Bien, a su criterio, por supuesto.

P.: ¿Y qué cree que pasará? ¿Ve más chances de forjar un acuerdo a fin de mes en la Cumbre del G-20? ¿O no? ¿Trump querrá darle otra vuelta de rosca a la discusión?

G.G.: Cuando el presidente, sin necesidad, abre otro frente de fricción estridente como es la aplicación de aranceles a México por un asunto de política migratoria, uno tiene que pensar que lo que desea es arreglar con China.

P.: ¿Por qué?

G.G.: Porque la dureza exagerada con México puede tapar los matices de un acuerdo no tan ventajoso con China. Es un patrón que ya vimos el año pasado, cuando de repente los conflictos se multiplicaron de la nada.

P.: ¿Una cortina de humo?

G.G.: Vemos a un Trump feroz, desenfrenado, aplicando aranceles (o eliminando preferencias arancelarias) a México, Turquía, India. Dicen que hubo que pararlo porque sino hasta un aliado como Australia caía en la volteada. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Tanta ferocidad bien puede ser la máscara de un Trump amansado por la réplicas de Xi Jinping.

P.: El mundo de los negocios también puso el grito en el cielo. Hablamos de Main Street USA, no de Beijing.

G.G.: Es cierto. La confrontación con China se acepta. Es materia, si se quiere, de seguridad nacional. Y, por ende, se evitan las críticas abiertas. No va a escuchar a los líderes demócratas atacando sus fundamentos. Trump tiene margen amplio de maniobra. Y muchas de las cuestiones en la mesa de negociación, como el robo de propiedad intelectual, o las exigencias de China para compartir información de las compañías para poder operar allí, son parte de una agenda que escribieron los CEO de las grandes corporaciones.

P.: México no tiene nada, pero nada, que ver con esa temática.

G.G.: Y México es el principal socio comercial de los EE.UU., no es China. Un proveedor clave para muchísimos firmas e industrias, sobre todo la automotriz.

P.: Trump se engolosinó y se pasa por alto los eslabonamientos complejos de las cadenas de producción.

G.G.: Lo que quiere lo dice con toda franqueza: fabriquen en los EE.UU. Y no tendrán que pagar ningún arancel. Cuando Peter Navarro le muestre los datos del comercio exterior, y vea que lo que se dejó de importar de China, ahora se trae de Vietnam (y de otros países de Asia) comenzará a atacarlos también a ellos.

P.: Menos mal que nadie le explicó todavía cuánto cuestan los desvíos de comercio.

G.G.: Son tantos temas los que puede aprender, y es lamentable que no tenga tiempo, quizás tampoco interés, y que ya tenga posición tomada y un entusiasmo digno de mejor causa.

P.: Volvamos a la Fed. ¿Cuándo comenzaría la baja de tasas? ¿En un par de semanas, o en la reunión de julio? ¿O recién en septiembre?

G.G.: Las palabras de Powell, el forward guidance, debiera alcanzar para llevar todo a julio, como mínimo. O sea, la Cumbre de Osaka debería realizarse con las tasas de fed funds en su lugar actual.

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