2 de abril 2020 - 00:01

Coronavirus: ¿BCRA a todo o nada, o vuelven las cuasimonedas?

Se aceleró el ritmo de expansión monetaria, pero mirando "el día después" hará falta mucha más para apaciguar todos los reclamos y pedidos. Preocupa que las provincias recurran a emitir "sus monedas".

El Alquimista. El presidente del BCRA, Miguel Pesce, “a lo Copperfield”.

El Alquimista. El presidente del BCRA, Miguel Pesce, “a lo Copperfield”.

A esta altura de los acontecimientos locales e internacionales nadie duda que el Gobierno deberá recurrir a una importante emisión monetaria, muy superior a la prevista a fines del año pasado, que ya de por sí era considerada elevada, para afrontar el impacto socioeconómico del shock externo del coronavirus Covid-19. Pero en la medida en que se van vislumbrando los posibles cimbronazos sobre la economía real ante diferentes escenarios de extensión de la cuarentena, y crujen las arcas provinciales, se intensifica el debate sobre si el BCRA debe emitir todo lo necesario o permitir que reaparezcan las otrora recordadas cuasimonedas de 2001/02 (como el Patacón, Lecop, Lecor, Federal, Cecacor, Quebracho, etc.).

Para la gran mayoría de los economistas, desde los más ortodoxos e institucionalistas hasta los más fieles testigos de esa época, es preferible que sea el BCRA quien emita lo que haya que emitir. Pero, quizás, los gobernadores, e incluso intendentes, tienen en mente otros planes para cuando el agua empiece a llegarles al cuello.

Lo cierto es que entre el creciente agujero fiscal, hoy incalculable dado el desconcierto que reina a nivel global, regional y por ende también en el país, que algunos arriesgan hasta 4% del PBI según sea el tamaño del derrumbe del PBI este año, y que solo podrá ser financiado con emisión, más las posibles compras de divisas que haría el BCRA para hacerse de reservas, prometen una potencial y significativa inyección de pesos en la economía. Por ende el debate entre un BCRA “a todo o nada” versus la reaparición de las cuasimonedas crece.

“Entre elegir cuasimonedas y emisión monetaria lisa y llana, es mejor la emisión lisa y llana. La emisión de cuasimonedas implica más desinstitucionalización, más desorden, más descontrol y a la postre más emisión”, opina el economista Hernán Hirsch, quién considera que “así no se pierde el control y en última instancia la economía se termina acomodando” y al fin de cuentas “si dejan que emitan cuasimonedas, se termina emitiendo más que en el escenario de emisión solo con pesos, ya que se junta la emisión nacional con la provincial y la municipal”. Más crítico es Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, quien sostiene respecto de la emisión de cuasimonedas que “son ilegales y fueron un instrumento de estafa de las provincias a sus ciudadanos porque encima perdieron frente a la moneda local. Pero también son una estafa al estafador, ya que las cuasimonedas funcionan como sustitutos de la moneda, por ende ocupan una parte de la demanda de dinero y eso hace que el BCRA para cobrar el mismo impuesto inflacionario tenga que emitir más, o sea más inflación” para lograr la misma cantidad de recursos que necesita.

Si bien se muestra contrario a la opción “cuasi”, el exdirector del BCRA, Pablo Curat, testigo de aquellas épocas, opina que “el déficit de las provincias va a ser cubierto por el Gobierno con ATN, con adelantos de coparticipación, con redescuentos del BCRA o con otros instrumentos pero no con cuasimonedas”. “Además de las implicancias económicas y los ruidos que generaría en la relación con el FMI, sería abrir las puertas de la competencia populista entre todas las provincias”, señala. Al respecto, el economista Norberto Sosa, también fiel testigo de esos años turbulentos, recuerda precisamente que luego “fue un requerimiento del FMI rescatar las cuasimonedas”.

Vale recordar que las cuasimonedas se emitieron en 2001 y 2002 por la imposibilidad del BCRA de emitir moneda en el marco de la Ley de Convertibilidad. Todas las cuasimonedas emitidas por el Estado Nacional (Lecop) y las Provincias (Patacón, Federal, etc.) sumaban aproximadamente $8.000 millones. Luego, en 2003, el Congreso dictó una ley para implementar el Programa de Reunificación Monetaria, o sea, el rescate de las cuasimonedas. “El BCRA rescató una parte 1 a 1 (tenencias de empleados públicos y jubilados) y otra parte a precio de mercado. A cambio, el BCRA recibió de la Nación títulos Boden 2007 y 2012 contra los pesos emitidos”, rememora Curat.

Por su parte Sosa no olvida el momento ni su sorpresa cuando un legendario funcionario y economista peronista le confió que estaban debatiendo en Buenos Aires entre emitir cuasimonedas o directamente moneda de la provincia. Y aportó un dato para tener en cuenta: “No hay que olvidar que el Banco Provincia tiene la facultad de emitir moneda porque fue fundado antes del Pacto de San José de Flores. Por lo tanto, Axel Kicillof, si quiere, podría emitir su propia moneda”. Agrega que “en aquel momento, el debate se inclinó hacia la opción de que era mejor una cuasimoneda y así nació el Patacón”.

En aquellos días, tras la implosión de la convertibilidad, estas alternativas parecían descabelladas pero “la verdad, es que estoy convencido que en aquel momento fue realmente útil para evitar que la recesión fuese más profunda”, sostiene Sosa. Al respecto afirma que de todas las cuasimonedas, la más exitosa, por lejos, fue el Patacón de Buenos Aires, incluso, mejor que las nacionales”. Explica que el secreto del éxito, fue convencer a las empresas para que las acepten y en eso le reconoce el rol que tuvo Aníbal Fernández. También hubo otro secreto: el de garantizarle a las empresas que luego los Tesoros se los tomarían en forman total o parcial para cancelar vencimientos impositivos. “Finalmente, cuando la economía comenzó a recuperarse, (Roberto) Lavagna emitió un bono y rescató las cuasimonedas”, señaló.

De modo que los testigos de la historia reconocen que las cuasimonedas fueron útiles en aquel momento para evitar que la recesión fuese más profunda aunque hoy concluyen que lo ideal sería evitar emitirlas. Veremos qué dice la historia ahora aunque la situación actual es distinta a la de 2002. Por lo pronto, el Gobierno y el titular del BCRA, Miguel Pesce, tendrían un as bajo la manga en esta cruzada monetaria: es que tiene aún intacta la capacidad de transferirle utilidades al Tesoro por un monto de ¡casi $1,5 billones!, según estimaciones privadas. Esto equivale hoy a casi el 70% de la base monetaria. Estas ganancias “ficticias” pero ganancias al fin provienen del cambio de valuación de las Letras intransferibles que se hizo en la última semana de diciembre, pasaron a valuarse a valor técnico en lugar de a precios de mercado, explica un reconocido consultor del sistema financiero local. O sea, hay capacidad de fuego.

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