Cavallo, padre de la convertibilidad, habló de la dolarización y auguró una economía bimonetaria
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En el epílogo, escrito en marzo de 2014, deslizó un augurio sobre la "conquista de la estabilidad" que tendría por delante el próximo gobierno desde el 10 de diciembre de 2015 y la "estrategia que decida" el ganador de las elecciones de ese año.
"Si la estrategia incluye una política de estabilización que comience con una reforma monetaria que ponga al peso en competencia con el dólar y logre estabilizarlo sin que las tasas reales de interés sean demasiado elevadas, el nuevo gobierno acrecentará su poder político y contará con apoyo popular como para implementar buenas soluciones a los otros problemas económicos heredados", sostuvo.
Y continuó: "Los resultados finales dependerán de cómo aproveche su poder político y apoyo popular para avanzar con las reformas capaces de reinsertar a Argentina en el mundo, reducir el gasto público, eliminar impuestos distorsivos y cerrar el déficit fiscal, recuperar el crédito público interno y externo, conseguir inversiones eficientes, aumentar la productividad y crear empleos de alta calidad".
Asimismo, Cavallo publicó que si el plan de estabilización con reforma monetaria inicial tiene "éxito" en reducir la inflación, pero el gobierno no aprovecha el poder político reforzado y el apoyo popular para llevar a cabo las otras reformas estructurales indispensables, los "resultados inicialmente favorables se pueden evaporar rápidamente y ocurrir algo parecido a lo que pasó en las postrimerías del Plan Austral".
Por el contrario, Cavallo indicó que si "el éxito inicial del plan de estabilización con reforma monetaria que refuerza el poder político y aumenta el apoyo popular", será "aprovechado para llevar a cabo aquellas reformas, tendrá asegurado un éxito duradero".
En este contexto, es que el exfuncionario público consideró que "el carácter más flexible pero igualmente estable del nuevo sistema monetario en comparación con el régimen de convertibilidad con tipo de cambio fijo (o su equivalente, la dolarización completa), junto a los esfuerzos que se hagan para evitar los errores de los ´90, permitirá que se obtengan éxitos iniciales como los que se consiguieron en aquella década, sin arriesgar una crisis deflacionaria como la del período 1999-2002".
A modo de anticipación, el exministro aventuró que si el ganador de los comicios de 2015 "no introduce un gran cambio en la organización económica de la Argentina y continúa con las políticas del gobierno de Cristina Kirchner, es probable que, antes de las elecciones de 2019, la gente comience a temer una explosión inflacionaria", lo que llevaría a perder la votación general del 2019.
"Con semejantes resultados el nuevo gobierno perderá esas elecciones y, ya con un poder muy debilitado, una hiperinflación no quedará fuera del horizonte. Por supuesto, en esos escenarios el nuevo gobierno no logrará resolver ninguno de los muchos problemas que habrá heredado de la gestión de Cristina Kirchner", expresó con bastante antelación.
"Es cierto que la historia no se repite, pero sería necio que al pensar el futuro no prestemos atención a lo mucho que nuestra historia tiene para ayudarnos a encontrar los rumbos adecuados y evitar los errores que provocaron pasadas frustraciones", concluyó en la introducción a su libro.
"Cuando decidí escribir este libro me propuse trasmitir mi interpretación de la historia de la inflación y aplicarlo a pensar cuál debería ser la estrategia de un futuro gobierno que quiera resolver los problemas más graves de nuestra economía... y pueda lograrlo. El lector que llegue hasta aquí con su lectura, podrá juzgar si conseguí lo que me propuse. Si se siente frustrado, le pido disculpas", completó sobre el final del epílogo.
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