22 de julio 2019 - 00:00

CEO de Loma Negra: "Hacer cemento en Argentina es 30% más caro que en Brasil"

La empresa fundada por la familia Fortabat se enfrenta a una caída en la demanda de cemento y un aumento de costos dolarizados. Igual, mantiene una inversión de u$s300 millones para modernizar su planta principal con la expectativa de que la economía argentina comenzará a repuntar.

TIMONEL. Sergio Faifman es el CEO de Loma Negra.
TIMONEL. Sergio Faifman es el CEO de Loma Negra.

Loma Negra pertenece a la brasileña Camargo Correa, que en 2005 pagó unos u$s1.000 millones por la cementera que fundó la familia Fortabat en Olavarría. Como consecuencia de la devaluación de abril de 2018 y la posterior crisis económica, sus operaciones se vieron afectadas por una caída en la demanda de cemento, tanto del sector público como el privado. Igual, mantiene una inversión de u$s300 millones para modernizar su planta L´Amali. En diálogo con Ámbito Financiero el CEO de Loma Negra, Sergio Faifman, explicó cómo se resolvió este punto y cómo está operando el resto de las plantas que tiene en el país. Aclaró además que “es inviable” pensar en exportar cemento por los altos costos de logística y también por la estructura de costos locales que quitan competitividad internacional a la producción de cemento.

Periodista: ¿Quedó totalmente resuelto el conflicto en la planta de Barker?

Sergio Faifman: Nuestra intención nunca fue cerrar la fábrica, básicamente por todo el impacto social que tiene en la zona. Por eso la idea era reestructurar la fábrica con una menor operación pero manteniéndola para minimizar ese impacto. Hace más de un año que por temas de capacidad la planta de Barker estaba en dudas, pero se decidió mantenerla abierta para ver cómo evolucionaba el mercado. Y el mercado no evolucionó de la forma que preveíamos. Los hornos en invierno paran, con lo cual nuestra idea era en abril parar el horno y sentarnos a reestructurar la fábrica junto con el sindicato, el pueblo y demás. En este contexto, en marzo se vencieron cuatro contratos a plazos fijos y la decisión fue no renovarlos por pensar que luego nos sentaríamos a reestructurar la fábrica. Ahí el sindicato hizo un paro general por esos contratos y empezó el conflicto. Llevó 90 días y finalmente pudimos llegar a una solución por la intervención del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y una orden muy fuerte de la gobernadora Vidal; y también por la intervención de AOMA Central porque el sindicato local estaba en una posición intransigente de todos adentro o ninguno. Así fue que llegamos a un esquema de trabajar part time: 15 días si y 15 días no, para emplear la mayor cantidad de gente posible. En este esquema hoy tenemos 180 personas entre propios y contratados, de las cuales aproximadamente 100 trabajan part time, y cobran 70 por ciento del sueldo. Ese salario que reciben es muy superior a lo que es el sueldo promedio en Benito Juárez por trabajos de 8 horas. La fábrica antes tenía la etapa del horno y lo que se dejó fue básicamente la parte de molienda y despacho de cemento. Se sacó toda la parte de cantera, trituración y el horno. Previendo que tenemos stock de clinker para seguir funcionando y una vez que se termine llevaremos desde la fábrica de L´Amalí y mantener la fábrica con molienda y despacho.

P: Ustedes tienen 9 plantas de cemento, incluyendo Barker. ¿Qué está pasando en el resto?

S.F.: En la provincia de Buenos Aires tenemos L´Amali, Olavarría, Sierras Bayas, Barker, Ramallo y Lomaser. Además las plantas de San Juan, Zapala y Catamarca. Las plantas vienen operando normalmente, obviamente algunas más demandadas que otras, por ejemplo Zapala con más nivel de actividad. En la de Catamarca el horno estuvo casi tres meses parado por falta de volumen. La de San Juan es pequeña y estuvo todo el año trabajando a un nivel muy bueno de producción. En la provincia de Buenos Aires, L´Amalí es la más eficiente y trabaja a full. La que estuvo un poco más de tiempo parada fue la planta de Olavarría, básicamente por menor demanda.

P: ¿Se vieron obligados a parar totalmente alguna planta?

S.F.: Parada no hay ninguna fábrica. Pero es normal que las fábricas de cemento no trabajen al 100 por ciento , sino algo menor. De hecho hay que pensar que cuando uno dispara una inversión como la que estamos haciendo en L´Amali lleva entre dos y tres años , con lo cual si el mercado creciera y todas las plantas estuvieran trabajando a full, no tendríamos capacidad para abastecerlo, con lo cual siempre se tiene algún margen de capacidad ociosa en la fábrica. En L´Amali vamos a aumentar nuestra capacidad 40 por ciento con una inversión de más de 300 millones de dólares.

P: ¿En algún momento se puso en duda la inversión?

S.F.: Esa inversión lleva casi dos años y a pesar de la caída en el nivel de actividad no la hemos parado, seguimos apostando fuertemente al país. Y va a estar lista el año que viene. Va a estar operando antes de julio de 2020. Nuestro desafío importante es el proyecto que estamos desarrollando en L´Amali que no hemos parado a pesar de todo lo que ha sucedido en la Argentina, seguimos confiando en que se va a recuperar y que los volúmenes van a crecer.

P: ¿Con qué tiene que ver el mayor nivel de actividad de la planta en Zapala?

S.F.: Tiene que ver con Vaca Muerta y todo el desarrollo que tiene el sur. No es por la obra pública, eso impactó más en Buenos Aires y algo en Catamarca. En cambio, en Zapala la demanda de cemento proviene de obra privada, una parte importante por Vaca Muerta y otra tiene que ver con algunos parques eólicos que se hicieron por el sur.

P: ¿Se sintió el recorte de obra pública en estos últimos dos años?

S.F.: El último año lo que pasó fue que no aparecieron obras públicas nuevas. Todas las que estaban en cartera el Gobierno avanzó y las terminó. Como el Paseo del Bajo, los viaductos del Mitre y el San Martín; en Córdoba toda la parte de la circunvalación, en Rosario también. Todas esas obras se terminaron. Lo que si hubo es que muchos proyectos que estaban en carpeta quedaron demorados. Por ejemplo todo lo que tiene que ver con los PPP, que iba a ser un movimiento importante y con el impacto de la suba del riesgo país y el tema de la financiación, hoy avanzan pero muy lento.

P: ¿Y cómo pegó la devaluación de 2018?

S.F.: Afectó por muchos lados. En cemento todo lo que tiene que ver con costos, los principales insumos que son gas y energía, que están dolarizados. Después lo que impactó mucho fue, sobre todo desde mayo 2018, la caída de confianza y el tema tasa de interés. Se frenó todo el desarrollo de proyectos vinculados a los préstamos UVA. Sin crédito y con un dólar alto se paró mucho.

P: ¿Esto sigue igual todavía?

S.F.: Hoy, el que tiene dólares está empezando a construir porque el metro cuadrado de construcción está barato comparado con los valores de años atrás. De hecho en los últimos dos meses se vio algún repunte muy marcado en los permisos de construcción. No así por el lado del crédito, que con estas tasas de interés es imposible para alguien pensar en construir con crédito. En cualquier país, el crédito, sobre todo hipotecario, es uno de los tractores para la construcción.

P: ¿Cómo está el consumo de cemento en la actualidad?

S.F.: Está cerca de 12 millones de toneladas al año en la industria, y eso da unos 250 kilos por habitante. Es bajo si se compara con el promedio de América latina, que está por arriba de 330 kilos por habitante. Y hay algunos países que están por arriba de 500 kilos por habitante. El récord de consumo de cemento en Argentina fue en 2015, con un nivel similar en 2017 y 2018.

P: ¿Exportan cemento para compensar la caída de la demanda interna?

S.F.: No exportamos, salvo alguna tonelada muy menor a Chile. No se exporta porque el costo argentino de producción de cemento no es competitivo con otros países y además la logística para llegar a un puerto interno y exportar lo hace totalmente inviable. Hoy llegar desde cualquier fábrica a un puerto te sale lo mismo que cuesta llegar de Europa a Argentina. Esa parte del costo interno, sobre todo logístico, te inviabiliza poder exportar a cualquier lado. Igualmente, el costo de producción de cemento en la Argentina no es de los mejores. Todo lo contrario. Hoy, por ejemplo, el costo de producir una tonelada de cemento en Brasil es 30 por ciento más baja en dólares que hacerlo en la Argentina. En Egipto sale 50 por ciento menos.

P: ¿Qué costos influyen: impositivos, laborales?

S.F.: Tiene que ver con impuestos internos, con costos de energía, del gas, con un montón de insumos, entre ellos el costo laboral y todos los costos fijos que tenemos de impuestos nacionales, provinciales y municipales para el cemento.

P: ¿En qué quedó el juicio contra Loma Negra en Nueva York?

S.F.: Es un inicio de un class action armado por abogados que se dedican a mirar acciones que tuvieron mucha volatilidad y juntar accionistas que quieran abrir una causa contra la empresa. Hay dos accionistas que reclaman que no se comunicaron los riesgos de la Argentina. La empresa ya dio su respuesta. Y ahora está fijada una audiencia para octubre. Y luego de escuchar a las partes el juez tiene que determinar si da inicio al juicio de class action. La verdad es que todavía no hay juicio sino un pedido de demanda. En octubre el juez puede aceptar o rechazar ese pedido. Tiene que ver con la colocación que hizo Loma Negra, lógicamente todos los activos argentinos se desplomaron y este reclamo tiene que ver con que la compañía en sus prospectos no había exteriorizado todos los riesgos que Argentina tenía. No tuvo que ver con nada específico de la compañía sino con Argentina en general.

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