18 de febrero 2020 - 00:00

Diálogos de Wall Street

Sorpresa en Japón con una gran caída del PBI, antes del coronavirus. La pregunta a Gekko: ¿no nos metimos en una recesión sin darnos cuenta?

wall street.jpg

Periodista: Las bolsas suben y habilitan nuevos récords; la economía mundial, que se desaceleró peligrosamente en 2019, volverá a frenarse. La paz comercial prometía una resurrección; el coronavirus, como mínimo, será una gripe que nos obligará a extender el reposo. Pero podría convertirse en algo peor. Y ello no está incorporado en las cotizaciones.

Gordon Gekko: Mucho menos en la dinámica actual de máximos crecientes.

P.: ¿Japón no es una muestra? Se esperaba una contracción puntual del PBI – fruto del aumento de impuestos al consumo que se gatilló en octubre – pero la caída fue contundente: 6,3% (anualizada) versus el 3,7% previsto. Le pregunto, además, porque sé que usted acaba de regresar de una estadía en Tokio. Es, en cierta medida, un observador privilegiado.

G.G.: Estas cosas no se perciben a simple vista. Sí me acuerdo de otros aumentos de impuestos, igualmente inoportunos. Cinco años atrás, cuando la tasa pasó de 5% a 8% (en octubre escaló a 10%) el efecto inmediato fue una retracción superior al 7%.

P.: El “stop and go” por razones impositivas – las marchas y contramarchas del ciclo – es ya una tradición japonesa.

G.G.: De las últimas tres décadas, sí.

P.: El consumidor, ya de por sí austero (cuando se lo compara con el de otras latitudes) es extremadamente sensible.

G.G.: No todo es reducción de su gasto. Una parte se anticipó y sacó provecho de la alícuota más baja.

P.: Las Abenomics – la política de estímulo del premier Shinzo Abe – suele presentarse como una estrategia de tremendo relajamiento, pero no es tan así.

G.G.: Ha sido muy ambiciosa en el plano monetario y tuvo también un componente de incentivos fiscales muy robusto en su lanzamiento, pero siempre planteó la necesidad de consolidar las cuentas públicas, no de manera urgente, sino progresiva en el tiempo.

P.: El “timing” no podía ser más desafortunado. ¿No le parece?

G.G.: El cronograma se estableció en 2012. En 1997, el impuesto al consumo había trepado de 3% al 5% (hundiendo a la economía). Las Abenomics avisaron con antelación que la alícuota iba a elevarse a 8% en 2014 y a 10% en 2015 a fin de equilibrar el presupuesto. La suba de 2015 se pateó a octubre 2019. No fue una mala decisión.

P.: El año pasado la actividad sintió el impacto de la incertidumbre provocada por la disputa comercial entre los EE.UU. y China. ¿No hubiera sido válido tomarse una extensión adicional?

G.G.: Japón no es un país sudamericano que guste mucho de improvisar sobre la marcha. El calendario descansaba sobre el efecto dinamizante de los Juegos Olímpicos de Tokio que se piensan celebrar este año.

P.: El coronavirus cambia la ecuación. Habrá juegos si el virus lo permite…

G.G.: Tal cual. De momento, las autoridades no quieren ni mencionar la posibilidad de una postergación.

P.: ¿De qué fecha estamos hablando?

G.G.: De fines de julio a principios de agosto. Si la epidemia no cede para marzo estaremos en problemas. Y aun así el virus ya es un dato negativo.

P.: Japón se contrajo en el último trimestre de 2019. Y no talló la epidemia para nada. Pero sí lo hará en el primero de 2020.

G.G.: Y en gran forma. El turismo – uno de los sectores más alentados por las Abenomics – se resintió sobremanera. China es la principal fuente de visitantes extranjeros. Y, por la menor demanda china, varias fábricas suspendieron turnos de producción.

P.: Dos trimestres consecutivos en baja constituyen la definición más utilizada de recesión. Y parece un resultado cantado.

G.G.: No será una caída todo lo generalizada que requiere una recesión, ni tan sostenida, si está basada en dos fenómenos puntuales, y si los mercados financieros confirman su buena voluntad.

P.: O su increíble temeridad.

G.G.: Como quiera. Ahora bien, si lo que desea es apuntar lo estrecho que se ha puesto el camino de cornisa no es un mal ejemplo. El mundo va a crecer por debajo del 3%, que ha sido el umbral convencional para definir una recesión global. Cualquier tropezón extra será caída lisa y llana.

Dejá tu comentario

Te puede interesar