A rodar
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• Este diario consultó a un alto funcionario del equipo económico que sigue de cerca el tema. Los datos son alarmantes. Según la información que maneja, el promedio de ese coeficiente llamado flex, que no debe ser superior a 1.5, está por arriba de 2. "Hay empresas que se acercan a 4" explicó. En la práctica, las empresas tienen tiempo hasta el 2020 para revertir la situación y exportar más de lo que importan. La estrategia que tenían algunas automotrices que apostaron a la "guerra de precios" gracias a los autos brasileños era de aprovechar los 0 km "subsidiados" que recibían mientras se esperaba la recuperación de Brasil. Ahora, el panorama vuelve a complicarse porque si Brasil, en vez de crecer, se mantiene igual o cae, no habrá mejora de demanda que permita exportarle más. Ante esta encrucijada, se le preguntó al funcionario en cuestión cuál puede ser la salida. Fue contundente. "La única salida es que paguen y, esta vez, van a pagar", dijo convencido. El problema no es menor. Según un informe de la Universidad de Avellaneda, conocido este fin de semana, la deuda acumulada en conjunto por las automotrices ronda hoy los u$s600 millones.
• El problema es que quienes también pueden pagar por este desequilibrio son los consumidores. Como se mencionó, el incremento de las importaciones desde Brasil sirvieron para mantener los precios de los 0 km por la mayor oferta. Si se frena este ingreso y se pasa a un mercado de demanda, habrá consecuencias en los valores de los 0 km. Basta recordar que hace dos años, cuando por el cepo la importación de autos estaba limitada, había listas de espera en las concesionarias y abundaban los sobreprecios. Volver a esa situación no parece ser lo mejor. Una disyuntiva que comenzará a develarse en los próximos meses.
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