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Caos en la Ciudad por sindicatos en campaña
Pero ayer fue Asociaciones de taxistas porteños, referenciada con la CTA (también con candidatos en las listas de legisladores, aliados a Pino Solanas) la que se concentró en la Diagonal Norte camino al despacho de Macri.
Estacionados
«Ahora, de buenas a primeras, Mauricio Macri quiere privatizar las calles de la Ciudad, quiere hacer negocios. Pero nosotros, no tenemos agenda electoral, sino la agenda de los reclamos de los derechos que venimos a pelear», dijo el titular de ese grupo, Luis Fernández.
Los taxistas se estacionaron en varias esquinas porteñas, como avenida 9 de Julio y Lavalle, Corrientes y Cerrito y Belgrano y Jujuy, para confluir sobre la Diagonal Norte en una caravana que avanzó con lentitud. «Si este Gobierno autoritario, que gobierna para una minoría, no da marcha atrás, nos va a tener acá todas las veces que haga falta; antes y después del 28 de junio», anunció el capitán de la protesta. Aun queriendo eludir la oportunidad de la campaña electoral, también el titular de la Unión de Propietarios de Autos Taxi, Enrique Celi, se excusó con que «acá la política está a un costado, nosotros queremos trabajar puerta a puerta con los usuarios». Finalmente amenazaron con un paro general de la actividad luego de entregar un petitorio para que sea elevado al jefe de Gobierno porteño.
Pasado el mediodía, otra vez los cortes de calles complicaron la circulación y por un tiempo confluyeron en Avenida de Mayo y Bolívar, frente a la Jefatura de Gobierno porteño, los taxistas con sus bombos, autos y pancartas, junto a trabajadores del neurosiquiátrico Braulio Moyano que reclamaban contra el cierre de ese instituto, «obras en el neuropsiquiátrico y por la integridad de sus 1.200 pacientes». Esos empleados del Gobierno de la Ciudad primero se concentraron ante las oficinas del Ministerio de Salud porteño, frente al Obelisco, luego en las puertas del Palacio comunal y finalmente marcharon hacia la Legislatura en la semipeatonal Perú y Alsina.
En Trabajo
Además se agregó la manifestación de estatales y jubilados portuarios, pero en otra ruta, sobre la avenida Leandro Alem, hacia donde se movilizaron por la tarde para reclamar aumentos salariales frente al Ministerio. Fue allí que en un momento, en medio del barullo provocado por cánticos y acompañados por pirotecnia y el retumbar de los bombos, un automovilista atropelló a uno de los manifestantes que debió ser trasladado para su atención. Los empleados públicos afiliados a ATE realizaron la marcha que bloqueó el tránsito, y para agregar un clima más adverso a la campaña electoral, el gremio prometió piquetes al por mayor.
El titular de ATE, Pablo Micheli, aseguró que no será «la última manifestación que realizará el gremio» sino que en las próximas semanas «se cortarán distintos puntos de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires», en rechazo al 15% de aumento en los sueldos que otorgó el Gobierno para los estatales nacionales.
«Van a tener cientos de cortes de rutas, puentes y calles en los próximos días», amenazó el gremialista.
Finalmente alrededor de las seis de la tarde, un horario clave en la rutina porteña para el regreso de la jornada laboral y estudiantes, se paralizó el servicio de subtes completamente por un reclamo inusitado. Si bien las agrupaciones de izquierda que venían controlando el gremio de esos trabajadores, este año perdió la conducción a manos de la UTA, la paralización de las líneas se provocó cuando un empleado -ex delegado de esos sectores que todos integran listas electorales- fue suspendido y desoyó la sanción atrincherándose en un vagón de la línea H, hasta que las fuerzas de seguridad lo desalojaron, tras lo cual los activistas frenaron las circulación de las formaciones, generando largas colas de pasajeros para tomar micros, los cuales ya en ese horario suelen circular al límite de la capacidad y así se duplicó en tiempo el trayecto durante las horas que duró el paro.
En ese sentido la Unión Tranviarios Automotor (UTA), señaló mediante un comunicado que «de ningún modo» respaldaba las medidas tomadas por los empleados de Metrovías.
«El Sindicato repudia la actitud de este minúsculo grupo de personas que en reiteradas ocasiones han interrumpido el servicio sólo con fines políticos», dijo la UTA en el documento y que «este grupúsculo sólo está buscando presionar al Ministerio de Trabajo para conseguir objetivos políticos, que nada tienen que ver con los derechos de los trabajadores».
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